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Vélez también parece estar de acuerdo con la idea de que en Brasil existe, efectivamente, un ala de educadores que usan las aulas como fortín político. | Foto: Fotomontaje Semana

BRASIL

El colombiano que llegará a liderar la polémica política de educación en Brasil

Ricardo Vélez liderará la apuesta de Bolsonaro por, como él mismo dijo, mejorar la calidad de la educación en Brasil extirpando "la basura marxista" de las aulas.

1 de enero de 2019

Un colombiano será uno de los mayores protagonistas de la era Bolsonaro. El 2019 junto con el presidente de Brasil se posesiona Ricardo Vélez Rodríguez, quien asumirá la dirección del Ministerio de Educación de Brasil. La tarea del colombiano podría ser una de las polémicas de la era del llamado Donald Trump tropical. El presidente electo prometió mejorar la calidad de la educación en Brasil extirpando "la basura marxista" de las aulas, en un mensaje de Twitter enviado este lunes, víspera de su entrada en funciones.

"Una de las metas para sacar a Brasil de las peores posiciones en los ránkings de educación del mundo es combatir la basura marxista que se instaló en nuestras instituciones de enseñanza", escribió el nuevo presidente. "Junto con el Ministro de Educación y otros [responsables] concernidos, vamos a evolucionar para formar ciudadanos y ya no más militantes políticos", agregó.

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Vélez también colgó igualmente un tuit este lunes, en el que celebra su deseo de que 2019 marque el inicio de "una nueva era" en el país sudamericano."Que 2019 sea recordado como el primer año de una nueva era en la cual la educación, la familia y los valores que cimientan la nación brasileña puedan regar nuestras esperanzas y hacer florecer el futuro grandioso que merecemos", escribió el colombiano.

A ese país el nuevo ministro llegó huyendo de la violencia del narcotráfico que se había instalado en Medellín, ciudad donde era profesor de la Facultad de Derecho en la Universidad de Antioquia en 1979. Las constantes amenazas y asesinatos de profesores fue motivo suficiente para tomar la decisión de irse de Colombia al país natal de su primera esposa. Pero esas tierras no eran ajenas a Vélez, pues había terminado una maestría en pensamiento brasileño entre 1973 y 1974 en la Universidad Católica de Río de Janeiro.

Cuando el presidente Jair Bolsonaro anunció su nombramiento el pasado noviembre, Vélez era profesor emérito de la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército. En Colombia enseñó literatura en la Universidad Bolivariana de Medellín y, luego de terminar la Licenciatura en Filosofía, hizo un curso de teología en el Seminario Conciliar de Bogotá.

Si bien su vida la ha dedicado a la academia, este bogotano no ha sido ajeno a la política. Una vez instalado en Brasil y por medio de un colega, participó como asesor parlamentario en la Asamblea Nacional Constituyente que resultó en la Constitución de 1988. De hecho, el nuevo ministro cree que el papel del intelectual no solo está en las universidades sino que su conocimiento debe ayudar a construir un país.

Ahora llega a ocupar una cartera que representa el seis por ciento del PIB de Brasil con la idea de fortalecer los institutos en los municipios y que, incluso antes de su posesión, se encuentra en el centro de una discusión que parece atravesar todo el continente: la libertad de enseñanza.

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Escuelas sin género:

Como candidato a la presidencia, Bolsonaro defendió el Proyecto de Ley 8180/2014, más conocido como “Escuela Sin Partido”. El proyecto buscaba garantizar la libertad de aprender sin “adoctrinamiento” ni “proselitismo político” que, de acuerdo con sus autores, ocurre en el país. Aunque el pasado 12 de diciembre “Escuela sin partido” fue archivado, el marcado respaldo del ahora presidente presagia que será revivido una vez comience la legislatura el 23 de enero. Esto es de esperar porque el mismo Vélez Rodríguez ha afirmado que desde su cartera, defenderá los valores tradicionales de una sociedad que él considera conservadora.

Vélez también parece estar de acuerdo con la idea de que en Brasil existe, efectivamente, un ala de educadores que usan las aulas como fortín político. “Desde hace quince años ha habido una polarización muy fea y la gran parte de la intelectualidad terminó entrando en el barco del socialismo”, explicó en entrevista con Blu Radio. Para Vélez, el proyecto “se trata de que en la escuela no haya una ideologización de los niños ni jóvenes. Que se les dé una formación humanística y para la ciudadanía, pero sin implantar una determinada ideología”.

Varios sectores en Brasil, incluido el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), denunciaron que esta ley no solo iba en contra de la libertad de cátedra sino que los educadores se sentían amenazados con la iniciativa, calificandola como una “ley mordaza” que obligaba a la autocensura.

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A esto se suma a otro ingrediente de la recién archivada iniciativa que tiene ver con la educación en sexualidad y género, una pelea que ha dado desde hace más de una década la bancada evangélica de Brasil. El Frente Parlamentario Evangélico, fundado en 2003, es un movimiento al que se adhieren parlamentarios de diferentes partidos para evitar el avance de políticas que estén en contra de su ideario, entre las que están la prohibición de la criminalización de la homofobia y la despenalización del aborto.

Uno de los argumentos que esgrime Vélez es que estas políticas “de arriba a abajo” no funcionan. Para él, el caso canadiense es un buen ejemplo pues allá se aprobó la enseñanza en género a nivel federal, pero los parlamentos de las provincias Ontario y Quebec han revisado estas políticas posteriormente. Para el ministro, la idea de que existan políticas de enseñanza en género es permitir que el Estado determine cómo debe actuar sexualmente a una persona ni cómo se educan los niños sobre estos asuntos. “Es una invasión del espacio privado de las familias por parte del Estado”.

Estas posiciones frente a la educación sobre la diversidad sexual resuenan más si se tiene en cuenta que, para el Ministerio de Educación, se había considerado a Mozart Neves Ramos, director del Instituto Ayrton Senna. Sin embargo, la falta de apoyo público de Ramos a favor del proyecto Escuela sin partidos habría causado molestia en los sectores evangélicos que apoyaron a Bolsonaro y que, de acuerdo con el censo de 2010, representan el 22.2 por ciento de la población brasileña.

Vélez, quien es un académico respetado tanto en Colombia, como en ese país llegó para asumir esa tarea y todo indica que no la tendrá fácil. 

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*Con información de AFP