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Después de seis años, el martes, en una inusual rueda de prensa, terminó el ciclo del profe, a quien la mayoría, incluso los jugadores, le reconoce su prudencia, decencia, mentalidad y liderazgo.

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La salida del Profe Pékerman

José Pekerman se convirtió en un ídolo nacional. El fin de su ciclo generó una batalla entre los periodistas deportivos y puso los reflectores sobre los dirigentes, señalados de manejar el proceso de forma poco clara, como algunos negocios en la federación.

8 de septiembre de 2018

En la última década el mejor antídoto del país contra la intensa polarización política fue la selección de fútbol, que generó unión, orgullo y hasta algo de identidad. El líder de esta renovación, que volvió a llevar al país a dos mundiales tras 16 años de sequías, tiene nombre propio: José Néstor Pékerman.

Después de seis años, el martes, en una inusual rueda de prensa, terminó el ciclo del profe, a quien la mayoría, incluso los jugadores, le reconoce su prudencia, decencia, mentalidad y liderazgo. Pronto las redes sociales se inundaron de mensajes de cariño para despedirlo, pero también para criticar y especular por la forma como la dirigencia decidió darle un portazo al técnico más ganador en la historia.

Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), dijo que “no hubo ningún motivo diferente a una decisión personal del profesor. No tocamos temas personales, ni cuestionamientos a Pascual Lezcano (mánager del cuerpo técnico). Simplemente, se da cumplido un ciclo exitoso”. Pero Pékerman, por el contrario, salió al ataque y dijo que desde hace mes y medio estaba en el país, esperando a los directivos de la federación para definir su continuidad. Visiblemente molesto como pocas veces, sentenció que “la cantidad de mentiras y barbaridades que se han dicho, pocos países lo hacen. Es una decepción muy grande”.

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A sus 69 años el entrenador argentino dirigió 78 partidos, de los cuales ganó 42, empató 20 y perdió 16, con un rendimiento del 62 por ciento. Si bien para muchos, incluso para los dirigentes, este era un ciclo cumplido, su despedida levantó una polvareda sobre temas del pasado en los que estarían comprometidos directivos y empresarios.

La relación entre los directivos de la FCF y Pékerman estaba fracturada desde antes del reciente Mundial, no solo por la independencia con la que manejó el equipo, al que ni siquiera los periodistas deportivos consagrados tenían mucho acceso. Una de las críticas –y hasta denuncias– más fuertes giraba en torno a su mánager, Pascual Lezcano, de quien se dice promocionaba jugadores en las convocatorias que luego eran vendidos a importantes clubes, a cambio de beneficios para él. Los críticos también señalaron al empresario venezolano Norman Capuozzo, cercano a Lezcano y representante de varios jugadores, como Johan Mojica y José Izquierdo, que aterrizaron a último momento en la nómina para Rusia.

Curiosamente, un día antes de la rueda de prensa, en los medios se filtró el malestar de la federación con el equipo técnico por gastos sin su visto bueno que podrían superar los 150.000 dólares. Eso enfureció a Pékerman, y el cuerpo técnico lo vio como una jugada sucia para ambientar su salida.

En todo caso, la salida de Pékerman dejó abiertas grandes heridas difíciles de cerrar y puso en evidencia la poca transparencia con la que se maneja el fútbol colombiano.

Si bien Jesurún aclaró que no tenían plan A, B o C para Pékerman porque siempre contaron con su continuidad, SEMANA conoció que, por el contrario, ya se barajaban nombres y que hubo algunos contactos. Detrás de todo esto, también hubo un juego de poderes en la dirigencia. Jesurún aplazó la salida de Pékerman hasta que Juan Carlos Osorio anunciara su fichaje con Paraguay, pues entre los colombianos era el reemplazo natural. Sin embargo, esta decisión habría empoderado a Álvaro González, mandamás de la rama aficionada y cercano a Osorio. Ahora, el futuro de la selección es incierto, tanto es así que en los partidos amistosos de este fin de semana estuvo al frente el director técnico de una de las selecciones juveniles.

