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El líder cubano Raúl Castro ha encabezado un proceso de transición que busca que le levanten el bloqueo. | Foto: GETTY IMAGES

RELACIONES EXTERIORES

¡Se les fue la mano con Cuba!

Colombia se abstuvo de votar en la ONU para levantar el bloqueo económico a Cuba por supuestos “actos hostiles” de la isla contra el país. En realidad, lo que hay son actos hostiles de Colombia.

9 de noviembre de 2019

En Naciones Unidas todos los años tiene lugar una votación para levantar o no el bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba. Este ya cumple 60 años y en lugar de cambiar el sistema político solo ha logrado empobrecer al pueblo cubano. Por eso, prácticamente todos los países de las Naciones Unidas votan en contra de mantenerlo.

Solo dos eligen siempre continuar con el bloqueo: Estados Unidos e Israel. Este año se sumó Brasil con su nuevo presidente, Jair Bolsonaro, el Trump latinoamericano. Colombia, incluso durante los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe, siempre votó con la mayoría en contra de ese absurdo histórico. Pero este año, por primera vez, se abstuvo.

Colombia, incluso durante los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe, siempre votó con la mayoría en contra de ese absurdo histórico.

El canciller Carlos H. Trujillo justificó ese viraje diplomático en los “actos hostiles” del Gobierno de Cuba contra Colombia. Estos incluirían no haber devuelto a los negociadores del ELN, apoyar al régimen de Nicolás Maduro y la supuesta participación de Cuba en las protestas que hoy atraviesan a América Latina.

Lo cierto es que actos hostiles de Cuba contra Colombia no hay y los tres argumentos del Gobierno son frágiles. Que no hayan devuelto a los negociadores guerrilleros no obedece a que el Gobierno de la isla los proteja, sino a que se encuentran allá por petición del Estado colombiano. No los entregan porque existen unos protocolos firmados ente el Gobierno de Juan Manuel Santos y el ELN, de los cuales son garantes Cuba y siete países más. Luego de la indignación nacional por la bomba de la Escuela General Santander, en la que murieron 22 jóvenes policías, el presidente Iván Duque manifestó que no era el momento de respetar protocolos. Eso ha creado una sinsalida diplomática para el Gobierno cubano, que no quiere violar las reglas del juego. Pero, definitivamente, no es un acto hostil.

El Gobierno del presidente Iván Duque impulsa la iniciativa de incluir a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo.

Es un hecho que la isla apoya al régimen de Maduro, y también que el régimen venezolano es enemigo de Colombia. Eso, sin embargo, no significa que Cuba sea enemiga de Colombia

Es un hecho que la isla apoya al régimen de Maduro, y también que el régimen venezolano es enemigo de Colombia. Eso, sin embargo, no significa que Cuba sea enemiga de Colombia. La lógica del “amigo de mi enemigo es mi enemigo” no puede aplicarse a la diplomacia. Rusia y China también apoyan a Maduro y tienen muy buenas relaciones con Colombia. No solo le hizo el presidente Duque un homenaje reciente a Mao Zedong en su viaje a China, sino que esa relación se ha fortalecido con el contrato del metro de Bogotá.

Creer que los levantamientos de América Latina provienen de una estrategia castrochavista es una ingenuidad. Esa interpretación puede ser taquillera, pero ningún analista de peso la toma en serio. Las masas no protestan por la infiltración de Maduro, sino por años de tensiones sociales reprimidas que están explotando ahora. Cuba oficialmente dejó de exportar la revolución desde mucho antes de la muerte de Fidel Castro, y hoy tiene la prioridad de recuperar la relación que forjó con Barack Obama y que perdió con Donald Trump. La prioridad de Maduro, por su parte, no es incendiar Latinoamérica, sino evitar que lo tumben.

Cuba oficialmente dejó de exportar la revolución desde mucho antes de la muerte de Fidel Castro, y hoy tiene la prioridad de recuperar la relación que forjó con Barack Obama y que perdió con Donald Trump

Es anacrónico tratar a la Cuba de hoy como en la Guerra Fría, cuando Fidel Castro desafiaba al mundo, instalaba misiles nucleares soviéticos y mandaba a sus ejércitos a apoyar revoluciones en otros continentes. Ahora, la isla está en una transición y solo le interesa tener países amigos y que le levanten el bloqueo.

Una consecuencia de la política exterior de este Gobierno es que se puede interpretar como si Colombia fuera el mandadero de Donald Trump. Esto no es así, pero deja esa impresión la secuencia de pasar de ser la punta de lanza de los gringos para tumbar a Maduro y ahora apoyarlos indirectamente al abstenerse en la votación para levantar el bloqueo. 

En síntesis, actos hostiles de Cuba no hay, pero de Colombia sí. Y no se trata solo de la abstención en Naciones Unidas de la semana pasada. Las recurrentes amenazas del Gobierno de Duque de que no solo podría romper relaciones diplomáticas con la isla, sino pedir que la incluyan en la lista de países que patrocinan el terrorismo son agresiones difíciles de entender. En este aspecto, inexplicablemente Colombia se está aislando del continente y pareciéndose a Bolsonaro.