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Afiche promocional de Lightyear, el personaje de Toy Story que tendrá su película en solitario
Afiche promocional de Lightyear, el personaje de Toy Story que tendrá su película en solitario | Foto: Foto suministrada a SEMANA

CINE

Lightyear, el personaje de Toy Story, tendrá su película en solitario: este es el primer tráiler

La historia del origen de Buzz Lightyear se estrenará en 2022. Aquí el primer avance.

28 de octubre de 2021

Ya se encuentra disponible el primer tráiler y póster de Lightyear, de Disney y Pixar, una película original que se estrenará el próximo 16 de junio de 2022. La aventura de acción y ciencia ficción presenta la historia del origen de Buzz Lightyear: el héroe que inspiró el juguete, presentando al legendario Guardián Espacial que ganaría generaciones de fanáticos.

Chris Evans (Knives Out, Avengers: Endgame) presta su voz a Buzz Lightyear: “La frase ‘un sueño hecho realidad’ se usa mucho, pero nunca había significado tanto en mi vida. Cualquiera que me conozca sabe que mi amor por las películas animadas es profundo. No puedo creer que pueda ser parte de la familia Pixar y trabajar con estos artistas verdaderamente brillantes que cuentan historias como nadie más. Verlos trabajar es nada más ni nada menos que magia. Me pellizco todos los días”.

Angus MacLane, director ganador del premio Annie y veterano animador de Pixar, quien codirigió Buscando a Dory en 2016, dirige Lightyear. La producción está a cargo de Galyn Susman, quien hizo el corto Toy Story: olvidados en el tiempo.

Este es el primer tráiler de Lightyear:

Toy Story

Antes de hacer “Toy Story” en 1995, el video más largo que Pixar había realizado duraba 5 minutos. No tenía un departamento de arte o editorial y su nómina no llegaba a 20 personas. Mucho ha cambiado desde entonces. Pixar se convirtió en el mayor estudio de animación del mundo y la saga sobre esta querida pandilla de juguetes, que lideran Woody y Buzz Lightyear, es la perfecta escala de medición de su crecimiento.

Pixar tiene más de 1.247 empleados y con cada nueva película ha ido modernizando su programa de computación, RenderMan, para acercar sus animaciones a la precisión de la vida real. “El plástico era nuestro amigo, era el único material que nuestro programa manejaba bien”, explicó Bill Reeves, supervisor tecnológico de la película y quien trabaja en Pixar desde 1986, en una presentación en los estudios en Emeryville, a las afueras de San Francisco.

Bob Polly, diseñador de producción, que lo acompañaba, recordó cómo en las primeras dos entregas de la saga las animaciones de “humanos eran muy difíciles”. “Con el paso de los años hemos mejorado. Las herramientas son mejores y creo que hemos llegado a un punto en el que son mucho más atractivos y menos extraños”, añadió Polly, que comenzó a trabajar allí en 1993.

El ejemplo más claro de la evolución de la animación es Andy, el niño al que pertenecen todos los juguetes de “Toy Story”. Desde la primera película hasta la cuarta, el cambio ha sido radical: ahora tiene cabello, una expresión facial y movimiento más real.

Bret Parker, que entró en Pixar en 1996 y ha trabajado en la animación Woody, Buzz y muchos de los personajes que han llenado la pantalla a lo largo de estas cuatro películas, coincidió con él. “A veces me digo ‘si tan solo hubiéramos tenido esta tecnología que tenemos ahora las hubiéramos hecho más ricas, más completas’”, dijo a la AFP. La lluvia es otro ejemplo: la escena que abre el cuarto filme es en una tormenta que parece real, lejos de los trazos toscos de la lluvia en la primera.

En cuanto a Toy Story 4, Manuel Kalmanovitz escribió para SEMANA en su momento: “La historia en esta cinta comienza donde terminó Toy Story 3: la pandilla de juguetes sigue junta, ahora en manos de Bonnie, una niña tímida de ojos muy grandes, que los cuida y que está a punto de comenzar a ir al jardín infantil. Tras su primer día allí, Bonnie regresa con Sporky, un juguete improvisado con un cubierto de plástico mitad cuchara y mitad tenedor, ojos saltarines y un alambre como brazo. Y cuando se hace muñeco, cobra vida sin poder entender qué pasó, con el choque que implica recibir el peso de una conciencia sin estar preparado. Eventualmente, Bonnie y sus padres se van de viaje, Sporky intenta huir y los demás van a buscarlo”.

“La tensión que existe para los juguetes entre las relaciones horizontales, de amistad y solidaridad, con sus colegas y las verticales, de entrega y sacrificio, con sus propietarios siguen siendo centrales, y acá terminan arrasadas por el terremoto individualista que caracteriza nuestro presente. Hay un par de chistes muy buenos, y el reconocimiento, oscuramente cómico, de que hay algo perturbador en la premisa de estos muñecos que cobran vida cuando los humanos no están viendo. Pero, a pesar de la pericia técnica y narrativa, esta cuarta entrega se siente no solo como una coda innecesaria a una trilogía que ya se había cerrado, sino como algo más triste aún: una negación de las ideas de amistad, heroísmo y sacrificio con las que se construyó la franquicia”, agregó.