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Las dudas sobre su verdadero padre: ¿hablará de este misterio Harry con Oprah?
Por años ha circulado el rumor de que Harry no es hijo del príncipe Carlos, sino de James Hewitt, amante de Diana de Gales, su madre. Para unos es una teoría de conspiración, mientras que otros creen que las imágenes hablan por sí solas.
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¿Por qué habla Harry de esa manera? Es la pregunta que se hacen muchos de los seguidores de la realeza británica. La entrevista con Oprah es muy esperada y se anticipa que será explosiva. Al entrañable príncipe pelirrojo le han llovido críticas por despacharse así contra la casa real y los calificativos que suenan en el Reino Unido no bajan de “indelicado” e “indolente” porque no paró la transmisión de la entrevista sabiendo que su abuelo Felipe de Edimburgo, de 99 años y a quien los británicos adoran tanto como a la reina, está hospitalizado, muy frágil de salud.
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Días antes de anunciar la entrevista con Oprah, Meghan y Harry anunciaron que definitivamente no retornarían a la familia real. La reina Isabel lo hizo formal con un comunicado: decía que ellos no ejercerían más el servicio público, a lo que Harry y señora replicaron que seguirían trabajando porque “el servicio es universal”. Esto fue visto como una altanería, pues en el Reino Unido la reina, una venerable anciana de 94 años, es la madre de la nación y no se le contesta. Harry estaba muy molesto con ella, ya que lo despojó de los títulos militares, algo muy preciado para él.
En los chismes de palacio suena una poderosa conjetura sobre las razones de esta salida. Sería que él descubrió que no es hijo de Carlos, sino de James Hewitt, entrenador de equitación de su madre. El viejo rumor es reforzado por el extraordinario parecido entre los dos y la confesión del romance por parte de Diana en su explosiva entrevista para el programa Panorama, en 1995.
Al saber la verdad de su origen, dice el runrún, él habría preferido mudarse a Estados Unidos, donde nadie lo verá como un bastardo y sí como una celebridad del otro mundo, en un país que flipa por la monarquía.
La historia de ese amorío estremeció a la monarquía en su momento. La propia Diana confesó en 1995 que había tenido un romance adúltero con Hewitt, excapitán del Ejército, en la entrevista para el programa Panorama, de la BBC, con la cual bombardeó a la realeza en la llamada Guerra de los Gales. Su blanco principal era su esposo, Carlos, quien días antes había reconocido, también en la televisión nacional, que le era infiel con Camilla Parker-Bowles.
De inmediato, surgió el comentario de que Hewitt era el verdadero padre del príncipe. El increíble parecido entre los dos alimenta las sospechas. Ambos tienen el pelo rojizo y se asemejan mucho en la barbilla y la sonrisa.
Empero, íntimos de Diana, como su mayordomo, Paul Burrell, aseguran que la versión es falsa. Así lo piensa también su escolta y confidente, Ken Wharfe, quien vio de cerca el idilio y contó cómo los oía hacer el amor en una cabaña en Devon, en su libro Diana: Closely Guarded Secret.
Por su parte, la biógrafa de Harry, Penny Junor, reveló que el periódico News of the World obtuvo una hebra de pelo del príncipe para una prueba de ADN, “y de haber resultado hijo de Hewitt, seguro ya lo sabríamos”. Un experto en rasgos hereditarios, autor de un estudio forense de los rostros de Harry y Hewitt, al parecer a pedido de la familia real, le corroboró al Daily Star que Harry es un Windsor y que no es tan parecido a James, si se ve con detenimiento: no es pelirrojo como él, sino “rubio fresa”, explicó, y tampoco tiene su pelo liso, sino rizado, rasgo tan escocés como su bisabuela, la reina madre Elizabeth.
Subrayó que mientras el príncipe tiene ojos azules y pestañas y cejas rubias, los del exmilitar son castaños. Así mismo, recomendó ver a su tío materno, el conde Spencer, para saber de dónde le viene el gen del cabello azafranado. El especialista pidió no ser identificado y señaló que la clave es la dentadura.
