| Foto: Juan Carlos Sierra

OPINIÓN

Las debilidades en el programa educativo de Iván Duque

El pedagogo Julián De Zubiría considera una excelente noticia que la educación haya llegado al actual debate presidencial, pero lamenta que Iván Duque haya pensado tan poco en torno a los problemas y soluciones para la educación actual.

Julián De Zubiría Samper (*)
16 de mayo de 2018

Por primera vez en una campaña presidencial en Colombia, la educación ocupó un lugar de importancia. Se realizaron debates sobre el derecho a recibirlo y la estrategia para garantizarlo. Se discutió sobre el presupuesto para educación y ciencia, la educación inicial y la continuidad de los programas del actual gobierno. Es una excelente noticia que la educación haya llegado al debate electoral. De manera tardía, la clase política está concluyendo que no es posible el desarrollo sostenido si no hay transformaciones importantes y de largo aliento en la política educativa. A este cambio han contribuido de manera significativa las gigantescas movilizaciones estudiantiles que se han manifestado en torno a la democracia, la paz y el derecho a la educación.

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En la actual campaña presidencial, Germán Vargas Lleras optó por privilegiar la educación inicial, algo en lo que estamos muy atrás del promedio en América Latina y variable esencial de la calidad. Anuncia una excelente propuesta: la creación del viceministerio para la primera infancia.

Humberto de la Calle aportó profundos análisis que evidenciaron lo que todavía nos falta para consolidar el derecho a la educación en Colombia. Propone reformas estructurales al sistema educativo, al ICETEX, al programa Ser Pilo Paga y al sistema de evaluación de docentes y de universidades.

Sergio Fajardo, por su parte, asumió la educación como su principal bandera. Propuso realizar un gran pacto nacional para garantizar el cumplimiento del derecho a la educación y lograr la calidad de la que hemos carecido. También se comprometió a elevar la inversión en el sector en un 50% a lo largo de su gobierno y a invertir todos los recursos que se recuperen en la lucha contra la corrupción. Quiere impulsar un cambio cultural liderado por la educación y se compromete a invertir en ciencia el 1% del PIB. Hoy, esta inversión apenas alcanza el 0,29%, sin mostrar ningún aumento en los últimos 16 años.

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Gustavo Petro, por su parte, ha propuesto un Consejo Nacional del Saber, la ciencia y la cultura. Una vieja solicitud de la comunidad académica para garantizar la construcción de una política pública de largo aliento en educación y ciencia. Así mismo, se ha comprometido con reformar las facultades de educación y con la creación de un sistema educativo público y gratuito para garantizar el derecho a la educación de todos los estudiantes que culminan la educación media. En la actualidad, anualmente 240.000 jóvenes se quedan sin estudios superiores. Del mismo modo, tan solo el 10% de los que pertenecen al estrato uno, se vinculan a la educación superior. Será una meta difícil de cumplir, pero necesaria en toda democracia.

Varias de las propuestas mencionadas hasta aquí, han sido defendidas en otros momentos por los educadores y los académicos en la última década, por eso es particularmente destacable que salgan al debate en la actual campaña presidencial. En mayor medida si tenemos en cuenta que nuestro sistema educativo es desigual y de muy baja calidad.

La gran excepción la constituye la campaña del Centro Democrático. Iván Duque es el candidato que menos ha hablado de educación y a quien menos parece interesarle el tema. Sus fortalezas habría que buscarlas en otros campos, porque, indudablemente, éste es uno de los vacíos más protuberantes de su actual campaña a la presidencia. No asistió a la invitación que le cursaron los rectores para un debate en la Universidad de La Salle y tampoco envió a su fórmula vicepresidencial, como hicieron Petro, Fajardo y De la Calle. Faltó al debate sobre educación organizado por la Revista Semana y el cual debió realizarse entre Sergio Fajardo y Humberto de la Calle. Volvió a ausentarse del debate sobre la niñez, al que sólo asistió el candidato Gustavo Petro.

Es cierto que en esta ocasión se han realizado un número exagerado de debates y que les resulta imposible asistir a todos. Sin embargo, no es casual que el candidato del Centro Democrático haya huido de todos los que han abordado el tema educativo. La explicación es clara: su propuesta se limita a continuar lo que al respecto desarrollaron Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos como presidentes. Y todos sabemos lo poco que hemos avanzado en estos temas, particularmente en lo que tiene que ver con la calidad y equidad de la educación.

