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Iván Cepeda

ENTREVISTA

“Revertir el acuerdo de paz no será fácil”: Iván Cepeda

El senador, quien participó en el proceso de paz con las Farc y ha sido activo en la mesa con el ELN y en la construcción de un marco legal para la desmovilización del Clan del Golfo, habló con SEMANA sobre estos tres procesos de cara a la nueva realidad política.

14 de julio de 2018

SEMANA: Usted tuvo un papel protagónico en el proceso de paz con las Farc. ¿Cómo percibe la posición del nuevo presidente Iván Duque frente a ese tema?

IVÁN CEPEDA: Hasta ahora he visto mucha ambigüedad en el discurso. Por un lado, el nuevo presidente hace llamados a la reconciliación, pero, por el otro, su bancada en el Congreso y algunos episodios del empalme muestran otros hechos preocupantes. Creo que de fondo hay una doble realidad: un lenguaje políticamente correcto del nuevo mandatario y una actuación políticamente incorrecta de algunos de los sectores que integran su equipo político.

SEMANA: ¿Los dos tonos del uribismo a los que se refiere se deben a dos visiones o a una estrategia política?

I.C.: Creo que en el uribismo hay dos visiones del país y de la paz. Una, la de los exponentes más característicos de la extrema derecha que usan expresiones como “hacer trizas los acuerdos” y, otra, la del nuevo presidente que quiere oxigenar la política. El bloque que eligió a Duque parece menos proclive a la reconciliación que él mismo.

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SEMANA: ¿Cree que la derecha tiene posibilidades de revertir el acuerdo de paz?

I.C.: Revertir el acuerdo de paz sería un profundo desgaste para el país, pues este tiene diques que le permiten contener esos intentos de destruirlo.

SEMANA: ¿Como cuáles?

I.C.: El primero es la comunidad internacional. En días recientes, a través de su enviado Eamon Gilmore, la Unión Europea aseguró que evaluará con el presidente entrante el estado de implementación del acuerdo. Y Christine Lagarde, presidenta del FMI, le dijo personalmente a Duque en Washington que ese y otros organismos multilaterales confiaban en la continuidad de lo pactado en la firma de la paz. Otro dique de contención está compuesto por el Congreso y la Corte Constitucional: la continuidad de los acuerdos ya es una obligación consagrada constitucionalmente y echarlos para atrás sería muy complejo. Y el último dique es la ciudadanía, que está muy activa movilizándose, defendiendo los logros del proceso de paz y oponiéndose a la violencia.

SEMANA: Usted fue compañero en el Senado del nuevo presidente y ambos tuvieron una relación cordial. ¿Alguna vez hablaron de la paz?

I.C.: Sí, tuvimos varias conversaciones sobre la paz, sobre la implementación e incluso sobre las divergencias entre quienes apoyamos la paz y su bancada. Una gran virtud de Duque es su disposición para hablar y escuchar.

"el paramilitarismo ha seguido como lógica, basado en la conformación de ejércitos particulares para lograr determinados fines"


SEMANA: Usted también ha hecho parte de los acercamientos entre el gobierno y el Clan del Golfo para una eventual desmovilización colectiva. ¿Cómo percibe la actitud del uribismo frente a esa realidad?

I.C.: Es importante aclarar que ahí no hay ninguna negociación, sino unos acercamientos y un marco jurídico ya existente, en el entendido de que a comienzos de 2016 esa organización manifestó interés en acogerse a la justicia. Lo que falta es entrar en la dinámica de esa desmovilización que, si se logra, sería clave para estabilizar el posconflicto. El Clan del Golfo es la organización armada más grande que existe en el país y desmovilizarla debería ser parte de una política de Estado.

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SEMANA: El otro proceso en el que usted ha participado es el que se adelanta con el ELN. ¿Cómo ve el panorama?

I.C.: En sus declaraciones públicas el presidente electo primero habló de acabar el proceso, después de condicionarlo de una manera muy drástica y, por último, de hacerlo de forma menos drástica. Lo que veo es que aún no ha tomado una decisión concluyente sobre el tema. Lo que indica la sensatez es que después de años de haber mantenido un diálogo y construido una mesa con posibilidades de desenlace exitoso, lo razonable sería mantenerlo abierto. Si Duque logra cumplir el acuerdo con las Farc, avanzar con el ELN y consigue la desmovilización del Clan del Golfo, sería considerado como el mandatario que consolidó la paz completa. El otro escenario es involucionar a un estadio de violencias que seguramente sería más anárquico que lo vivido en el pasado.

