Cine
Emilia Pérez: Karla Sofía Gascón, la actriz trans nominada a los Óscar habló en SEMANA sobre su protagónico en la película
SEMANA conversó con Karla Sofía Gascón, la española que hizo historia como la primera actriz trans en ser nominada en la categoría de mejor actriz en los Premios Óscar por la película Emilia Pérez.

En medio de lágrimas de felicidad y acompañada por el director francés Jacques Audiard y su equipo, Karla Sofía Gascón recibió la noticia de su nominación a los Premios Óscar. La española, de 52 años, que interpreta los papeles de Manitas del Monte y Emilia Pérez en la película que lleva este último nombre, hizo historia como la primera actriz trans en ser nominada en la categoría de mejor actriz junto con Demi Moore, por su papel en La sustancia; Cynthia Erivo, por Wicked; Mikey Madison, por Anora, y Fernanda Torres, por I’m Still Here.
La histórica nominación de Karla Sofía por Emilia Pérez llega en medio de una ola de críticas a la película luego de su estreno en Latinoamérica. La cinta del director francés reúne una variedad de temas que han incomodado a sus espectadores: desde cirugías de reasignación de sexo y el acento de Selena Gómez hasta cuestiones tan delicadas como la desaparición forzada de miles de personas en México por cuenta de la violencia que ha dejado el narcotráfico. La falta de sensibilidad con la que se aborda este asunto ha sido el blanco de las críticas.

Emilia Pérez es un drama musical que narra desde la ficción la historia del narcotraficante Manitas del Monte, quien finge su muerte para poder iniciar su transición de género y convertirse en Emilia Pérez, una mujer que decide ayudar a las familias de los desaparecidos en México como una forma de resarcir el daño que hizo en el pasado.
La española lleva 39 años junto con su esposa, Marisa Gutiérrez, con quien tiene una hija de 13 años llamada Victoria Elena. Aunque Karla Sofía siempre se ha sentido mujer, su transición comenzó en 2018, cuando tenía 46 años. Ha pasado parte de su vida actoral entre México y España y es autora de Karsia, su libro semiautobiográfico.
A propósito del estreno de la película el 23 de enero en Colombia, SEMANA conversó con la actriz española.
SEMANA: ¿Qué le han dicho su esposa, su hija y su familia sobre su protagónico en Emilia Pérez?
Karla Sofía Gascón: Ellas llevan nueve meses en los que no han parado de ver la película y de recibir buenas noticias. El filme ya lo han visto todos en mi familia, hasta mis tíos, y están muy felices de todo lo que ha ocurrido, porque en España se estrenó hace mucho. Mi familia es muy crítica y ellos me han dicho que la película está bastante bien, y, si ellos lo dicen, es porque a lo mejor es verdad y está bien.

SEMANA: Usted es madre de una joven de 13 años y en su papel como Emilia Pérez también actúa como si fuera una madre. ¿Cómo concibe la maternidad?
K.G.: Lo primero que debemos entender es que Emilia siempre ha sido madre, porque, al final, ¿cuál es la diferencia entre un padre y una madre? ¿Debería haber una diferencia? Yo creo que no hay diferencia. En el mundo hay madres que no les pueden dar el pecho a sus hijos y les tienen que dar leche de fórmula, y eso no las hace menos madres.
Emilia quiere a sus hijos como debería quererlos cualquiera de sus progenitores. Personalmente, veo a los hijos como algo que no es nuestro. Hay muchas personas que ven a los hijos como si fueran objetos, como una extensión de sí mismos o como algo que les pertenece y a los que van a poder malear o modificar según sus propios intereses. Creo que tener un hijo es una responsabilidad muy grande, es traer una criatura a este mundo para que se desarrolle en esta vida y aprenda a valerse por sí mismo. Y esa es la única función que tienen las personas que están a su lado: la de darles amor, cariño y ayudarlos. Con la película me he llegado a imaginar lo que yo sentiría si un día alguien me arrebatara a mi hija. Por eso, para mí fue fácil sentir lo que sintió Emilia cuando le arrebataron a sus hijos. Esas escenas fueron de las más difíciles y duras de filmar.

