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Alejandro Landes asegura que no haber estudiado cine de manera formal le ha permitido tener una visión diferente y “romper reglas que ni siquiera sabía que existían”. | Foto: Archivo Particular

PELÍCULA

El hombre detrás de Monos, la película colombiana que triunfa en los festivales de cine

Alejandro Landes se considera más "un hacedor de películas" que un cineasta. Su más reciente filme, que se estrena comercialmente en agosto, ha tenido un exitoso recorrido por los festivales del mundo y tiene el apoyo de la misma productora que distribuyó Roma, de Cuarón, en Estados Unidos. Este artículo hace parte de la revista Jet-Set.

5 de julio de 2019

Acostado en una camilla, cargado por cinco mineros, no se preocupaba por el dolor que había llevado al doctor a diagnosticarle que, posiblemente, tenía una apendicitis. Sus lágrimas eran de tristeza y desesperación.

Si lo hospitalizaban, que era lo más seguro, se perdería una oportunidad única: una poco común confluencia de momentos y personas, que le había permitido llegar hasta allí, a la orilla del río Samaná, en el oriente antioqueño, con un proyecto que a más de uno le había asegurado era imposible.

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Alejandro Landes Echavarría, brasileño de nacimiento, colombiano de corazón, de padre ecuatoriano y madre antioqueña, pensó que su destino era entender el mundo... Y terminó filmándolo. Quizás porque su papá, un hombre estricto que exigía un comportamiento impecable en la mesa y prohibía ver televisión, era economista, la primera opción de Landes fue estudiar Economía Política en Brown University, en Rhode Island.

“Ahora pienso que a mí lo que me importaba eran las condiciones del desarrollo humano, tratar de entender lo que pasa en nuestros países y el porqué de la desigualdad”.

“Hice una película sobre la guerra, pero no quería que el público la viera desde la ideología, sino desde las vivencias”.

Su tesis sobre Cuba ganó un premio y llegó a las manos de uno de los editores del Miami Herald, Andrés Oppenheimer, ganador del Pulitzer en 1987. “Me llamó para que le ayudara en el periódico. Yo nunca había escrito en un diario, pero me contrataron, a pesar de que no sabía ni cómo se hacía una noticia”.

Oppenheimer comenzó a esbozar lo que hoy es un exitoso programa periodístico y se llevó a Landes con él. “Yo no sabía nada de televisión; es más, hasta tres años antes ni siquiera se podía ver en la casa, pero le dije que sí, y terminamos haciendo Oppenheimer presenta”.

Para él fue un gran aprendizaje y su primer contacto profesional con el mundo audiovisual. Pero, después de decenas de programas, cuando estaba a punto de concluir que el periodismo tampoco era lo suyo, el destino le dio una nueva vuelta. 

Foto: Los derechos de la próxima película del realizador colombiano ya fueron adquiridos por la distribuidora Imperative Entertainment, que ha trabajado con figuras como Clint Eastwood y Ridley Scott.

En 2003, Gonzalo Sánchez de Losada, político, empresario y uno de los hombres más ricos de Bolivia, salió de su país. Tuvo que interrumpir abruptamente su segunda presidencia, tras la violenta represión a una protesta que terminó con un saldo de 68 muertos y más de 400 heridos. Días después, Landes se lo encontró en Miami, en la casa de un amigo de su abuelo paisa.

Enseguida le contó a Oppenheimer, y el periodista le encargó buscar en Bolivia a uno de los más fuertes críticos de Sánchez de Losada: un dirigente campesino, de ascendencia indígena, que había ocupado el segundo lugar en las elecciones de 2002.

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Era un señor llamado Evo Morales y yo, que nunca había estado en Bolivia y no sabía nada de ese país, me conseguí el teléfono. Hicimos un programa con él, vía satélite desde Bolivia, y con Gonzalo Sánchez de Losada en los estudios en Miami; era como tener a Pinochet y a Allende en el mismo programa”, recuerda.

Desde ese momento, Landes tuvo la seguridad de que Morales sería presidente. Tanto, que dejó su trabajo en Estados Unidos (había conseguido una pasantía en un estudio en Los Ángeles), compró una cámara y viajó a Bolivia para filmar el ascenso al poder de quien se convertiría en el primer mandatario indígena en un país mayoritariamente indígena.

