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Jesús Santrich

ENTREVISTA

"Uno fue el Santrich consciente que vio el abogado y otro el que subieron al helicóptero 40 minutos después"

No hay claridad sobre las circunstancias que agravaron al exguerrillero quien fue remitido al Hospital Méderi. Allí fue atendido y legalizada de su re-captura, luego lo retornaron al búnker de la Fiscalía. SEMANA reconstruyó con Benedicto de Jesús González, congresista de la Farc, lo que pasó el viernes en La Picota.

18 de mayo de 2019

SEMANA.: ¿Qué se sabe del estado de salud de Jesús Santrich que este sábado fue trasladado a la Clínica Méderi ?

Benedicto González: El último parte médico que tenemos indica que poco a poco va recuperando la conciencia. No habla pero reconoce cosas. Mueve la cabeza afirmativa y negativamente a preguntas que se le hacen. Está recuperando el nivel de conciencia aunque está entubado.

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SEMANA: El día de la recaptura, sobre las 11: 00 a.m., se conoció una carta de Santrich en la que relataba que le habían inspeccionado dos veces su celda. ¿En esa oportunidad cómo lo encontró quien recibió el documento?

B.G.: A las diez de la mañana estaba bastante tranquilo. Expectante porque se estaba dilatando su libertad. Aun así, estaba muy tranquilo. Él sabía que nosotros estábamos haciendo gestiones y que también ya había salido el habeas corpus que ordenaba su libertad inmediata. 

Estamos pidiendo que se reconozca el conflicto de competencia pero ni siquiera se nos permite radicar el documento. Santrich es congresista, su caso lo debe tomar la corte.

SEMANA: Entonces, ¿por qué se intenta suicidar si aparentemente, en ese momento, todo estaba bajo control?

B.G.: Con esa visita que le hacen los abogados, lo ponen al tanto de todo. Por ejemplo, se entera de la noticia de Catam, donde había unos aviones de Estados Unidos. Además, le cuentan que el presidente de la república estaba contemplando una alocución en la que declararía Estado de Conmoción Interior.

En contexto: ¿Qué tan ciertos son los rumores sobre declaratoria de estado de conmoción interior?

SEMANA: ¿No era un riesgo sabiendo que todo un rumor?

B.G.: A nosotros, fuentes de diferentes sectores políticos nos dijeron que la alocución desde Catam no sería para hablar del asesinato del exguerrillero Dímar Torres. La verdad es que al gobierno no le interesa la suerte de un excombatiente como para hacer una conferencia de prensa. Más raro aún fue cuando nos enteramos que habían convocado el cuerpo diplomático que debía estar allá sobre las dos de la tarde. Eso nadie se lo va a creer. Nosotros presentíamos que estaba la decisión de extraditarlo vía administrativa violando el orden constitucional. El mismo Uribe lo dio por hecho en Cúcuta. Allá dijo que la “extradición de Santrich sería el inicio de la reforma a la Justicia”. Esas decisiones tienen control constitucional posterior. Pero eso no evita que el envío se dé. Es una medida más bien simbólica. 

SEMANA: ¿En qué momento se enteran que Santrich está herido?

B.G.: Cuando el cuerpo de abogados empieza su trámite para salir del complejo carcelario les informan que Santrich está herido y que había perdido mucha sangre. Los prisioneros de los pasillos PAS A y PAS B, que son los de alta seguridad, reaccionan, protestan y eso y fomentan una reacción rápida. Ahora, médicamente, él no fue atendido inmediatamente.

SEMANA: ¿Con quién estaba Santrich en la celda cuando se hirió?

B.G.: Yo no puedo hablar de esos detalles porque nadie estaba con él. Él estaba solo en la celda. Nadie ni de seguridad, ni de confianza.

SEMANA: Nos han dicho que las heridas se las provocó con una cuchilla de afeitar, ¿es verdad?

B.G.: Posiblemente. Pero todo está por aclarar. Lo único que puedo decir es que Santrich ha dicho de manera reiterada que no se va a dejar extraditar. Normalmente cuando le preguntan cómo lo va a evitar, él responde: encontraré la forma. Ese es un principio de dignidad para él como revolucionario. No va a permitir ser juzgado por una justicia que no sea colombiana. Él ha dicho que prefiere morir aquí.