SEMANA: Su discurso en los Golden Globes causó muchas reacciones. Háblenos sobre ese momento.
K.G.: Fíjate que a mí me gustó más el discurso que di en los premios de la Academia de Cine Europeo y que no ha tenido tanta relevancia en América. En ese discurso hablé sobre la importancia de que las familias les den amor a sus hijos y sobre la importancia del amor. Respecto a mi discurso en los Golden Globes, yo sí quería mandar un mensaje de esperanza. Por eso le pedí a Yves Saint Laurent que me diseñara un vestido con esos colores, naranja y amarillo, los colores budistas, porque yo quería hablar de la esperanza, de que la luz siempre gana sobre la oscuridad.
SEMANA: La forma como se aborda el perdón en la película ha provocado muchas críticas. ¿Por qué?
K.G.: Lo primero que hay que entender es que lo que ocurre en la película es ficción y, como es ficción, tiene una relevancia solo en la ficción. Ahora, personalmente, ¿qué opino sobre el perdón? Pues tengo mis diferencias. Hay cosas que yo jamás podría perdonarle a nadie y creo que nunca se pueden reparar los errores que se han cometido en el pasado, pero sí creo que se pueden hacer acciones diferentes desde otro momento de tu vida, y se juzgarán las acciones que hiciste mal y las que hiciste bien de la misma manera. Es obvio que no puede haber una balanza de una persona que ha cometido unos crímenes y ha masacrado a toda una población, y luego, porque les dé de comer a los gatitos en la calle, vaya a compensar todo lo que hizo antes. Me gustaría decir que soy una persona que puede perdonar y puede decir: “Sí, no pasa nada”. Pero si hay algo que me haya hecho un daño irreparable, no creo que se pueda reparar, es muy difícil. Cuando veo estas familias por la televisión a las que les han asesinado a sus hijos o que han vivido experiencias terribles y salen tan tranquilos en televisión diciendo “hay que perdonar”, realmente las admiro, porque yo no sería capaz. Soy un poquito más tirando para el otro lado, para el lado vengativo. Lo siento, pero es así, no quiero mentir.


SEMANA: Emilia Pérez se enamora. ¿Por qué siente que eso ha generado rechazo?
K.G.: Siento que esa relación lésbica entre dos mujeres ha pasado desapercibida en comparación con todo lo que ocurre en la película. También siento que es un tema muy bonito que hay que abordar más, porque te da a entender que ese amor lésbico, que antes se veía como algo asqueroso por ciertas personas, ahora se ve como algo maravilloso, hermoso y normal. A mí me da mucha lástima cuando veo a mujeres que insultan a otras mujeres porque son diferentes, cuando han sido también un colectivo que ha estado discriminado durante tantísimos siglos en la humanidad. Me da mucha lástima encontrar una persona con otro color de piel que insulta a una persona por su sexualidad o por con quién se acuesta. Me parece terrible que una población o una minoría que ha sido castigada castigue a otras minorías por puro egocentrismo. Eso de machacarnos entre nosotros me parece terrible.
SEMANA: ¿Por qué tanto odio hacia su personaje?
K.G.: Porque cada día hay más gente que es sinvergüenza y no mide sus palabras, le da igual todo y cree que puede destruir y odiar impunemente. Creo que tenemos que hacer un esfuerzo por promover el respeto en la sociedad, no podemos seguir dejando que nos irrespeten, eso no puede ser así, porque significa que estamos en constante peligro. Para mí, tolerar la intolerancia es acabar con la tolerancia.
SEMANA: ¿Se ha sentido en peligro desde que Emilia Pérez se estrenó?
K.G.: Hace poco recibí un mensaje desde alguien en México amenazándome, y a mí me da lástima que alguien pueda decir algo así. ¿Por qué no son capaces de decirme esas cosas en persona? Esas personas que me han amenazado van a salir siempre perdiendo, porque la que tiene la ley en la mano y la ley a favor soy yo, no las personas que me insultan ni las que me agreden. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a que en las redes sociales podemos decir lo que nos da la gana. Entonces, los invito a que vengan a intentarlo y que lo hagan al frente de la policía o de una comisaría o de un juzgado a ver qué tan machitos o hembritas son. También siento que a estas personas les da rabia porque yo soy una mujer fuerte y, como no me ven disminuida, les da aún más rabia.