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“Viví tanta violencia en mi vida que me cuesta ver esas series”

ENTREVISTA

“Viví tanta violencia en mi vida que me cuesta ver esas series”: Esposa de Pablo Escobar

María Isabel Santos cuenta que ha visto algunos capítulos de programas como ‘Narcos’ o ‘El patrón del mal’, pero explicó que lo que vivió en su vida junto al capo la dejó tan marcada, que no aguanta películas con escenas violentas.

19 de diciembre de 2020

En entrevista con SEMANA la viuda de Pablo Escobar, María Isabel Santos, habló de su vida junto al capo, del sufrimiento en el que vivió por culpa de su violencia y de todos los obstáculos y los traumas que han tenido que enfrentar ella y sus dos hijos para poder salir adelante luego de todo lo que les pasó. Hoy, y con ayuda de varios profesionales, ha logrado superar esos traumas y encontrar la paz interior.

Eso, sin embargo, no evita que le hayan quedado ciertas secuelas de las épocas en las que se escondía en la selva embarazada o en las que le tocaba salir corriendo con sus hijos para evitar que los mataran. Por ejemplo: no puede ver películas con escenas violentas y le cuesta mucho ver series como Narcos o El patrón del mal, que tratan sobre la vida de su esposo, aunque acepta que ha visto algunos capítulos.

“Padecí episodios muy traumáticos en la vida real. Por ejemplo, cuando sobrevivimos a la bomba que nos pusieron en el edificio Mónaco vivimos siete meses con la luz prendida, sin poder dormir. La gente se imagina que uno se acuesta en una cama de oro y el dolor se va solo, pero no es así”, explica.

También cuenta que debido a esas series, que son muy populares en Argentina, país en el que vive desde hace 26 años, ha tenido problemas y ha sufrido exclusiones. “Ha sido un arduo trabajo entender y convivir con eso. He perdido muchos amigos por esas series de televisión. Todo el tiempo siento mucho el juicio de personas que opinan sin conocer la profundidad de mi historia”.

En medio de esas dificultades, ha logrado contar con el apoyo de algunos amigos fieles y leales, a los cuáles puede contar con los dedos de las manos, según dice, y de su familia materna. Sin embargo, acepta que el fantasma de su esposo, el narcotraficante más famoso y peligroso de la historia de Colombia, no los deja tranquilos. “Nosotros no hemos vivido ningún momento de paz. Hemos sobrevivido en medio de la exclusión. Yo me aferro al amor de mis hijos y mi nieto. Pero hay veces que la esperanza se desvanece”.