Podríamos decir que no veremos al Paisa e Iván Márquez en Bogotá hasta que este panorama no se aclare, la pregunta es: ¿se aclarará?

SEMANA: En qué momento lo sedan, ¿es una consecuencia del intento de suicido?

B.G.: Exactamente a las cuatro de la tarde del 17 de mayo Jesús Santrich estaba hablando con uno de sus abogados. Su defensa sale de la cárcel con una parte de sus cosas personales como bolsos y maletines. Se reúne con nosotros y el equipo de coordinación que teníamos instalado en La Picota. Nos informan que ya iba a salir. Santrich sale de la cárcel a las 4:40. Es decir, uno fue el Santrich consciente que vio el abogado, que daba instrucciones y, otro, el que subieron al helicóptero 40 minutos después del encuentro. Se veía disminuido física y mentalmente.

SEMANA: ¿Eso por qué sucedió?

B.G.: El abogado nos informó que la demora en esos últimos minutos se dio porque a Santrich le estaban poniendo una dextrosa por las heridas que había tenido. Nosotros creemos que en ese suero que le inyectaron, le pusieron una sustancia que lo dopó para la subirlo al helicóptero.

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SEMANA: Pero, ¿cuál sería la necesidad?

B.G.: Esa recaptura estaba preparada. Había que tenerlo débil física y mentalmente para llevárselo sin ninguna resistencia. Quienes lo conocemos sabemos que Santrich no es un hombre que se deje subir a un helicóptero de manera tranquila y, menos, sabiendo que ese podría ser su pasaporte a la extradición.

SEMANA: ¿Creen ustedes que esa sustancia que se le inyectó fue la que desencadenó al cuadro que hoy lo tiene en la Clínica Méderi?

B.G.: Hay que tener en cuenta que Jesús Santrich es un hombre medicado, que tiene síndrome de leber y epilepsia. Cualquier cosa que se le aplique puede tener activar la contraindicación.

SEMANA: ¿Qué pasa cuando él llega al búnker de la Fiscalía?

B.G.: Allá llega inconsciente. Cuando los abogados pueden verlo, a las siete de la noche, se encuentran a un Santrich tirado en una colchoneta que estaba en el piso del búnker. Junto a él, unos paramédicos atendiéndolo. Lo grave es que a esa hora, todavía no estaba consciente. De inmediato nosotros solicitamos la presencia de médicos de confianza que ingresaron a las 10:30 p.m. Cuando ellos entran coinciden con quienes lo veían: él no podía permanecer ahí. 

SEMANA.: ¿A qué hora se da el traslado? ¿Cuál era su estado a esa hora?

B.G.: Poco antes de las tres de la mañana. A esa hora ya estaba muy debilitado. Los médicos que lo vieron nos comentaron que estaba delirando, hablando incoherencias. Tal como quedó en el informe. Ahora, todo este tiempo que ha estado en la clínica no han permitido ingresar a un médico de confianza que esté al lado de él. Nosotros no confiamos en ninguna atención médica después de lo que ocurrió en La Picota. Por eso mismo solicitamos un examen de Medicina Legal.

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SEMANA: ¿Los tomó por sorpresa la recaptura?

B.G.: El equipo que ha estado al frente de la campaña Libertad para Santrich, veníamos haciendo nuestras valoraciones. Él es un prisionero político. Claro, nosotros contemplamos esa posibilidad. Hablábamos de un proceso gemelo después de que concluyera la situación en la JEP. No había pruebas y aunque se dio la posibilidad a la parte interesada de presentarlas no lo hicieron. Aun así, sabíamos que Néstor Humberto Martínez, el fiscal de los montajes judiciales, no iba a perder de manera tranquila. Pero una recaptura no la imaginábamos afuera, en la puerta de la cárcel. Creíamos que podía ocurrir en otro lugar.

SEMANA: Estados Unidos le entregó a la Fiscalía nueva evidencia que lo compromete...

B.G.: Sí, pero es un video que no resiste un peritasgo, un análisis técnico serio. Hay una voz en audio que no corresponde con los movimientos. Este video no corresponde con la realidad. Hay un montaje, pero sí siembra dudas alrededor de la credibilidad de Santrich. Con él, generan una matriz de opinión para que la gente diga: hay que extraditarlo.

SEMANA: Pero Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez, habría entregado más insumos...

