Entrevista

Daniel Sancho: abogado de la familia de Edwin Arrieta revela detalles inéditos en SEMANA y cuenta como el chef español busca la libertad

Juan Gonzalo Ospina, abogado de la familia de Edwin Arrieta, el médico asesinado por Daniel Sancho, habló con SEMANA. Cuenta que no han recibido ninguna reparación y que el círculo del chef español sigue negando el crimen.

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8 de noviembre de 2025, 5:41 a. m.
MUN-ENT ABOGADO ARRIETA
Juan Gonzalo Ospina habló en SEMANA sobre el caso de Daniel Sancho. | Foto: SEMANA

SEMANA: Después de toda esta resolución del caso de Daniel Sancho, ¿qué nos puede contar sobre lo que está pasando con él?

Juan Gonzalo Ospina: En este momento estamos a la espera de que se resuelva el recurso de apelación; es decir, la segunda instancia. La defensa ha presentado sus recursos insistiendo en su teoría de la conspiración: que la Policía actuó mal y que se vulneraron los derechos de Sancho. Nosotros consideramos que esas afirmaciones no son ciertas y, en todo caso, no cambiarían el fondo del fallo. La sentencia a cadena perpetua está sustentada en los indicios y las pruebas que se practicaron durante el juicio oral: el alquiler de las dos habitaciones de hotel, la compra de cuchillos y bolsas, la forma en que preparó la habitación, todo muestra premeditación. Por eso, la idea de que se trató de una “muerte accidental” no tiene sustento y atenta contra la inteligencia humana. Confiamos en que la apelación confirmará la cadena perpetua.

SEMANA: ¿Qué saben de cómo es la situación de Daniel Sancho en la prisión?

J.O.: La información que tenemos hasta ahora es que está como un preso más. Las cárceles en Tailandia son muy estrictas y rigurosas. Algunos beneficios que se han filtrado a los medios no parecen reales. Me imagino que está compartiendo celda y en una situación nada fácil.

El defensor de la familia de la víctima cuenta cómo se consiguió la condena contra el chef español.
El defensor de la familia de la víctima cuenta cómo se consiguió la condena contra el chef español. | Foto: Europa Press via Getty Images

SEMANA: ¿Cómo nació la relación con la familia Arrieta?

J.O.: Muy espontáneamente. Me quedo sobre todo con Darling, la hermana de Edwin, que ha sido una voz de fe y fortaleza. Es una mujer con una devoción absoluta a la Virgen, con una fe sin límites. Hemos construido una relación muy cercana, tanto que a veces la llamo para preguntarle qué dice “la Providencia Divina”. Ella me contó que inicialmente no venía a vernos. Viajó a Madrid para reunirse con otros despachos, pero a última hora le recomendaron nuestro nombre. Vino un lunes por la tarde y desde el primer momento sentí una conexión espiritual. Cuando entró a la oficina, recién un mes después del asesinato, la vi destrozada por el dolor y también indignada por el tratamiento que algunos medios españoles dieron al caso: hubo racismo, homofobia e incluso insinuaciones infundadas sobre Edwin, como tantas veces se hace injustamente con los colombianos. Le propuse emitir un comunicado para proteger la dignidad y el honor de Edwin. Pero también le dije algo más importante: que debíamos buscar un despacho de abogados en Tailandia que fuera nuestra voz, nuestros ojos y oídos en el proceso.

SEMANA: ¿Y cómo fue esa búsqueda en Tailandia?

J.O.: Fue durísima. Le expliqué a Darling que sería un desafío encontrar un despacho allá: doce horas de diferencia con Colombia, seis con España, una barrera de idioma enorme y una cultura muy distinta, marcada por el budismo. Vi la angustia en su rostro y le dije: “No te preocupes, Darling. Nosotros en Ospina Abogados tenemos un equipo internacional, te ayudaremos a encontrar el despacho adecuado”. Y así fue. Tuvimos más de cien conversaciones con bufetes en Bangkok. Algunos pedían cifras desorbitadas, de hasta un millón de dólares, otros 100.000, sin contar extras por cada día adicional de juicio o incluso por fotocopias. Finalmente encontramos a los abogados correctos, que trabajaron con sinceridad y profesionalismo, y eso fue parte esencial del éxito del caso.

