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Las primeras pesquisas apuntan a que los dos uniformados a cargo del armerillo del batallón lograron vender 406 armas, muchas de las cuales, habrían sido utilizadas pora cometer asesinatos, hurtos y otros delitos. | Foto: Leon Dario Pelaez- Semana

ESCÁNDALO

El batallón que terminó armando a los criminales

Audios que muestran cómo fusiles y otras armas en poder del Batallón San Mateo, de Pereira, terminaron en manos de delincuentes de la región.

21 de marzo de 2015

Si el país se escandalizó por el robo de por lo menos 500 armas de fuego incautadas que estaban bajo custodia de la Tercera Brigada del Ejército en Cali, lo que venía ocurriendo en el Batallón San Mateo de Pereira parece ser aún más escandaloso.

Lo grave de ambos casos es que todas esas armas, aparentemente robadas de los armerillos de las guarniciones militares, fueron a parar a manos de bandas criminales y delincuentes comunes. Al parecer, según las autoridades, muchas de ellas están envueltas en delitos que van desde hurtos, extorsiones y homicidios. Con ese arsenal que retornó a las calles, se podría armar un frente de las Farc.

SEMANA tuvo acceso a los audios de las llamadas interceptadas por la Fiscalía en el caso del batallón de Pereira, que ponen al descubierto una verdadera mafia al servicio de temidas bandas criminales que operan en esa región. Todo está nítidamente documentado: desde la manera como negociaban las armas, el precio que pagaban por ellas y cómo invertían las ganancias. Las primeras pesquisas apuntan a que la red alcanzó a traficar 406 entre las que figuran 109 fusiles, 188 revólveres, 87 pistolas, 11 escopetas y tres subametralladoras.

Las autoridades llegaron al escándalo del San Mateo por accidente. Un grupo de investigadores que estaba desarticulando una banda criminal que operaba en el norte del Valle y Eje Cafetero, liderada por un temido delincuente conocido con el alias de Alex Toro,  decidió interceptar 52 líneas celulares por orden de la Fiscalía Primera Seccional de Buga (Valle). Entre ellas se detectó a alguien que proveía de armas a la banda y “se dieron a la tarea de atraparlo”, explicó Martha Janeth Mancera, directora de Fiscalías en el Valle.

Así llegaron al sargento segundo Jhon Freddy Gaviria López y al soldado profesional César Andrés Castro Eslava, quienes eran los custodios del almacén del Batallón San Mateo en el que se guardan 2.800 armas de fuego. Y tras comprobar las sospechas, detuvieron a los dos uniformados hace un par de semanas por los delitos de concierto para delinquir, tráfico y porte ilegal de armas.

Uno de los audios deja entrever que los dos militares no tenían escrúpulos a la hora de negociarlas. Pedían a sus clientes verificar la calidad de las mismas dentro del propio batallón. “Ponga cuidado, la vuelta es así de sencilla, ellos deben enviar un armero (experto en armas) para que pruebe el material”.

Las grabaciones ponen en evidencia que el de los fusiles incautados era uno de los mercados más movidos. Se oye al soldado César Castro negociar la venta de cinco fusiles Galil a 5 millones de pesos cada uno y exige que el negocio se haga pronto porque hay otros clientes, “ya hay alguien que ya miró los regalos para los niños”, dice.

En uno de los audios se infiere que la venta de armas con salvoconducto era otro frente de chanchullos en ese batallón. Un miembro de la banda de Alex Toro habla con el sargento Gaviria sobre la compra de un arma amparada. Lo insólito es que era para una persona con líos por narcotráfico. “Entonces yo le digo que es por Ley 30, ya le digo cuánto vale, qué arma están dando y le aviso”.

En las interceptaciones también quedó registrada la forma como se derrumbó la red criminal. En una de ellas se escucha al sargento Gaviria tratando de convencer a otro militar para que altere las actas con el objeto de evitar que los superiores se enteren del faltante de armas; al ver que no lo convencía, intenta sobornarlo diciéndole “deme un valor y yo le consigno esa plata ya mismo”.

Mientras las investigaciones avanzan, tres coincidencias rondan los escándalos en la brigada de Cali y el batallón de Pereira: en cada guarnición faltan casi 500 armas; muchas eran vendidas a criminales y por ahora el escándalo solo cobija a oficiales medios del Ejército.

Los audios

Armas amparadas. Alias ´Sebas´, miembro de la banda de ´Alex Toro´, habla con Gaviria sobre la compra de un arma amparada. Lo insólito es que el arma debe salir a nombre de una persona con líos por narcotráfico. “entonces yo le digo que es por Ley 30, ya le digo cuánto vale, qué arma están dando y le aviso”.



Debe enviar un armero. La grabación deja entrever que los dos militares les pedían a sus clientes que debían enviar a un armero (experto en armas) para verificar la calidad de las mismas, dentro del propio batallón. “Ponga cuidado, la vuelta es así de sencilla, ellos deben enviar un armero”.



Cinco galileos. En este audio queda en evidencia que la venta de fusiles era uno de los frentes más movidos. Se escucha a César Castro negociar la venta de cinco fusiles Galil a cinco millones de pesos cada uno y exige que el negocio se haga rápido porque hay otros clientes, “ya hay alguien que ya miró los regalos para los niños”.



Fusiles AK-47. Aquí se escucha a César Castro detallar la marca y el origen de los fusiles que le venderá. Si bien el militar se equivoca al afirmar que tiene Kalashnikov israelíes (son de fabricación rusa) lo importante del audio es que deja en evidencia que traficaban los fusiles Kalashnikov o más conocidos como AK-47.



"Tenemos 82 millones de pesos". Este fragmento detalla lo bien que marchaba el ´negocio´ de los dos militares. Se escucha cuando hacen un arqueo de caja y hablan de la venta de proveedores y que tienen acumulado 82 millones de pesos. “Usted tiene 81 (millones) y con lo de la tola (pistola) voy a pagar lo que usted debe acá de la cama”.



Arreglar las actas. Aquí los dos uniformados (Gaviria y Castro) empiezan a sentirse acorralados debido a la investigación que abrió el propio ejército, luego de enterarse del proceso que adelantaba la Fiscalía por el tráfico de armas desde ese batallón. En el audio se escucha a Gaviria cuando le dice a Castro que deben arreglar las actas del inventario de armas, pero reconocen que es un proceso difícil porque “son muchas… y pa´ saber cuáles son”.



Deme un valor y le consigno. Esta grabación deja en evidencia el desespero en el que se encontraba el sargento Gaviria, al sentirse descubierto. Trató de convencer a uno de los militares para que altere las actas y así evitar que se enteren del faltante de armas; al ver que no lo convencía, intenta sobornarlo diciéndole “deme un valor y yo le consigno esa plata ya mismo”.



Necesito uno acerado. En este audio se escucha a Jhon Freddy Gaviria negociando el cambio de un revólver que aparentemente es de hierro, por otro que sea corto y acerado. En la conversación sugieren varias marcas.



Mándeme foticos. En el audio se oye al soldado profesional César Andrés Castro hablando con un posible comprador de armas, quien le pide que le envíe unas foticos de la ´mercancía´, para verlas antes de la compra; pero Castro insiste en que no trabaja así.



El maíz para las gallinas.
Este audio más que incriminador, deja claro que en el fondo los dos militares tenían algo de escrúpulos, ya que no se comprometen con sus clientes a venderles munición para las armas. Castro le confirma a su interlocutor de nombre Sebastián que “no vende el maicito para las gallinitas”.