Hewitt tiene los colmillos grandes, muy de los británicos, en tanto que los dientes superiores y los caninos de Harry son pequeños, como los de su abuelo Felipe de Edimburgo, vástago de las familias reales de Grecia y Dinamarca. “Lo único que el príncipe realmente tiene similar a Hewitt es el mentón”, concluyó.
Voceros reales recuerdan que Harry nació en 1984 y Diana conoció a James en el 86. Lo mismo ha dicho en público este último, quien trató de vender por cerca de 12 millones de dólares las cartas que la princesa le escribió.
No obstante, el periodista y dramaturgo Jon Conway señaló en su obra Truth, Lies, Diana que el exoficial le relató: “Diana y yo comenzamos nuestra relación más de un año antes de que Harry naciera. Eso no prueba que yo sea su padre. Es solo una verdad inconveniente escondida bajo el tapete”. Hewitt nunca objetó a Conway. Ese cabo suelto y la fascinación que produce comparar las fotos de los tres, auguran que el rumor nunca morirá. Para la muestra, una reciente encuesta del Daily Star arrojó que 50 % de los británicos creen que Hewitt es el padre, contra 34 % que votó por Carlos.
La esperada entrevista
La publicación de la entrevista el domingo a las 8:00 p. m. tiene con los pelos de punta a muchos. Se sabe poco, pero lo que se ha publicado ya es revelador. “Han dicho cosas escandalosas aquí”, señala Oprah en una de las promos del programa. Allí, Harry cuenta que su meta es evitar que Meghan repita la historia de su madre. Es bien conocido el infierno que Diana vivió en la familia real, que no se portó como tal, según ella misma.
La consideraban estúpida y loca, y menospreciaban su modo diferente de actuar. Su esposo, Carlos, no la amaba y la despreció por su querida Camilla Parker Bowles. El resultado fue una fuerte bulimia, depresión e intentos de suicidio. La monarquía, además, la dejó a merced de los paparazzi, quienes no pararon de cazarla a donde fuera desde 1981 hasta 1997, cuando murió perseguida por una caravana de reporteros.
Harry admite que su alcoholismo y locuras fueron fruto del duelo silenciado por su madre y la impotencia de no haber podido defenderla.
Ahora, ve a Diana en Meghan y siente que su misión es salvarla, según reflexiones de Tim Lewis, en el diario antimonárquico The Observer. En otras palabras, lo moverían la venganza y el resentimiento. Todo eso puede salir a la luz cuando toquen en el reportaje temas obligados como la raza, pues Meghan es la primera mujer de raíces afro en emparentar con los Windsor. Si su sola nacionalidad le vale el despectivo apelativo de “la americana”, se cree probable que su etnia le haya valido desplantes.
Otros asuntos infaltables serán la salud mental y el asedio de los medios que, al parecer, los duques consideraron imposibles de cargar. Algunos creen que deberían dejar de victimizarse y seguir el ejemplo de Diana, quien lo aguantó con estoicismo y más bien les sacó provecho a los periodistas cuando los necesitaba.
El palacio de Buckingham estaba preparado para la virulencia de las indiscreciones que pudieran revelarle los Sussex a Winfrey. Cuando salieron las promociones del especial, los cortesanos se pusieron en guardia y se encargaron de que llegara a la redacción de The Times, el diario más prestigioso del país, el cuento de las acusaciones de matoneo que le hicieron a Meghan sus exempleados en Londres. El que pega primero…
La entrevista de Diana en Panorama renueva su vigencia al guardar coincidencias con la de su hijo y su nuera. Ella criticó abiertamente a la casa real y desde ese momento Isabel ordenó su divorcio de Carlos y le quitó la protección de la monarquía para siempre. Allí ella reveló ese amorío que dejó la paternidad de Harry en entredicho. Si, al igual que ella, los Sussex estuvieron muy chismosos con Oprah, es posible que la respuesta sea el portazo final de su majestad la reina.