En educación superior, Duque es el único que continuaría la propuesta principal del gobierno del presidente Juan Manuel Santos conocida como Ser Pilo Paga. Todos los demás candidatos lo reestructurarían por completo o lo abandonarían, ya que les parece equivocado destinar cerca de 800 mil millones de pesos anuales para atender exclusivamente a un 2% de los egresados del bachillerato y quieren destinar dichos recursos a fortalecer la educación superior pública. Duque parece no considerar la educación como un derecho. De allí que en su programa aparezca como idea principal fortalecer el “ahorro programado para que la clase media garantice la culminación de sus estudios superiores”. Al parecer, su propuesta consiste en invitar al sector financiero a manejar los ahorros con destino a la educación de las familias. Así mismo, y en tanto su propuesta de condonación de deudas del ICETEX cubre a menos del 1% de los estudiantes universitarios (los que reciben grado Magna Cum Laude), no vale la pena comentarla.

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Pese a no estar incluido en su programa, estando muy cercanas las elecciones del 27 de mayo, ha lanzado la propuesta de “educación superior gratuita para los estratos 1 y 2”. Sin embargo, si seguimos sus discursos, podemos inferir que muy posiblemente su propuesta consistiría en educación virtual gratuita. La explicación la dio en Pereira, donde dijo: “No quiero una universidad que contamine el cerebro de los jóvenes y que los convierta en idiotas útiles de filosofías fracasadas”. Por ello, prefiere una educación pública gratuita, pero esencialmente virtual para los estratos 1 y 2.

Aunque fue establecido como uno de los desafíos del vigente Plan Decenal 2017-2026, el candidato del Centro Democrático es el único que no menciona la educación rural en su programa. Todos los demás candidatos analizan la cuestión y tienen propuestas novedosas al respecto. La ausencia del tema en el programa de Duque es grave, ya que la paz en Colombia no se conquistará si no volvemos la mirada hacia sus regiones. La deuda histórica con el campo en el sector educativo, seguramente se mantendrá en caso de que el candidato del Centro Democrático gane las elecciones. Una triste realidad para los jóvenes campesinos, pues hoy tan solo cuatro de cada cien alcanzan estudios universitarios. Lo que pasa es que la paz no está tampoco entre las prioridades del candidato, salvo que sea para “hacer trizas” lo que se ha logrado al respecto.

En educación básica, su oferta también es la misma que ha desarrollado el presidente Juan Manuel Santos: Le apuesta a la jornada única. Propuesta en términos generales positiva, porque es mejor tener a los jóvenes en las instituciones educativas que en las calles. Aun así, su impacto en la calidad de la educación será muy bajo mientras no se involucren previamente variables claves de la calidad como la formación de los docentes y la reestructuración del currículo. Sobre estos dos temas no hay una sola palabra del candidato Duque durante su campaña.

En el debate realizado en RCN, Iván Duque dio una respuesta que nos preocupó mucho a los padres de familia y a los educadores. Dijo que había que ofrecerles a las niñas “desde edad temprana, oportunidades de empleo y de emprendimiento”, ya que eso “también ayuda a generar una cultura de responsabilidad y prevención para que el tiempo ocioso no las afecte”. Puede inferirse que, a falta de un programa de educación sexual de calidad, equivocadamente concluye que la solución está en enviarlas a trabajar.

Con tasas de embarazo en el país cercanas al 18% de las jóvenes menores de 19 años, una tarea esencial de la educación será fortalecer la educación sexual para disminuir el embarazo juvenil. Sin embargo, es poco probable que suceda pues de tiempo atrás, algunos de los más importantes miembros de la campaña del Centro Democrático, han insistido en que las clases de educación sexual “estimulan la curiosidad y el deseo sexual de los niños y jóvenes” y por ello infieren que deben evitarse. De allí que tanto el ex procurador Alejandro Ordóñez, como Vivian Morales, se han opuesto a la educación sexual para los menores de edad. En un trino en Twitter lo expliqué de manera sintética: La alianza de Ordóñez y Morales con la campaña de Duque y Uribe es una alianza de “principios”, pero de principios del siglo XVI. 

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Al iniciar la campaña presidencial en el 2017, lancé la consigna: “Si tu candidato no sabe cómo cambiar la educación, cambia de candidato”. Ahora que está próxima a cerrarse, concluyo que hay una enorme ventaja: casi todos los candidatos, han dado muestras de que la educación les importa y que podrían aportar a su transformación. Muy seguramente, Iván Duque es la excepción.

*Director del Instituto Alberto Merani y consultor en educación de las Naciones Unidas. Twitter: @juliandezubiria