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Así fue la visita de la JEP a jefes de la Farc en Pondores, La Guajira. | Foto: Charlie Cordero

ACUERDOS DE PAZ

Así fue la visita de la JEP a jefes de la Farc en Pondores, La Guajira

Dos magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) estuvieron hace unos días en ese espacio territorial que cuenta con la presencia de varios ex jefes guerrilleros, entre ellos Joaquín Gómez. SEMANA estuvo presente.

20 de marzo de 2019

Al mediodía del domingo 10 de marzo el sol era imbatible en Pondores, donde la sequedad de la vegetación sabanera da testimonio de la ausencia de lluvias en los últimos meses. El lugar está situado en el estrecho valle entre la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá, a unos 25 minutos del casco urbano de Fonseca, sur de La Guajira.

Los conecta una angosta vía por la que, de vez en vez, se dejan ver cultivos de algodón con pinta de que hubo mejores tiempos. En el trayecto, los conductores no se confían porque —como ocurre en buena parte de la región— un hueco artero en el pavimento puede sorprender y hasta arrebatar la vida.

Hasta allí llegó ese día una comisión de dos magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) quienes, junto con su equipo de trabajo y la compañía de organismos de protección y entes multilaterales, visitaron por primera vez un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (Etcr).

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Jovenes exguerrilleros juegan fútbol en la cancha del Etcr de la Farc en Pondores. Foto: Charlie Cordero / SEMANA.

Es una vereda en la que la vida transcurre en una parsimoniosa tranquilidad, aunque antes eso no era así. Meses atrás, bajo el comando de Iván Márquez, el bloque Caribe de las Farc, en especial el frente 59, todavía se enseñoreaba en esta región estratégica, que permite fácil acceso a la frontera con Venezuela situada apenas a 18 kilómetros, en lo alto de los Montes de Oca.

Hay quienes todavía recuerdan, años atrás, la parada militar de los miembros de esa guerrilla por las vías principales de Fonseca. Y tampoco eran los únicos. Por allí también pasaron, aunque con menor influencia, el Eln, el bloque norte de las AUC y bandas criminales como los Rastrojos y el Clan del Golfo.

Compromiso

Agrupados en Pondores, ahora conviven alrededor de 250 hombres y mujeres de las Farc que dejaron atrás sus armas tras la firma de los acuerdos de paz. El régimen de condicionalidad y reincorporación de sus jefes, exmiembros del secretariado y del estado mayor, es lo que fueron a verificar los togados de la Sala de Reconocimiento de JEP Julieta Lemaitre Ripoll —presidenta— y Roberto Vidal López.

Ello, en cumplimiento de lo suscrito y en el marco del caso 001, en el que se llama a la cúpula de la antigua guerrilla a responder por secuestros y desapariciones.

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Ambos jueces, junto con su equipo de trabajo, se desplazaron desde Bogotá (vía Valledupar) llegaron con el acompañamiento de la UNP y de la ONU. La visita se hizo a petición de la misma Farc, aprovechando que el lunes los magistrados oirían en audiencia reservada a Milton de Jesús Toncel, mejor conocido como Joaquín Gómez, en Riohacha. Él mismo, junto con Bertulfo Álvarez, alias de Juan Hermilo Cabrera, y Abelardo Caicedo Colorado, más conocido como Solís Almeida, se encargaron de recibirlos en un ambiente de cordialidad.


Joaquín Gómez (centro) y Solís Almeida (izq.) acompañan a la delegación de la JEP. Foto: Charlie Cordero / SEMANA

Tras los saludos de rigor, los recién llegados buscaron almorzar en el restaurante del espacio territorial. En una ventanilla al lado, en la Tienda Fariana, por 20.000 pesos puede comprarse un álbum en CD con la música del cantante de la Farc, Julián Conrado, quien hacía algunos días se había inscrito para aspirar a la alcaldía de su pueblo, Turbaco (Bolívar). "Es para ayudas de la manguera que necesitamos para poder garantiar el abastecimiento del agua", dijo la dependiente.

