Estados Unidos
Carolina del Sur podría revivir su planta nuclear abandonada con una oferta de 2.700 millones de dólares
La propuesta de Brookfield reabre el debate sobre si Carolina del Sur puede convertir un fracaso histórico en una apuesta estratégica.
Siga las últimas noticias de Estados Unidos en Discover: novedades, migración y agenda política

Después de ocho años de abandono y de convertirse en uno de los fracasos más costosos de la energía estadounidense, el proyecto nuclear V.C. Summer podría tener una segunda oportunidad.
Una oferta privada de 2.700 millones de dólares, junto con un Memorándum de Entendimiento entre Santee Cooper y Brookfield Asset Management, ha devuelto atención y urgencia al sitio.
Del fracaso multimillonario a la posibilidad de resurrección
El enorme complejo nuclear de V.C. Summer, abandonado en 2017 tras absorber más de 9.000 millones de dólares sin producir un solo megavatio, vuelve a estar en el centro del debate energético nacional.
Brookfield Asset Management presentó una oferta de 2.700 millones de dólares para intentar completar las dos unidades AP1000 que quedaron a medio construir, mientras Santee Cooper, la empresa estatal involucrada en el fallido proyecto original, busca aliviar la carga financiera que arrastra desde entonces.
El acuerdo entre ambas partes incluye un Memorándum de Entendimiento (MOU) que establece un periodo de 18 a 24 meses para realizar estudios de viabilidad técnica, comercial y regulatoria.
Durante este tiempo se evaluará si es realmente posible retomar la construcción de los reactores, que han permanecido expuestos a la intemperie durante casi una década.
Uno de los elementos más llamativos del MOU es que, si el proyecto avanza hacia una decisión final de inversión, Brookfield pagaría 2.700 millones de dólares en efectivo a Santee Cooper.
Además, la empresa estatal mantendría aproximadamente el 25 % de participación en una planta ya terminada, porcentaje que podría ajustarse dependiendo de los costos finales de construcción.

Los retos técnicos, regulatorios y económicos que definirán el futuro
Aunque la oferta representa una oportunidad financiera y un eventual impulso económico, estudios estiman más de 7.000 millones de dólares en impacto al PIB estatal y miles de empleos temporales y permanentes, la reactivación no será sencilla.
La infraestructura del proyecto debe someterse a inspecciones exhaustivas y el proceso de renovación de su licencia de operación ante la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) podría ser largo y complejo.
El diseño AP1000, protagonista del colapso del proyecto original, arrastra un historial de sobrecostos y desafíos de ingeniería en otros estados, lo que incrementa la incertidumbre sobre su finalización.
Brookfield, por su parte, apunta a un mercado muy distinto al de 2017, ya que hoy, la energía nuclear es vista como un recurso valioso para abastecer a centros de datos y grandes industrias que requieren electricidad estable y libre de carbono.
De concretarse, las dos unidades podrían aportar más de 2.000 megavatios, un valor estratégico frente a la creciente demanda eléctrica impulsada por la inteligencia artificial y la digitalización de la economía.
El proceso de evaluación culminará con un hito clave, pues el 26 de junio de 2026 será la fecha límite para que Brookfield emita una decisión preliminar de viabilidad.
A partir de allí, Carolina del Sur deberá enfrentar una pregunta central: ¿puede convertir el mayor fracaso nuclear reciente de EE.UU. en una plataforma energética de futuro, o está condenada a repetir su historia?


