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Luis Carlos Vélez y Germán Efromovich | Foto: SEMANA

LA ENTREVISTA

“No pongo mis manos al fuego por nadie”: Germán Efromovich

Germán Efromovich se destapa. Asegura que lo quieren sacar de la empresa y que su socio principal, Roberto Kriete, es un hombre sin escrúpulos.

Luis Carlos Vélez
8 de febrero de 2020

Esta semana se conocieron detalles del escándalo de Airbus, uno que guarda muchas similitudes con el de Odebrecht por haber obtenido millonarios contratos a través de sobornos en el mundo. Las investigaciones, llevadas a cabo por las autoridades de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, señalan que un alto empleado de Avianca habría recibido parte de las coimas. Germán Efromovich, socio mayoritario de la aerolínea, habla sobre el tema y la guerra interna que lo tiene sin voz ni voto en la compañía que él mismo rescató. Una novela de alto vuelo.

Luis Carlos Vélez: Actualmente, ¿cuál es su relación con Avianca? 

Germán Efromovich: Hoy, técnicamente, tengo poco más del 51 por ciento de las acciones económicas de Avianca y 78 por ciento de las acciones con derecho a voto. Esas acciones están pignoradas por un préstamo, y, por una orden judicial de Nueva York, perdí cualquier derecho de actuar como accionista. En 2019 recibí una orden judicial que me ordenaba que ni podía entrar al edificio. 

L.C.V.: Muchos no entienden aún cómo es que usted, que era el dueño de Avianca, queda por fuera de la empresa. ¿Cómo es esa historia? 

G.E.: Simplemente, me hicieron un préstamo; y por la fluctuación de las acciones en el contrato estaba escrito que, si no hay suficiente en el colateral, usted puede tomar parte de las acciones y venderlas en el mercado para recuperar su dinero y tomarse la compañía. Quien prestó el dinero fue United que usó a Kingsland, porque United, por acuerdos laborales, no puede ser dueña de una compañía por fuera de Estados Unidos. Eso se hizo, inclusive, violando un acuerdo laboral. El préstamo fue de 450 millones de dólares y no hubo default en el pago. Nosotros nunca dejamos de pagar la deuda. 

L.C.V.: Eso suena a una pelea interna muy dura por el control de Avianca… 

G.E.: Sí. Eso se llama hostile takeover o adquisición hostil. A mi manera de ver, están utilizando a la corte de Nueva York de forma maquiavélica para tomar el control de la compañía. Pero la jueza, que es muy buena, ya se está dando cuenta. Hoy no creo que Kingsland quiera que le paguen, sino quedarse con el control de la empresa. 

"Quiero volver a Avianca a terminar mi tarea. No puedo permitir que se tomen de esta manera un ícono nacional".

L.C.V.: Usted demandó a Roberto Kriete por decir que la aerolínea estaba quebrada, algo que bajó el precio de la compañía. ¿En qué va la demanda?

G.E.: Yo no demandé a Kriete ni podría. Y es importante que quede claro que yo no hablo en nombre de Avianca. En ese caso, como interesado y perjudicado indirectamente, yo vi a un individuo que dentro de la legislación penal de nuestro país estaba cometiendo un crimen que se llama pánico económico. Lo único que hice fue ir a la Fiscalía para pedir que se investigara si se cometió o no ese delito. Desde el primer momento, Kriete quería tomar esta compañía. Él nos demandó a mi hermano y a mí porque queríamos hacer el negocio con United y ahora está de amores con ellos. Tiene un ego que no sé si le alcanza al tamaño de Trump y una arrogancia sin igual. Es una mezcla de celos, envidia y ganancia. Un señor que para mí no tiene valores ni principios. 

L.C.V.: Las autoridades francesas dicen que el caso de corrupción en la compra de aviones Airbus por parte de Avianca ocurrió antes de 2016. En ese momento, usted estaba frente a la empresa.

G.E.: Yo agradezco al Señor que esto haya ocurrido, aunque no es bueno para Avianca, porque toda esta historia me da la posibilidad de hablar. Esto comenzó a finales de 2014 en un almuerzo en el que vinieron a visitarme funcionarios de Airbus. Querían hablar sobre el futuro de Avianca, y lo que yo les digo es que podemos crear un plan de diez años si me garantizan un precio equivalente a las grandes compañías, y que podemos establecer un contrato de largo plazo que asegure que Avianca renueve su flota.

L.C.V.: ¿Y qué pasó?