El menú, garrapateado en un pequeño tablero acrílico, contemplaba tres opciones: bandeja con res, pollo o cerdo, acompañados de sopa y una jarra de chicha de arroz. En medio del sopor y a pesar de la tozudez de las moscas, el grupo se tomó algún tiempo para comer, mientras sus anfitriones cruzaban con ellos algunas palabras y les esperaban un tanto ansiosos, aguardando una visita que llevaban meses esperando.

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Los comensales pagaron la cuenta de sus bolsillos y se dirigieron a una reunión preliminar en la que, pese a ser privada, se conoció que tanto Gómez, como Álvarez y Almeida dieron a conocer sus preocupaciones no solo en las carencias que tienen en esa antigua zona veredal, sino las condiciones jurídicas que los esperaban. De hecho, Estados Unidos los busca a los tres por delitos relacionados con el narcotráfico y ofrece 2,5 millones de dólares por cada uno de ellos.

Recorrido

Hacia las 2:15 pm la comisión y sus anfitriones iniciaron el recorrido que duró poco más de una hora. Los magistrados tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano cómo viven los excombatientes, así como algunos de sus proyectos productivos, que deberían ser claves a la hora de su reincorporación a la sociedad, pero que no han dejado de presentar inconvenientes, en parte, por el incumplimiento del Estado a la hora de entregar los recursos para financiarlos.

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Sin embargo no son los únicos con estrechez. En el presupuesto general de la nación, la JEP pidió 372.000 millones, pero le asignaron en ultimas 298.000 millones. Por ello, pese a que esta visita fue solicitada hace bastante tiempo por la Farc, las restricciones presupuestales y la falta de claridad en la minucia de las reglas del juego habían complicado la entrada en funcionamiento de este mecanismo.

La magistrada de la JEP Julieta Lemaitre (der.) y los exjefes de las Farc Bertulfo Álvarez (centro) y Solís Almeida (izq) en el Etcr de Pondores. Foto: Charlie Cordero / SEMANA

— ¿Cuál es su percepción en esta visita?
— Es la primera vez que la Sala de Reconocimiento está en un espacio territorial —dijo en el camino Lemaitre a SEMANA—. Tenemos el mandato de la Corte Constitucional, en la lectura que ese tribunal hace de los acuerdos, y el deber de vigilar el cumplimiento del régimen de condicionalidad, aunque esto todavía necesita un desarrollo.

— Su plan inicial era venir a escuchar la declaración de Joaquín Gómez en el marco del caso 001…
— La Sala decidió también que esta visita era parte de esa vigilancia de venir a ver cómo están viviendo, cómo están cumpliendo. Es muy satisfactorio verlos aquí.

— ¿Qué destaca dentro lo que ha podido observar?
— Que no están haciendo la guerra y teniendo una vida. Se ve todo un reto, pero también se ve la reincorporación y la esperanza, aunque también la frustración…

—  ¿Y esa frustración a qué hace referencia?
— A que esto es difícil, nada de esto es fácil y rápido. Es un proceso.

— ¿Desde aquí, cómo ha visto el cumplimiento del Estado frente a los que se han acogido al proceso de paz?
— No me corresponde verificar el cumplimiento del Estado en este momento, sino el de los comparecientes.

— ¿Cómo ha sido el de ellos?
— Yo los veo que están aquí, que están trabajando, que están desarmados. Hay un compromiso de los líderes de la antigua guerrilla de asumir un liderazgo y lo están haciendo. Eso es lo que uno puede ver en una breve visita.

En este punto la delegación ya había hecho el recorrido por para visitar la pequeña biblioteca y la  guardería, entre otras, pero en algunas tuvieron que conformarse con verlas desde afuera porque no encontraron a la persona que podía abrirles.

Llegaron entonces al taller de confecciones, el proyecto de mostrar en esta Etcr y único sitio con aire acondicionado, para alivio del calor que evidentemente sienten los visitantes. Luego fueron al museo de la Memoria, pero de nuevo atacó el olvido de las llaves.