Edwin Arrieta fue asesinado por Daniel Sancho en Tailandia; sin embargo, su familia no ha recibido ninguna reparación.
Edwin Arrieta fue asesinado por Daniel Sancho en Tailandia; sin embargo, su familia no ha recibido ninguna reparación. | Foto: REDES SOCIALES

SEMANA: ¿Cómo está hoy la familia de Edwin Arrieta, después de tanto tiempo y tras la primera resolución del caso?

J.O.: Tenía muchas ganas de conocer directamente a los padres, más allá del contacto frecuente que mantengo con Darling, que es una mujer fuerte, un auténtico roble. Me encontré con unos padres profundamente abatidos, cargados de tristeza y tratando de sanar un dolor imposible de describir. El padre me pareció un hombre dialogante, agradecido, incluso con algo de alivio en la mirada al verme viajar hasta Montería para hablar con ellos. La madre, en cambio, estaba más afectada y retraída, más silenciosa. Fue un encuentro agridulce, pero me dejó una sensación de ternura y respeto. La familia sigue en una situación económica devastadora. Edwin era el sostén del hogar: trabajaba junto a Darling y se encargaba del sustento de sus padres, que estaban jubilados. De la noche a la mañana se quedaron sin ingresos. Y lo más doloroso es la falta absoluta de empatía por parte del entorno de Daniel Sancho. No ha existido ningún intento de reparación o apoyo, ni siquiera simbólico. Los abogados del acusado dicen que deben esperar a que la sentencia quede en firme, pero no hace falta esperar a una resolución judicial para mostrar humanidad. Si tienes medios económicos y un mínimo de sensibilidad, lo correcto sería acercarse, pedir perdón y reparar el daño.

SEMANA: Al parecer, los padres aún no sabían toda la verdad sobre lo ocurrido. ¿Eso sigue igual?

J.O.: Sí. Creo que las entrañas de lo que realmente llevó al asesinato de Edwin Arrieta no son conocidas públicamente, y no sé hasta qué punto sus padres logran dimensionarlas. Hay muchos detalles que no se han entendido del todo: cómo se conocieron Edwin y Daniel, los días previos al crimen, en Ibiza con amigos en común, o el hecho de que Daniel Sancho abandonara un viaje con su novia y la familia de ella para volar solo a Tailandia. Ese dato, que se menciona poco, evidencia la premeditación. No fue una casualidad.

Sancho y su familia habrían intentado mover sus influencias para poder tener beneficios en su condena.
Sancho y su familia habrían intentado mover sus influencias para poder tener beneficios en su condena. | Foto: SUMINISTRADA A SEMANA API

SEMANA: ¿Cómo fue la labor de la familia de Daniel Sancho?

J.O.: Hay dos figuras muy distintas en todo esto: Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo. El primer día del juicio me acerqué a Rodolfo, le hablé como padre de familia, con empatía. Pero desde entonces, y viendo sus declaraciones posteriores, es claro que ellos siguen aferrados a la teoría de la “muerte accidental” y a una supuesta conspiración policial en Tailandia. Yo lo digo con claridad: esa versión no tiene ninguna lógica ni coherencia jurídica, ni en España, ni en Colombia, ni en Tailandia. Nada de lo que ocurrió es compatible con un accidente. Daniel Sancho reservó dos habitaciones: en una dejó su ropa, y en la otra guardó cuchillos y productos de limpieza. Citó a Edwin para encontrarse allí. Las cámaras muestran cómo entra con él, lo mata, espera varias horas y luego procede a descuartizar el cuerpo. Si de verdad hubiera sido un accidente, habría podido llamar a una ambulancia, intentar ayudarlo, o al menos no ocultar el crimen. Pero mintió, intentó encubrirlo y manipuló la escena.

SEMANA: Daniel Sancho ha dicho en varios medios españoles que se inventaron muchas cosas sobre él. ¿Realmente fue así?

J.O.: No me gusta entrar a valorar lo que dicen o hacen, pero en este caso debo decir que no he visto pruebas de eso. Escuché que su entorno planeaba emprender acciones legales contra algunos medios, pero hasta hoy no conozco ninguna demanda que haya prosperado ni decisiones judiciales al respecto. En todo caso, no he visto demandas por calumnia o difamación relacionadas con este proceso. Por lo que yo viví durante el juicio, la mayoría de los medios españoles informaron con veracidad. En términos generales, los medios no inventaron nada: contaron lo que ocurrió. Lo que sí existe es una familia que sigue negando la realidad, que no ha pedido perdón ni ha mostrado voluntad de reparar.