Home

Gente

Artículo

Alicia Machado hoy tiene 39 años y hace meses consiguió la ciudadanía estadounidense. Desde su aparición en el debate le han llovido escándalos, pero después de tanto sufrir como reina y personaje público, poco se marea. | Foto: A.F.P.

PERSONAJE

Alicia en el país de las elecciones

Machado, el as bajo la manga de Hillary Clinton en el primer debate por el matoneo al que Trump la sometió hace 20 años, se convirtió en un personaje nacional

8 de octubre de 2016

Las vueltas que da la vida. Alicia Machado pasó los peores días de su existencia poco después de ganar el concurso de Miss Universo en 1996, y si alguien le hubiera dicho que las humillaciones y malos tratos que recibió entonces de Donald Trump le quitarían opciones para llegar a la Presidencia en 2016, seguramente habría estallado de la risa. Hoy, sin embargo, este debe estar confirmando que no hay enemigo pequeño.

El lunes 26 de septiembre, en el primero de tres debates presidenciales, Hillary Clinton trajo a cuento los nombres con los que Trump se refería en esa época a la venezolana: Miss Piggy (Cerdita) y Miss Housekeeping (servicio doméstico). Y al decirle que esa persona de la que había abusado tenía nombre, Alicia Machado, terminó de sacarse un as bajo la manga frente a más de 80 millones de telespectadores en Estados Unidos y otras decenas más alrededor del mundo. Clinton quería ponerle rostro al matoneo habitual de Trump contra las mujeres, los extranjeros y hasta los gordos. La candidata concluyó que Machado “hoy es ciudadana estadounidense y va a votar”.

Alicia se convirtió en la cuarta Miss Universo de Venezuela, un país que idolatra a sus reinas y las prepara como para una copa mundo. Ganó y dominó por su cuerpo, su vitalidad y su hermoso rostro cachetón. Donald Trump recién había comprado el concurso y dejó su impronta de inmediato. Para infortunio de la venezolana empezaba una nueva era, porque el magnate no había invertido para ser paciente y no sacarle dinero como plataforma publicitaria para joyas, vestidos, maquillaje, cuidado personal, destinos turísticos, ideas de lifestyle, entre otros productos y servicios.

Por su linaje y por su preparación bajo el régimen de Osmel Sousa, entonces el zar de la belleza en Venezuela, se asumió que Machado sería un éxito como reina. Pero tenía solo 19 años y sucumbió a la presión del neoyorquino, quien ya era famoso por su grosería. Se refugió en la comida, ganó peso y en medio de tormentas emocionales pidió un tiempo fuera. “Le dije a la presidenta de Miss Universo que necesitaba tiempo para recuperarme, descansar, hacer ejercicio y comer bien. Les pedí que me trajeran un médico para ayudarme con una dieta saludable y una rutina de ejercicios y me dijeron que sí. Me llevaron a Nueva York y me instalaron en un hotel. Pero el siguiente día me llevaron al gimnasio y quedé expuesta ante 90 medios de comunicación. Donald Trump estaba ahí. Yo no tenía idea de que eso iba a pasar”, le confesó al diario The New York Times en mayo.

Contra su voluntad, frente a las cámaras y un enjambre de reporteros, Machado tuvo que hacer ejercicio y saltar lazo mientras se derrumbaba por dentro: “Mi autoestima estaba por el piso. Es de lo peor que una mujer puede vivir”, le contó al periodista Anderson Cooper en CNN. “Después de ese episodio me enfermé, tuve anorexia y bulimia durante cinco años”, dijo. “En los últimos 20 años he ido a muchos psicólogos para combatir eso”, concluyó en su entrevista a The New York Times. Ese maltrato y esas consecuencias fueron demasiada tentación para Hillary y sus asesores, que decidieron acorralarlo con su caso en un debate en el que arrancó dando muestras de moderación y en el que fue perdiendo los estribos con el paso de las preguntas.

Como era de esperarse, una vez terminó el debate y las reacciones al caso Machado comenzaban a propagarse, Trump contraatacó. El magnate, cuyo estatus zigzaguea entre lo demente y lo indefendible, argumentó en Fox News que en ese entonces tenía que poner su tienda en orden y justificó la humillación. Añadió que Machado “fue la peor reina que tuvimos, absolutamente la peor. Ganó el concurso y engordó masivamente. Ella y su actitud fueron un verdadero problema”. Poco después arremetió en Twitter contra Hillary por su mal juicio al hacer de una mujer “repugnante” un símbolo de campaña. Y fue más bajo aún. Recomendó a los medios de comunicación buscar en internet el video sexual de Machado, específicamente el material del reality español La granja VIP, de 2005, en el que millones de espectadores la vieron tener relaciones sexuales con el actor español Fernando Acaso bajo las cobijas. El diario The Daily Mail añadió que todo sucedió mientras estaba comprometida con el jugador de béisbol profesional Bobby Abreu, quien acabó la relación apenas vio el show. A la imagen maltrecha de Machado se sumó que la venezolana también salió en la portada de Playboy tres veces.

Dispuesto a acabarla, Trump y su equipo sacaron a la luz otros episodios como amenazar a un juez, ser cómplice de un asesinato y tener un bebé con un narcotraficante, entre otros, ninguno de los cuales fueron jamás comprobados. Ella contestó, dijo que “no es una santa” y añadió que todo esto sucedió hace años. Y en todo caso, así todo eso hubiera sido cierto, la inmensa mayoría de los comentaristas, como Lucía Graves del diario The Guardian, coincidieron en que nada justifica los maltratos a los que Trump sometió a la venezolana.

En el balance, Machado no solo se convirtió en personaje nacional ahora que acaba de recibir su ciudadanía norteamericana, sino que la imagen de Trump recibió un duro golpe en tres grupos muy fuertes a la hora de votar: los latinos, las mujeres y las personas con sobrepeso. Vale preguntarse si Machado es solo una pieza en el rompecabezas, al que Clinton le sumará nuevos rostros en los dos debates que quedan por delante.