La adopción del inglés como lengua franca para comunicar desarrollos tecnológicos y científicos la ha convertido en una mediadora para aprender lenguajes de programación. | Foto: Cortesía CloudLabs

EDUCACIÓN

¿Hay que aprender inglés para aprender a programar?

El inglés se ha convertido en una lengua franca: publicaciones científicas, teóricas e incluso desarrollos tecnológicos son divulgados en este idioma. Pero en una de las áreas en las que más se nota su influencia es en la programación de sistemas. Este será uno de los temas a tratar en la Cumbre Líderes por la Educación.

8 de agosto de 2018

Big data, artificial intelligence, cloud computing, cybersecurity, Internet of things y blockchain son algunos de los términos más usados por investigadores, creadores de software y, en general, por quienes tienen en sus manos el desarrollo de nuevas tecnologías. A pesar de que todas estas acepciones han sido concebidas para nombrar nuevos y distintos campos de investigación y oficios específicos, todos comparten una característica: son expresiones creadas en inglés.

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¿Sus equivalentes en español? Si bien algunos han sido fácilmente traducidos, como inteligencia artificial, ciberseguridad e Internet de las cosas, otros, como big data, cloud computing y blockchain, han sido adoptados por el español como originalmente fueron creados. Este simple ejercicio, aunque superficial a primera vista, es una muestra patente de una tendencia global en ocasiones pasada por alto: la creación de conocimiento, especialmente el tecnológico, está en manos del inglés. Según W3Techs, más del 50% del contenido de los principales 10,000 sitios web en Internet está en inglés; el segundo en el escalafón es el ruso, que tan solo alcanza un 6,3%.

Según David Graddol, lingüista e investigador, en realidad el 80% del contenido online está en el idioma anglosajón. La consignación, creación y divulgación de conocimientos y desarrollos tecnológicos en inglés impone dinámicas que influyen tanto en la adopción de nuevas tecnologías como en el acceso al conocimiento. Según Arya McCarthy, doctoranda en Ciencias Computacionales en la Universidad John Hopkins, “las limitaciones al acceso de la información nacen por barreras del lenguaje y la infraestructura de Internet. Estos dos factores bloquean el acceso tanto al conocimiento general como a la investigación publicada”. Así, el acceso a la tecnología, su dominio y la posibilidad de construir conocimiento sobre nuevos avances está en gran medida supeditado al conocimiento de este idioma.

El resultado es más profundo y tiene más implicaciones de las esperadas. Según el estudio “English as Global Language: Problems, Dangers, Opportunities” (El inglés como idioma global: problemas, peligros y oportunidades), “si no existe un esfuerzo por crear una semántica científica en el lenguaje nativo de las comunidades nacionales de investigación, los países y sus culturas no serán capaces de absorber las ideas y el conocimiento que le sirve a la sociedad”.

La comprensión y aprehensión de nuevo conocimiento, entonces, dependería también de que este haga parte de un lenguaje y una estructura conocida por los hablantes nativos de cada nación.

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Programar en idiomas nativos

La adopción del inglés como lengua franca para comunicar desarrollos tecnológicos y científicos la ha convertido en una mediadora para aprender lenguajes de programación. Según History of Programing Languages, base de datos de este tipo de lenguajes, un tercio de estos ha sido creado en países angloparlantes. Si se tiene en cuenta que muchos lenguajes de programación escritos en naciones con otras lenguas han usado el inglés como base, la influencia de este idioma en la sintaxis y estructura de esta clase de lenguajes es aún mayor.

De hecho, su incidencia podría ser incluso estructural si se tiene en cuenta que, como en un árbol familiar, la mayoría de estos nuevos lenguajes comparten ancestros. Con la esperanza de crear un mayor interés por carreras tecnológicas, Joel Bryan Juliano, programador de las Filipinas, creó un programa que le permite a niños de comunidades de bajos recursos aprender las bases de la programación usando el tagalo, lengua nativa y predominante en su país.

Durante el desarrollo del proyecto, se encontró con uno de los principales retos: hallar la manera de “traducir” las estructuras sintácticas y gramaticales de los lenguajes de programación más usados. Para los jóvenes filipinos, comprender las estructuras de las expresiones y oraciones de esta clase de lenguajes era difícil. Según Juliano, la esencia de esta dificultad venía del lenguaje. “El tagalo es un lenguaje expresivo en el que muchas palabras pueden expresar un solo pensamiento, significado o cosa”. Para solucionar este impase, buscó un lenguaje de programación que se acercara a la estructura del tagalo. “Ruby se acerca más a la sintaxis del tagalo y por tanto usarlo para programar es más natural para quienes conocen esta sintaxis”, afirma.

“¡Hola, mundo!”

Un ejemplo de cómo se escribe “¡hola, mundo!”, uno de los programas más simples de programar usando ruby y el tagalo. Si se compara con el comando tradicional “if, then” en ruby, su estructura es ligeramente más complicada.

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Gustavo Morales, catedrático de la Universidad del Norte, reafirma la influencia del inglés en los lenguajes de programación, no solo por las palabras usadas, sino por su sintaxis. Sin embargo, recalca que su experiencia le ha mostrado que esto no supone una limitante para aprender a programar. “Yo lo vería como un incentivo. El inglés se ha convertido en un idioma de intercambio universal y aprender a programar sin conocerlo es una oportunidad para aprender el idioma del mundo”. Si bien aprender a programar no depende únicamente de entender el inglés, conocerlo supone, sin duda, menos obstáculos para acercarse a cualquier medio tecnológico.

Este será uno de los temas a tratar en la Cumbre Líderes por la Educación 2018, el evento más esperado del sector. Se llevará a cabo en Bogotá el próximo 19 y 20 de septiembre.

El artículo hace parte de la edición 35 de la revista Semana Educación. Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exterior, suscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita ?018000-911100.

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