De izquierda a derecha, Bertulfo Álvarez, la magistrada Julieta Lemaitre y Solís Almeida reciben una exposiciòn decómo funciona el taller textil de la Etcr Pondores. Foto: Charlie Cordero / SEMANA.


— ¿Es complicado para la JEP hacer este tipo de visitas?
— Este es el tipo de cosas que tenemos que hacer. La rama judicial, en general, no tiene la agilidad de la rama ejecutiva, incluso contractualmente, venir, conocer, viajar. Nosotros estamos haciendo lo mejor que podemos para cumplir con las obligaciones que nos crea el acuerdo de paz.

— ¿Pero hay una programación ya para seguir visitando los espacios territoriales?
— No, en realidad no estamos logrando hacer las visitas porque no tenemos el presupuesto ni la infraestructura. Pero lo que si estamos haciendo, tanto en las versiones voluntarias tanto del Ejército y Policía, como de las Farc, cuando hay una petición razonable como la edad de las personas o la dificultad para moverse, nosotros vamos y le recibimos la versión donde esté.

— ¿Cuál es aquí la consecuencia palpable de no tener aprobado aún el estatuto?
— A los abogados se les ve angustiados con el tema de que no saben cómo asesorar a sus clientes bien, porque sienten que no hay seguridad jurídica. Eso afecta definitivamente el caso —la magistrada Lemaitre es su relatora— y eso no debería estar sucediendo.

Al respaldo de la Tienda Fariana culmina el recorrido y tan cordialmente como se saludaron, se despiden anfitriones y visitantes. Algunos volverán a verse la cara al siguiente día en Riohacha, donde Joaquín Gómez habría de rendir versión libre en audiencia reservada. El completo silencio se posó de nuevo sobre Pondores

Entrada la tarde un trino del perfil oficial de la Presidencia de la República anunciaba la alocución presidencial sobre la posición de la Casa de Nariño sobre la JEP. Para aquel momento se materializaba el rumor que había circulado con insitencia justo ese día: el presidente Iván Duque habría de objetar el proyecto de ley estatutaria de la JEP. 

Joaquín Gómez dijo entonces, en diálogo con este medio, que “si el presidente objeta la JEP, columna vertebral de los acuerdos de paz, pues prácticamente se puede acabar con el proceso”.

“Hay un interés en acabar con la JEP, porque en ella hay que decir verdades. Le han limado las aristas más cortantes que afectarían a terceros implicados en el conflicto como financiadores, grandes empresarios o terratenientes. Por ello el fiscal (Néstor Humberto Martínez) impulsó quitarle la parte que decía que debían presentarse obligatoriamente aquellos que hayan tenido que ver directa o indirectamente con el conflicto”, añadió.

Bertulfo Álvarez, por su parte, recordó que este espacio territorial fue el primero visitado por el presidente Duque a pocas semanas de su llegada a la presidencia. “Necesitaba mostrar algo y lo mejor que hay en materia de reincorporación es este espacio, esa es una de las lecturas que se le pueden hacer a su visita. Estaba en un momento político en el que tenia que hacer, tras su posesión, los primeros movimientos”, dijo por su parte.

Si se conversa con los exguerrilleros, la gran mayoría suelen contar sus historias sin mayores prevenciones y, sin olvidar sus experiencias en la guerra, expresan que quieren buscar su espacio en la sociedad.

A Joaquín Gómez, guajiro que duró 47 años lejos de su tierra y alcanzó a comandar el bloque sur, lo respetan por su ascendiente y su historial, pero nunca fue su comandante. Quien lleva las riendas del día a día es Álvarez, quien fue el segundo de Iván Márquez en el Caribe, y es quien atiende las necesidades de su comunidad y administra los exiguos recursos con que cuentan.

Todos están atentos a que llegue agosto, fecha límite en la que los exmiembros de las Farc deben permanecer en los espacios territoriales y donde varias cosas deben estar resueltas, como las viviendas para las que ya la Gobernación de La Guajira puso recursos. Del éxito de la reincorporación en esta y otras regiones depende en buena parte que la paz alcanzada se mantenga para poder, de una vez por todas, dar la vuelta a esta página del conflicto armado en Colombia.