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La protagonista es una escritora, hija de migrantes de Ghana y figura mediática, que, gracias a un libro que recopila sus tuits, tiene un contrato para escribir otra obra, con la que no logra avanzar...

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Visiones en la pantalla de mujeres que crean contra viento y marea

Manuel Kalmanovitz incluye en sus recomendados de esta semana, una serie, dos documentales y una película de ficción que transmiten los mundos de mujeres en distintas disciplinas creativas.

Manuel Kalmanovitz G.
24 de octubre de 2020

I May Destroy You - excelente

Creadora: Michaela Coel * Año: 2020 * País: Inglaterra * Duración: 12 x 30 min aprox. * Disponible en HBO Go

Esta serie escrita y protagonizada por Michaela Coel ha sido el retrato más rico y complejo que se haya visto hasta ahora sobre las tensiones de poder entre hombres y mujeres en el #MeToo global. La protagonista es una escritora, hija de migrantes de Ghana y figura mediática, que, gracias a un libro que recopila sus tuits, tiene un contrato para escribir otra obra, con la que no logra avanzar. Cuando un hombre la droga y abusa sexualmente de ella, el bloqueo se hace aún más intenso y este incidente toma un aire abstracto, irreal, pero claramente amenazador; algo entre el trauma y la pesadilla. Encontrando matices en todos lados –su posición como artista afro en Inglaterra, las promesas agridulces de la libertad sexual, los placeres y riesgos de las redes sociales, el individualismo de la ciudad–, es un retrato de una sobreviviente, que logra hacerse todavía más resonante por sus remolinos de humor negro.


Rapera a los 40 - buena

Directora: Radha Blank * Año: 2020 País: Estados Unidos * Duración: 123 min. * Disponible en Netflix

La directora, escritora y actriz Radha Blank es la figura central en esta película cálida y cómica inspirada en su propia vida, que comienza cuando, a meses de cumplir 40 años, entra en crisis porque su carrera no ha sido tan exitosa como esperaba. Aunque había sido reconocida con un premio para dramaturgos teatrales menores de 30, en la década siguiente no se han escenificado muchas de sus obras, y dedica su tiempo y energía a enseñarles teatro a adolescentes. Acá también surgen preguntas sobre lo que se espera de una escritora afro, sobre la insistencia de un público blanco en ver retratadas a las minorías como una masa miserable y sobre las posibilidades de subvertir esas expectativas. Halla una salida al reencontrarse con el rap, con los duelos verbales, de los que disfrutaba en la escuela y que, sin los requerimientos ni expectativas del teatro, son un vehículo de expresión rico e inmediato.


El lado b: la fotografía de Elsa Dorfman - buena

Director: Errol Morris * Año: 2016 País: Estados Unidos * Duración: 76 min. * Disponible en Netflix

Elsa Dorfman se especializó en retratar gente con una cámara Polaroid gigante (sacaba fotos de 50 x 60 cm). En este documental dialoga, tranquila y fluidamente, con el documentalista Errol Morris sobre su carrera, la fragilidad de sus imágenes, sus amistades célebres (fue íntima del poeta Allen Ginsberg), la manera en que esa cámara gigante afectaba los resultados, y su relación con sus clientes. El encuentro se da en el estudio de Dorfman cuando ya ha anunciado su jubilación, en parte motivada por la quiebra de Polaroid, que cesó de producir los insumos que ella necesitaba tras ser comprada por un fondo de inversión. Hay algo suelto y relajado en la relación entre documentalista y entrevistada, y en cómo se navega una carrera que logró retratos de una calidez contagiosa a punta de perseverancia, buena energía y hacer sentir cómodos a quienes fotografiaba.


Descansa en paz, Dick Johnson - buena

Directora: Kirsten Johnson * Año: 2020 País: Estados Unidos * Duración: 90 min. * Disponible EN Netflix

En la iluminadora Cameraperson (2016), la directora Kirsten Johnson hizo un recuento de sus actividades como camarógrafa documental, y acá continúa ese examen de su vida, enfocándose en sus relaciones familiares. Abordado con dosis generosas de humor negro y cariño, el asunto central de este documental es la posible muerte de su padre, que al comenzar la película tiene 83 años, comienzos de alzhéimer y está en el proceso de mudarse de Seattle a Nueva York para vivir con ella. Lo dramático de la enfermedad, con su mezcla de olvido, angustia y desubicación, se ve claramente; pero la cinta también encuentra una especie de bálsamo en el evidente amor que su hija siente por él y el humor macabro con el que los dos parecen exorcizar el miedo a lo que vendrá, escenificando posibles muertes y dialogando sobre la vida que han compartido juntos, los retos de la enfermedad y el paso inexorable del tiempo.