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Por sus actuaciones en la cinta, Rachel Weisz (Sarah), Olivia Colman (la reina Ana) y Emma Stone (Abigail) están nominadas al Óscar.

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La historia real que inspiró la película 'La Favorita'

La película nominada a 10 premios Óscar y alabada por la crítica cuenta un episodio apasionante e intrigante, pero generalmente olvidado de la historia británica. Esto fue lo que realmente ocurrió.

23 de febrero de 2019

Aunque pocas, comparadas con los reyes, casi todas las reinas de Inglaterra tienen un puesto asegurado en la historia de la humanidad. Pero la reina Ana, que gobernó a Gran Bretaña e Irlanda entre 1702 y 1717, estaba relegada a un segundo plano, y pocas veces la literatura, el cine o la televisión se habían interesado en su historia. Hasta que La favorita, una película de Yorgos Lanthimos, nominada a diez premios Óscar, la rescató del olvido y la convirtió en un tema de actualidad.

Más allá de algunas exageraciones, de rumores dados por ciertos y de giros dramáticos ficcionados, la película cuenta una historia real y bastante apasionante. Se trata de la rivalidad entre dos primas por obtener el favor de la reina y, de paso, el poder.

Se llamaban entre ellas con apodos (Mrs. Freeman y Mrs. Morley) e intercambiaban correspondencia cariñosa. Cuando se convirtió en reina, la nombró guardiana del tesoro privado.

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Cuando Ana llegó al trono, en 1702, estaba casada con el príncipe Jorge de Dinamarca y arrastraba una tragedia: había quedado embarazada 17 veces, pero había perdido a 16 de sus hijos. Y el único sobreviviente, el príncipe Guillermo, había muerto a los 11 años. Por eso era una mujer deprimida, melancólica, bastante tímida y enferma: sufría de gota y de un padecimiento autoinmune que la obligaba a andar en silla de ruedas. Además, tenía muy baja autoestima y siempre buscaba aprobación.

Foto: La rivalidad entre Abigail Masham y Sarah Churchill por obtener el favoritismo de la reina Ana (centro) definió la política de comienzos del siglo XVIII en Inglaterra.

Como cuenta la película, Ana conocía a Sarah Churchill desde niña y había establecido con ella una relación cercana. Se llamaban entre ellas con apodos (Mrs. Freeman y Mrs. Morley) e intercambiaban correspondencia cariñosa. Cuando se convirtió en reina, Ana la nombró guardiana del tesoro privado y les confirió a ella y a su esposo, John Churchill, el título de duques de Marlborough. En poco tiempo, aprovechando la timidez de la monarca, Sarah se volvió la persona más influyente de la corte.

Abigail Hill, la otra protagonista, era prima de Sarah, pero a diferencia de lo que muestra la película, ambas se conocían desde mucho antes. Su padre había perdido su fortuna en el juego, y ella trabajaba como sirviente en residencias privadas. Hasta que la propia Sarah decidió llevarla al palacio de Kensington para que asistiera a la monarca en su alcoba.

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Los problemas comenzaron cuando la reina Ana (partidaria de los conservadores tories), empezó a notar que Sarah (una liberal o whig) intentaba influir en sus nombramientos para apoyar la causa de su esposo, quien lideraba a Inglaterra contra Francia en la guerra de sucesión española. Entonces, comenzaron a discutir bastante, hasta que Sarah, cansada, comenzó a ausentarse de la corte. Eso llevó a que la reina se acercara a Abigail, quien no solo apoyaba a los conservadores, sino que era mucho más amable y cariñosa que su prima. Así, la convirtió en su nueva confidente.

Sarah puso a correr el rumor de que Ana y Abigail tenían una relación amorosa. El chisme se esparció por la corte y le hizo bastante daño a la reina, pues su esposo acababa de morir.

A diferencia de la película, nunca hubo un envenenamiento. El punto de quiebre, en cambio, llegó cuando Sarah se enteró de que la reina había autorizado a Abigail a casarse con un noble (Samuel Masham), y que, además, le había dado 2.000 libras del tesoro privado. Enojada y herida, comenzó a pedirle a la reina mandar lejos a su prima, pero sus súplicas no funcionaron.

Entonces, puso a correr el rumor de que Ana y Abigail tenían una relación amorosa. El chisme se esparció por la corte y le hizo bastante daño a la reina, pues su esposo (que no aparece en la película) acababa de morir. Los liberales, incluso, compusieron una canción que fue muy popular en la época y que hablaba de cómo la reina se acostaba con una de sus damas de compañía.

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Ese, y la correspondencia cariñosa entre la reina y Sarah, puede ser el origen del rumor de que la reina era lesbiana. Pero aunque los historiadores han debatido esa duda por muchos años, la respuesta más aceptada es que no: la reina no habría sido lesbiana y el triángulo amoroso que muestra la película jamas habría existido. Aunque otros académicos consideran que es posible que sí lo hubera sido.  

El hecho es que ni con ese rumor andando, la monarca se alejó de su nueva favorita: Abigail. Desesperada, Sarah amenazó a la reina con hacer pública su correspondencia privada, en la que exponía varios de sus secretos. Pero fue su peor error: la reina la expulsó de la corte, sacó de su cargo a John Churchill y nombró nueva guardiana del tesoro privado a Abigail.

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Las cosas se quedaron así, hasta que la reina murió de un infarto en 1714 y todo volvió a dar un giro dramático. Abigail y su esposo salieron del palacio y se fueron a vivir al campo, lejos del poder. Mientras que los Churchill volvieron a la corte, donde se convirtieron en una familia cercana al nuevo rey Jorge I.

Casi 200 años después, uno de sus descendientes, Winston, guio a su país hacia la victoria en la Segunda Guerra Mundial.