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¿Un desierto cerca de Bogotá? Conozca esta maravilla a solo una hora de la ciudad
Con rampas de arena, un paisaje árido y clima frío, este desierto es una maravilla escondida de Cundinamarca a solo 25 kilómetros de la capital del país.
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¿Sabía que a una hora de Bogotá hay un desierto? Esta maravilla natural poco conocida se encuentra en el municipio de Mosquera, a solo 25 kilómetros de la capital del país. Con frecuencia, las personas que transitan por la vía Bogotá - La Mesa ven este terreno rocoso y árido que tiñe de rojos, terracotas y naranjas un paisaje que desde la carretera se funde con el verde de la sabana: el desierto de Sabrinsky.
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Conocido también como el desierto de Mondoñedo, Sabrinsky sorprende por sus estructuras rocosas, su diversidad de colores y rampas de arena que alcanzan los 80 metros de distancia.
“No conozco otro sitio donde se vean estas rampas de arena. Nosotros practicamos algo que nombramos ‘CuliCross’ y consiste en deslizarse sentado por toboganes o rampas que se forman con la arena sin dificultad ni peligro; lo pueden hacer desde niños hasta adultos mayores”, explicó Javier Gutierrez, guía y mánager de Viajes Aventour.
El relieve rocoso del desierto permite disfrutar de actividades como escalada, rappel o incluso ciclomontañismo. En agosto del año pasado se llevó a cabo la carrera MTB en desarrollo de la Copa Gobernación 2023, que consistió en un recorrido de ciclomontañismo de 24 kilómetros en parte del desierto.
El nombre Sabrinsky viene de la película Zabriskie Point, un ícono cinematográfico que se rodó a finales de la década de los setenta en el Valle de la Muerte, al sureste de California. La comparación con el desierto estadounidense se debe a que comparten características visuales y una geografía similar con terrenos áridos y coloridos.
Angelis Marbello, profesional de investigación en el Centro de Investigación en Sistemas Agroalimentarios - CISA de la Universidad de Los Andes, asegura que visitar un espacio como el desierto Sabrinsky puede ofrecer oportunidades únicas para la educación ambiental y el ecoturismo.
“Estos lugares permiten a las personas experimentar y aprender sobre adaptaciones únicas de la vida en condiciones extremas, y sobre la importancia de conservar tales ecosistemas”, mencionó la bióloga.
Según Eduardo Cepero, un turista que visitó el desierto en mayo, este es un lugar que lo tiene todo. “Variedad de paisajes y colores, las fotos quedan increíbles, la diversión está asegurada y es extremo pero amable, y compartir con las personas y los perritos lo hace bonito y mágico”, detalló Cepero.
Actualmente, el desierto de Sabrinsky es de propiedad privada, generando un aire de misterio y exclusividad, pero según locales la entrada y las excursiones al lugar nunca han sido un problema. “La mayoría de turistas son nacionales, en especial de Bogotá, y el acceso no es difícil”, mencionó Gutiérrez, quien hace más de diez años visita el desierto.
Este tesoro natural despierta la curiosidad y el asombro de quienes tienen la oportunidad de contemplarlo, y sus condiciones áridas requieren de una preparación adecuada como llevar suficiente agua, protección solar y vestimenta apropiada para el clima, pues a diferencia de desiertos colombianos como La Tatacoa o el de La Guajira, Sabrinsky se caracteriza por sus bajas temperaturas.