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Sede B del Colegio Distrital Manuela Beltrán | Foto: Cortesía. Concejal de Bogotá Martha Ordóñez.

EDUCACIÓN

El lío que enfrenta una sede de la Manuela Beltrán

Reparaciones en el colegio de Teusaquillo preocupan a los padres de familia, quienes piden que los alumnos sean reubicados temporalmente.

María del Pilar Camargo, periodista de Semana.com
24 de julio de 2013

En los últimos días, la sede del colegio distrital Manuela Beltrán, ubicada en Teusaquillo -en el centro de Bogotá-, ha sido el foco de las críticas por cuenta de varias reparaciones en su infraestructura física.

Mientras una concejal de la capital manifiesta que los niños “corren riesgo” al estudiar allí, la Secretaría Distrital de Educación asegura que las “zonas de obra se encuentran debidamente aisladas”.

En entrevista con Semana.com, la cabildante Martha Ordóñez habló sobre su denuncia. “Nace de un grupo de padres de familia, quienes se unieron para defender los derechos fundamentales de los niños en los colegios. Inicialmente, se acercan porque están preocupados por el retraso en el comienzo de las clases”, recuerda.

Efectivamente, la directora del colegio, Doris Vergara, le confirmó a este medio que los niños debieron comenzar su jornada escolar el 8 de julio, pero lo hicieron el 17. El retraso se debió a las remodelaciones. “Se acordó con los profesores y los padres que esa semana no había clase y en diciembre se reponía el tiempo perdido”, aclaró Doris.

Según un comunicado de la Secretaría Distrital de Educación, en el pasado mes de junio empezaron las “reparaciones de baños, pisos, cubiertas, instalaciones eléctricas, pintura y áreas exteriores”. “Su plazo de ejecución es de cinco meses, sin embargo, la Secretaría de Educación tiene programado entregarla a finales de agosto”, apunta la misiva.

No obstante, la cabildante rechazó que los estudiantes permanezcan en una institución educativa que se encuentra en plena remodelación. “La Constitución promulga la protección y el cuidado de los niños ante todo riesgo. ¿Quién nos garantiza que en el lugar donde se cambia todo, como techos, pisos y baños, los niños no corran riesgos?”, preguntó.

La funcionaria Martha, quien aseguró que celebra las mejoras en la infraestructura del colegio, explicó que, aunque las zonas de obra sí están demarcadas, “nadie garantiza que un niño de tres o cuatro años, en medio de su ingenuidad, vaya hacia allá”.


 Cortesía. Concejal de Bogotá, Martha Ordóñez.

Denuncian riesgos para la salud

La concejal Martha también denunció que los niños se bañan sus manos en canecas y “deben usar tapabocas por los residuos de la obra, los cuales pueden afectar su salud”.

“Hemos colocado unas canecas al pie de los baños portátiles y una toalla. Sí me parece un riesgo, pero tenemos que dar una solución, mantener los niños en las casas es más problemático. No todos los niños usan tapabocas, quienes los utilizan tienen gripa o algún virus. No hay polvo de ninguna clase”, respondió la directora de la institución, la cual ofrece estudios de preescolar y primaria a 800 niños.

José Toro, un padre de familia, le dijo a Semana.com que espera que este episodio no enferme a sus hijos y otros niños. “No he visto a niños enfermos (…) Hay que aclarar que no estaba previsto que se dieran clases mientras se ejecutaban obras como las del patio y los baños. Está complicado el asunto porque se levanta mucha tierra”.

Por su parte, Edwin Ordóñez, otro padre de familia y docente de la Secretaría de Educación, negó que haya riesgos para la salud de los menores de edad. “No hay riesgos en materia de salud que afecten a esa población escolar. Los niños que llevan tapabocas los portan porque sus padres tomaron esta medida ante posibles afectaciones respiratorias”.

Añadió que, en su opinión, el Distrito ha cumplido “todas las acciones sobre la prevención y el manejo de riesgos”.


 Cortesía. Concejal de Bogotá, Martha Ordóñez.

72 niños en un salón

La concejal también señaló que, según le relataron los profesores, “tres cursos están recibiendo clases en un mismo salón y al mismo tiempo”.

“Cualquier intervención que se realice debe impedir poner en riesgo la integridad de los estudiantes, y ante todo, garantizar que el servicio y el derecho a la educación se presten en condiciones de calidad, es decir, espacios adecuados para recibir clases, aprovechar sus descansos e ingresar al baño”, denunció Martha.

Al respecto, Toro afirmó que "los niños no tienen un lugar para hacer educación física y no cuentan con una cancha".

Frente a las críticas, Doris reconoció que en cuatro salones se atienden ocho cursos, esto, “para que los alumnos asistan normalmente a la institución”. Es decir, hay 72 niños en cada salón de esos cuatro. Doris también admitió que esta situación le resta calidad al aprendizaje. “Se dificulta la enseñanza, es más lenta”. Sin embargo, afirmó que “no se está vulnerando el derecho a la educación porque se atiende ese servicio”.

La rectora explicó las medidas que tomó ante la que llamó “emergencia educativa”. “La única modificación que se hizo fue programar dos recreos en las jornadas de la mañana y la tarde, debido a que el patio lo están interviniendo y la zona de recreación se reduce”.

“Siempre que se va a hacer una obra hay que pensar qué se va a hacer con los alumnos, para no generar un gran traumatismo. Lo más importante es la educación de los niños”, agregó la rectora, quien aclaró que cuando se aprobó la obra se “encontraba en una licencia por problemas de salud”. “Cuando me reintegré, el 8 de julio, la obra ya había comenzado. Yo no la hubiera permitido hasta no hacer el diagnóstico sobre qué íbamos a hacer con los estudiantes”, concluyó.

El Distrito defiende las remodelaciones al asegurar que se cumple con el tiempo de obra establecido. “Para no interferir con el avance de obra, se abrió una entrada por el costado noroccidental para el ingreso”, precisa el comunicado del despacho de Educación. La concejal Martha crítica esa solución temporal. “Es simplemente una pared rota, tal como se aprecia en las fotos”.


 Cortesía. Concejal de Bogotá, Martha Ordóñez.

Las soluciones

La rectora del colegio aseguró que en la próxima semana se le entregará más aulas a la institución. También dijo que se pidió a la Secretaría de Educación “el suministro de tres rutas en la mañana y tres rutas en la tarde, para sacar los cursos a la Plaza de Bolívar, al teatro, a conocer la ciudad”.

“Solicitamos una planta física cercana a la sede para trasladar allí a los niños de primera infancia”, añadió Doris en referencia a la petición de padres de familia como Toro, quien pide reubicar a los estudiantes. "Aunque la obra es muy necesaria porque el colegio está acabadito, queremos que la Secretaría de Educación nos colabore para trasladar los niños a otro lugar o sacarlos a jornadas pedagógicas”.

En ese sentido, Ordóñez, el padre de familia, aclaró a este medio que el salón comunal y el restaurante comunitario, cercanos a la sede remodelada, “hacen parte del colegio Manuela Beltrán”. De esta manera, esos espacios, dice, deberán disponerse para el uso escolar cuanto antes.

Finalmente, el padre también confirmó un posible traslado de niños entre los 3 y los 5 años, a una casa cercana a la institución. “No está confirmado aún, tienen que aprobar las condiciones de la vivienda”.

Semana.com intentó comunicarse con Juan Guillermo Jiménez, director de construcciones de la Secretaría de Educación, pero no respondió a los llamados.