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Ahora bien, este pésimo final de una era sirvió de telón para que surgieran denuncias contra algunos de los directivos del balompié en torno a enormes negocios como los derechos de televisión, la reventa de boletas o patrocinadores.

El contrato para las boletas de las eliminatorias a Rusia, en el que se habría presentado un desvío masivo para su reventa en 7 de los 8 partidos, tiene a los directivos del fútbol y a los funcionarios de las empresas Ticket Shop y Ticket Ya en la mira de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).

Varios directivos y exdirectivos le dijeron a SEMANA que por el contrato de la venta y distribución de las boletas los empresarios habrían pagado 4.000 millones de pesos, y que el entonces presidente de la federación, Luis Bedoya –a la espera de sentencia en Estados Unidos por los escándalos en el Fifagate y la Conmebol– habría liderado la operación junto con Rodrigo Rendón, propietario del Real Cartagena y ficha clave en la adjudicación del contrato a las empresas Ticket Shop y Ticket Ya. Este pago, dijeron, se habría repartido en cuatro partes iguales: 2.000 millones para Bedoya y Rendón, y los otros 2.000 para otros miembros del comité directivo de la federación.

Como se sabe, hace un par de semanas la SIC abrió pliego de cargos a la FCF, las empresas Ticket Shop y Ticket Ya, con sus directivos y otras personas “Las pruebas recaudadas darían cuenta no solo del direccionamiento del contrato, sino también de la supuesta inversión, pago, coima o soborno efectuado por Rodrigo Rendón, Elías Yamhure y Medardo Romero (socios de Ticket Ya) a miembros de la Federación Colombiana de Fútbol antes de la firma del contrato y cuyo reintegro debía lograrse vía ejecución de la entrega de miles de boletas para la reventa”, dijo a SEMANA el superintendente Pablo Felipe Robledo.

Jorge Fernando Perdomo, expresidente de la Dimayor que salió enfrentado a una parte de la dirigencia, también mencionó públicamente el pago de los 4.000 millones de pesos.

Frente a estas versiones un directivo de la federación replicó que todo era un malentendido y que las explicaciones están debidamente soportadas en la FCF. Esta cifra se refiere, según él, a un descuento de 4.000 millones de pesos que las empresas Ticket Shop y Ticket Ya solicitaron dentro del contrato de boletería, pero que la federación nunca aceptó esa petición.

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Sin embargo, la SIC tiene en su poder varios audios, USB, actas y documentos que sustentarían que sí hubo un pago en el que habrían participado algunos directivos de la federación. Efectivamente, César Carreño, representante legal de Ticket Shop y delator del caso, reconoció ante la SIC estos hechos en sus testimonios. En uno de ellos dijo: “El acuerdo era que nosotros teníamos que darles parte de la boletería para que ellos la comercializaran y nosotros teníamos claro que ellos la iban a vender a un mayor precio. Lo que no sabíamos era a qué precio la vendían, ni nos interesaba. Ellos aludían que habían hecho una inversión antes del contrato… con la federación, siempre nos hablaban que tenían que recuperar una plata que habían invertido”.

Jorge Fernando Perdomo, expresidente de la Dimayor que salió enfrentado a una parte de la dirigencia, también mencionó públicamente el pago de los 4.000 millones de pesos. De hecho, uno de los conocedores de la investigación afirmó que el propio Rendón le contó a varios directivos cómo había sido el negocio y otros directivos le dijeron a SEMANA que uno de los socios de Ticket Shop habló, en una reunión en un establecimiento público y algo alicorado, que para obtener el contrato habían pagado 4.000 millones de pesos.

SEMANA intentó hablar con Rendón y también con Claudio Cogollo, Élkin Arce, Ramón Jesurún y Alejandro Hernández, miembros en su momento del comité directivo. Ellos igualmente se abstuvieron de hablar por estar inmersos en la investigación de la SIC. En todo caso, la salida de Pékerman dejó abiertas grandes heridas difíciles de cerrar y puso en evidencia la poca transparencia con la que se maneja el fútbol colombiano.