“Al principio éramos él, su secretaria, un conductor, mi camarógrafo y yo. Cuando terminamos, íbamos en un convoy de 60 camionetas y el hombre era presidente... Todavía lo es”.

“Hacer una película es un proceso tan largo que, cuando uno termina, no es la misma persona que era cuando empezó”.

Cocalero, el primer documental del cineasta que nunca había estudiado cine, fue nominado al Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance. “Esa fue como mi escuela, aprendí de mis errores”.

Tras ese éxito, tenía la confianza suficiente para emprender su primer largometraje de ficción, con base en la historia, real, de un hombre en silla de ruedas que decide secuestrar un avión. Porfirio, estrenada en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes en 2011, lo convirtió en cineasta, o en un “hacedor de películas”, como prefiere definirse.

¿Cómo nació ‘Monos‘?

Se dedicó a buscar historias que le permitieran desarrollar su visión particular. Y encontró la oportunidad de contar la guerra desde otro punto de vista en un grupo de muchachos inmersos en la violencia política colombiana.

“En Berlín me paró un grupo de chicos y, según ellos, mi película era el Apocalipsis Now de su generación. Es una guerra distinta, con un mayor grado de incertidumbre. En las películas de Vietnam o de la Segunda Guerra Mundial, las cosas son, de alguna manera, más fáciles: se sabe quién es quién y por qué pelea. Aquí no es tan claro”.

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Monos, la más reciente cinta de Landes, que se estrenará en Colombia en agosto, cuenta la historia de un grupo de muchachos, casi niños, encargados de mantener secuestrada en medio de la selva a una extranjera. Además, es la visión de Landes de la violencia, el aislamiento, el miedo y las relaciones humanas en medio de la selva y el río.

Durante meses buscó a los protagonistas de su película. Finalmente, entre unos 800 jóvenes eligió 30, con los cuales organizó un campamento en el páramo de Chingaza, al oriente de Bogotá. La mayoría de los actores son debutantes.

La producción había llegado a un acuerdo con el Ejército Nacional: si alguien se enfermaba lo evacuaban inmediatamente.

Poco a poco, y sin planearse, fueron llegando al proyecto profesionales con mayor trayectoria: Moisés Arias, un joven estadounidense de ascendencia colombiana, quien tuvo apariciones esporádicas en series como Everybody Hate Chris o The Middle, antes de convertirse en uno de los personajes principales de la exitosa producción Hannah Montana.

Julianne Nicholson, protagonista de series como Law and Order, Broadwalk Empire y The Good Wife. El director de fotografía Peter Zuccarini (Piratas del Caribe) y la compositora Mica Levi (nominada al Óscar por la banda sonora de Jackie). “Fue como cuando se alinean las estrellas, volver a tenerlos todos juntos es algo que seguramente no volvería a pasar”, reflexiona Alejandro. Por eso las lágrimas.

Foto: En el Festival de Cine de Transilvania, el jurado comparó ‘Monos‘ con clásicos como ‘Apocalypse Now‘ y ‘El señor de las moscas‘.

Esa mañana, en medio de los bosques que rodean el río Samaná, se despertó con un dolor tan fuerte que no le permitía ponerse de pie. La producción había llegado a un acuerdo con el Ejército Nacional: si alguien se enfermaba lo evacuaban inmediatamente. “Me dijeron que si no me llevaban a una clínica, el apéndice me explotaría en tres horas”.

La lluvia hacía imposible utilizar un helicóptero, por lo cual unos mineros artesanales, contratados como parte del equipo de producción, lo llevaron en la camilla monte abajo, hasta el municipio de San Francisco. “Fue muy duro. Si no podía regresar en un día, todo se iba al carajo”.

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Por fortuna, el diagnóstico no fue muy certero. Alejandro volvió a la locación y Monos finalmente vio la luz.

“Comenzó como una película mucho más chica y fue creciendo. En ningún momento tuvimos los recursos para planear algo como lo que finalmente se hizo. Nunca pensamos que iba a llegar a Sundance, que la compraran dos horas después de la primera proyección, que se distribuyera en 30 territorios, y que tuviera el respaldo de Participant Media (empresa encargada de distribuir Roma en Estados Unidos)”.

* Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set. Puede leer más artículos aquí