B.G.: Lo que nosotros sabemos de él, es por los medios. Ahora, Marlon Marín es un agente de la DEA. Él no es un testigo protegido. Es un agente que ellos lograron ganar con unos propósitos claros: ser testigo contra Iván Márquez. La trampa original era contra él. Alguna vez desde Miravalle (Caquetá) él contó que a Marlon lo echó, le dijo váyase de acá que no lo quiero escuchar, no lo quiero ver. Todo lo que él diga habrá que confrontarlo. Eso tendrá que ser cotejado.

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SEMANA: No parece tan fácil...

B.G.: Igual como otros casos, son tantos montajes de Néstor Humberto Martínez, lo que se le han derrumbado. Este se caerá, pero él, quien controla al actual fiscal encargado, lo que buscan es ganar tiempo contra la Jurisdicción Especial de Paz (JEP). El objetivo es obligarla a que en la segunda instancia, tras la apelación, tuerza o cambie la decisión que se tomó en primera instancia.

SEMANA: ¿Qué se viene después de la recaptura?

B.G.: Lo primero que nosotros pedimos es que no se realizara la audiencia hasta que Santrich estuviera médicamente en condiciones físicas y mentales para comparecer ante ella. Es lo mínimo que puede pedir un prisionero pero no nos escucharon. Lo segundo es que la Fiscalía hace una maniobra engañosa y tramposa. Dice que la audiencia se va a realizar en Paloquemao, pero intenta realizarla en la habitación de la clínica donde están recluido Santrich. Ahora, la Fiscalía se ha negado a recibir los documentos que la defensa de Santrich está presentando. En ellos, denunciamos que hay un conflicto de competencias.

Este acuerdo no lo recompone nadie. Yo no pienso como aquellos que dicen que recogeremos las trizas de las trizas.

SEMANA: ¿A qué se refiere?

B.G.: La Fiscalía no es competente para juzgar o para investigarlo porque Santrich es un congresista. Él es un representante a la Cámara y de eso da fe un fallo del Consejo de Estado. Allí dice que él tenía intacta su investidura de congresista y que no se había posesionado porque había una causal de fuerza mayor que se lo había impedido. Entonces Santrich es congresista. Estamos pidiendo que se reconozca el conflicto de competencias pero ni siquiera se nos permite radicar el documento.

SEMANA: Apenas se conoció la noticia usted dijo: "Traicionaron el acuerdo y acabaron con la confianza de las y los excombatientes". Sin embargo, al final de la semana el partido Farc hizo un llamado a la calma....

B.G.: El partido llama a la calma y yo creo que no es momento para calmar. Recordaría aquellas palabras de Bolívar en la Junta Patriótica, antes de la primera independencia cuando dijo: "300 años de calma no bastan". O sea, 130 excombatientes no son suficientes como para seguir diciendo que tengamos calma. ¿Cuál será el límite entonces de muertos? 300, 400, 500 o 5000 como la Unión Patriótica. No he leído el comunicado del partido pero es momento para exigir el cumplimiento del acuerdo al Estado, la ONU, los países garantes y los notables. Yo no sé si eso es beligerante o radical, pero este acuerdo ha sido traicionado y en las bases de los excombatientes existe una desconfianza e inseguridad en lo físico, jurídico y socioeconómico.

SEMANA: Pero, ¿no hay cosas que avanzan?

B.G.: En las cárceles todavía tenemos más de 300 compañeros. Si llegaran a salir en libertad hoy, se encontrarían con que en agosto se vence el término de los Espacios Territoriales de Capacitación y Normalización (ETCR), de los alimentos y la renta básica. Eso quiere decir que salen a la intemperie jurídica, física y socioeconómica. No es tiempo para pedir calma.

SEMANA: ¿Es irreversible esa desconfianza?

B.G.: Este acuerdo no lo recompone nadie. Yo no pienso como aquellos que dicen que recogeremos las trizas de las trizas. El acuerdo está hecho trizas y lo peor está por venir. Cuando termine el proceso de Santrich, independientemente como termine, vendrán contra otros.

SEMANA: Entonces, ¿el Paisa e Iván Márquez nunca más aparecerán?

B.G.: Podríamos decir que no veremos al Paisa e Iván Márquez en Bogotá hasta que este panorama no se aclare, la pregunta es: ¿se aclarará?