G.E.: Ya iban a vencer los contratos de arrendamiento de alquiler de los aviones; entonces, pensando a futuro, quería hacer una compra grande teniendo en cuenta a Brasil en donde estábamos creciendo mucho. Pero les dije que iba a hacer una licitación en la que participaría Boeing y les avisé para que todo fuera transparente. En el proceso se abrieron los sobres en frente al auditor, porque si no Boeing no iba a creer y hubiese pensado que lo estaba usando para bajarle el precio a Airbus. Así se hizo el proceso de licitación que duró casi un año. Nosotros también teníamos negocios con Boeing. El contrato se cerró y fuimos Hernán (Rincón), (Gerardo) Grajales y yo para darles el último apretón (ya había ganado Airbus) y cerrar la cuenta. Eso fue en 2016. En 2005 yo le dije a Airbus que para qué tenía un agente si nosotros negociábamos con ellos siempre directamente. Si después de que firmamos el contrato Airbus decidió pagarle a alguien arriba, abajo, en cualquier parte, no lo sé. 

L.C.V.: Las autoridades francesas dicen que hay un alto funcionario de Avianca que recibía pagos por la compra de aviones de Airbus. ¿Quién es esa persona?

G.E.: No lo sé. Si Airbus pagó, pagó por imbecilidad porque no había motivo para pagar. Cuando el tipo va y confiesa a cambio de una multa, cuenta todo. Airbus tiene el nombre y tiene correos de gente de Avianca. Lo que yo no entiendo es por qué Avianca, en vez de contratar abogados para hacer una investigación, no va oficialmente al Gobierno francés y a Airbus para decirles: si ustedes tienen el nombre de alguien en Avianca que es criminal, díganmelo para sacarlo. ¿Para qué van a pagar abogados?, ¿para investigar qué?

L.C.V.: Si Avianca le pide colaboración para investigar, ¿usted apoyará las pesquisas? 

G.E.: Lógico. Yo ya se los dije, pero no sé en qué puedo colaborar. Dentro del proceso les puedo decir que nos sentamos, que negociamos, que hicimos el contrato y que KPMG estuvo involucrado.

L.C.V.: El Departamento de Justicia se guarda el derecho a investigar individualmente a cualquiera en el caso de corrupción en Airbus en el que se menciona a Avianca. ¿Usted tiene información de que el Departamento de Justicia haya hablado ya con alguien en Avianca?

G.E.: No. Nadie tiene acceso al Departamento de Justicia. No consigo ni saber cómo está el proceso que Avianca inició con la investigación de El Salvador por corrupción.

L.C.V.: ¿Sospecha de alguien de esa época?

G.E.: Hasta puedo sospechar, pero sería totalmente injusto mencionar un nombre. En los países en donde no hay pena de muerte es porque en la duda usted puede matar a alguien sin querer. Yo nunca seré arbitrario en mencionar ningún nombre.

L.C.V.: Entonces sí sospecha de alguien, solo que no me va a decir quién es…

G.E.: No sé. Yo estoy entendiendo esto hasta ahora. No sabemos en qué nivel fue; sin duda que no es el portero ni el mensajero, pero, de cualquier manera, no me atrevería…

L.C.V.: ¿Usted confía en su exvicepresidente financiero Gerardo Grajales? 

G.E.: Hasta tener pruebas en contra, yo no tengo ninguna evidencia para no confiar en Grajales. Pero, al mismo tiempo, no pongo mis manos al fuego por nadie porque no sé. Si usted se casa con una mujer y es de su entera confianza, pero su mujer le pone los cuernos, ¿usted cuándo se da cuenta?, el marido es el último en saber. Ahora, yo no tengo evidencias y sería totalmente irresponsable de mi parte insinuar cualquier cosa. Si algún día algo así aparece, sería un cuchillo en la espalda. 

L.C.V.: ¿Usted siente que, por la pelea interna en Avianca, van a utilizar este escenario para terminar de sacarlo de la compañía?

G.E.: No creo. No veo cómo. 

L.C.V.: Después de todo esto, a pocos les quedarían ganas de volver a Avianca. ¿A usted le gustaría regresar?

G.E.: Claro que quiero volver a Avianca, quiero terminar mi tarea en Avianca. No puedo permitir que un ícono nacional de este tamaño, que fue construido de la nada cuando nadie la quería, en donde trabajan 4.500 familias colombianas, y que ayudé a construir con mi humilde participación en un momento en el que era todo lo que tenía se lo tomen de esta manera y que todavía digan que hicieron algo. Hay mucho por hacer que ni siquiera lo imaginan porque no tienen la visión. No se olvide que al presidente, Anko, lo escogí yo. Yo hice ese proceso antes de que me sacaran, hice las entrevistas. Y cuando me sacaron mantuvieron mi recomendación. Usted sabe que nosotros pasamos por el mayor paro de la industria de la aeronáutica y lo superamos. Eso nos costó casi 300 millones, Venezuela lo superamos y nos costó también casi 300 millones. Esta compañía conseguimos mantenerla con un agujero de 600 millones con caja positiva, para que venga un señor a decir que se está quebrando para bajar las acciones en su beneficio. Eso no.