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TRANSFORMACIONES

El auge del e-commerce tras el coronavirus

A principios de este siglo, el Sars se expandió por China. Varias localidades del dragón asiático tuvieron que entrar en cuarentena y aislarse para evitar el contagio. Alibaba, con menos de un lustro en operación, era una empresa dedicada al Business to Business (B2B), uniendo proveedores chinos con clientes de Estados Unidos.

16 de abril de 2020

Más de 500 de sus empleados fueron puestos en cuarentena y trabajaron desde sus casas. Desde allí superaron entre 3 y 5 veces la productividad de sus competidores, señala un informe de Digital Commerce 360. Solo ese año el negocio de Alibaba creció 50%. Además, lanzó Taobao, una plataforma que desplazó a eBay del liderazgo del comercio electrónico. Hoy 84% del comercio en China es por esta vía.

Se estima que, en tres años, el e-commerce será la tercera parte del comercio mundial. La dinámica que trae es vertiginosa y desde hace unos años se está viendo su potencial: un estudio de retail online en América Latina de Euromonitor de 2017 pronosticaba que para 2021 esta industria alcanzaría un valor aproximado de US$32.000 millones, siendo Colombia el país con mejores perspectivas de crecimiento para los próximos años.

En 2012, tan solo 2% de la población hizo compras a través de internet; pero según la encuesta de calidad de vida del Dane, en 2018, esta cifra aumentó más de 400%.

Según Asobancaria, en los últimos años Colombia ha presentado un crecimiento exponencial del comercio electrónico. Los últimos cinco años muestran un crecimiento de 24%, lo que permite prever que para 2021 el país alcanzará ventas por este canal superiores a US$26.073 millones.

Ahora, con el aislamiento ha aumentado su relevancia. Colombia tiene no solo un mercado potencial alto –gracias a sus 50 millones de habitantes- sino que también puede ser el hub de distribución e incluso fabricación de productos. Ya Amazon le apostó a Colombia en una primera fase y otras firmas como Alibaba o Express también pueden convertir al país en plataforma de distribución. En China, por ejemplo, hay 23 zonas francas de e-commerce que permiten no solo aumentar las transacciones, sino recoger información y alimentar procesos de big data para analizar comportamientos y tendencias de consumo.

Es un reto gigantesco que hay que traducir en estrategia y en modernizar la legislación para facilitar las operaciones y las inversiones en el futuro cercano. Podría ser uno de los mecanismos y el ‘estartazo’ para repensar nuevos modelos de desarrollo sectoriales.