Sin filtro
Alberto Linero y la sorpresiva respuesta de su padre, el día que le contó que iba a dejar de ser sacerdote
El periodista y escritor relató en Sin Filtro la anécdota con su padre el día que tomó la decisión de dejar el sacerdocio.

Alberto Linero periodista, escritor y panelista de Blu Radio, habló en Sin filtro en SEMANA y reveló detalles íntimos sobre su vida personal.
De forma abierta y espontánea, Linero confesó por qué dejó el sacerdocio, cómo conoció a la mujer que ahora es su esposa y cómo vivió el celibato.
Sin embargo, uno de los momentos que más recuerda fue cuando tomó la decisión de dejar el hábito y la manera en que le contaría a su familia que, como él mismo dice, es lo más importante en la vida.
“Mi papás son todo para mí, mi papi ya se fue y ya viajó al exilio eterno. Él significó todo para mí y siempre quise ser como él. Mi mamá todavía la tengo conmigo y ella me protegió toda la vida”.
Linero es el mayor de seis hermanos y con todos tiene una excelente relación. Con sus padres siempre tuvo la duda sobre si la decisión que tomó cuando joven les había incomodado.
“Mi papá me respetaba mucho y me quería, así que no dijo nada. Cuando uno ama la gente se hacen preguntas, pero se deja decidir a la gente”.
Agregó: “Yo nunca supe cuál era la percepción de mi papá sobre el sacerdocio, yo tenía la impresión de que mi papá vivía muy orgulloso de mí. Cuando me fui a retirar pensé que sería muy difícil para él porque Santa Marta es pequeña y el tema sería complejo”.

No obstante, reveló que cuando tomó la decisión de dejar el sacerdocio tomó la iniciativa de hablar con su papá cara a cara para contarle sobre su futuro. “Un día lo invité a un trago de esos que él tanto le gustaba, nos sentamos, le conté lo que haría y me dijo: no joda, a mi esa vaina nunca me había gustado”.
Linero recuerda mucho ese momento porque su padre, a pesar de que no le gustó la decisión que había tomado de joven, siempre lo respetó y lo acompañó durante décadas. Asegura que esa es una muestra de respeto, amor y contó que a su mamá si le gustó que se haya metido como sacerdote.
Cuenta que la relación con sus padres siempre fue la mejor y que con su papá tenía una amistad y que siempre quiso ser como él. Eso sí, contó que su padre le gustaba mucho la fiesta y que a él no.
“Mi papá era un man de esos que se inventaba un motivo para beber y armaba la fiesta. Yo era distinto y eso me ocasionaba tensiones y decirle que sería cura fue difícil, pero la pasamos bien por el amor”.
Agregó: “Cuando llegué al seminario lo dudé porque era muy rara esa vaina. Rezaban mucho y al segundo día quise regresarme. Pero me encontré un man que venía cantando y me impactó. Me invitó a jugar fútbol y encontré el lugar perfecto para mí”.

Esa crisis duró muy poco y se quedó por décadas en el seminario y como sacerdote. Sin embargo, con el paso del tiempo se cuestionó sobre muchas cosas que pasaban en la Iglesia Católica.
“Había relatos institucionales que a mi no me gustaban, algunas formas, yo era muy espontáneo y todo era como muy serio y eso me producía ciertos roces. Dudas que fui superando hasta que dije: quiero hacer otra cosa”.
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