SEMANA: Usted hace parte del Polo Democrático, que integrará de la coalición minoritaria de oposición a Duque. Teniendo en cuenta que Colombia estrena Estatuto de la Oposición, ¿cómo se está organizando esta en el Congreso?

I.C.: La oposición será una bancada menos minoritaria de lo que se cree y tendrá mucha visibilidad por cuenta de la nueva realidad jurídica. Después de ser congresista durante dos periodos, en los que a veces me sentí solitario, hoy tenemos una bancada por la paz y la democracia que va a contar con cerca de 50 congresistas entre ambas Cámaras. Estos, en total, tienen más de 300 asesores que, junto con los parlamentarios, estarán trabajando en la implementación de la paz y en el control político. Ahora, también hay que considerar que muchos sectores liberales y de La U defendieron con ganas la paz y seguramente no tragarán entero. El 20 de julio radicaremos 15 proyectos pendientes en la implementación, como las curules para víctimas o la reducción en cotizaciones de salud para pensionados.

"El nuevo presidente dice que va a gobernar sin ‘mermelada’, pero conociendo algunos de mis colegas, no tengo claro cómo es que de un momento a otro va a cambiar la cultura política"


SEMANA: ¿Petro será el líder de la oposición?

I.C.: Gustavo Petro y Ángela María Robledo tienen el peso que les da haber tenido más de 8 millones de votos. Sin embargo, será una oposición convergente, pero pluralista. Cada bancada tendrá su vocero.

SEMANA: Pero es claro que por ahora el gobierno Duque tendrá mayorías, lideradas por el Centro Democrático…

I.C.: No creo en la idea de que habrá una mayoría aplastante. El nuevo presidente dice que va a gobernar sin ‘mermelada’, pero conociendo algunos de mis colegas, no tengo claro cómo es que de un momento a otro va a cambiar la cultura política o cómo muchos de los que están acostumbrados al intercambio de favores burocráticos vayan a volverse ahora políticos de convicción.

SEMANA: El otro tema de coyuntura es el asesinato de líderes sociales. ¿Qué hacer para que no los sigan matando?

I.C.: Es muy difícil pensar que los asesinatos tienen un carácter sistemático. No se puede pensar que en todo el país estén ocurriendo hechos similares contra personas que se han dedicado a defender la Constitución de 1991 y que no haya determinados puntos de coordinación entre los asesinos. ¿Por qué en la víspera de la posesión de un nuevo gobierno se agudiza el exterminio? ¿Es coincidencia que diferentes actores regionales decidan actuar en contra de los líderes en el mismo momento? La otra solución es la fórmula que se ha dicho hasta la saciedad: llevar el Estado a zonas tradicionalmente afectadas por el conflicto.

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SEMANA: ¿Por qué el Estado se niega a aceptar la sistematicidad?

I.C.: Esa pregunta nos lleva a cuestionarnos también si hay agentes del Estado involucrados en estos asesinatos o si estos se deben a operaciones encubiertas. Me llama profundamente la atención la existencia de la denominación Águilas Negras. Como lo puse en Twitter, ¿alguien conoce un comandante de las Águilas Negras? ¿Algún campamento? ¿Algún capturado? La respuesta es no.

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"Duque podría ser considerado el mandatario que consolidó la paz completa"



SEMANA: Frente al paramilitarismo, ¿usted cree que este se reactivó o nunca desapareció?

I.C.: Más que estructura, el paramilitarismo ha seguido como lógica, basado en la conformación de ejércitos particulares para lograr determinados fines. Atacar la restitución de tierras, asesinar políticos, combatir la sustitución voluntaria de cultivos o defender la economía ilegal son propósitos de esas redes paramilitares. Ojalá esas prácticas paramilitares no se conviertan en estructuras como lo fueron las AUC.

SEMANA: A comienzos de este año, la Corte Suprema cerró el caso contra usted por presunta manipulación de testigos y sugirió investigar a Álvaro Uribe sobre ese tema. Sin embargo, el uribismo lo sigue culpando de manipular. ¿Qué opina?

I.C.: La corte ha actuado de manera diligente y ajustada a la ley. Sus conclusiones muestran que en Colombia la Justicia sí puede operar, y que no hay ningún “gran colombiano” que pueda evadirla. Emprender ataques contra la corte porque está haciendo su tarea es una manera clara de desconocer el Estado de derecho. Eso es lo que han venido haciendo algunos al insinuar una eventual manipulación a los magistrados.