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Así fue la posesión de Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta de México: “Sin que nuestro sexo determine nuestro destino”
Las primeras palabras de Sheinbaum fueron de agradecimiento a su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, el gobernante más popular de historia reciente de México.
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“Durante mucho tiempo las mujeres fueron anuladas”, proclamó Claudia Sheinbaum, este primero de octubre, tras convertirse en la primera presidenta de México en 200 años de historia republicana.
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La científica y exalcaldesa capitalina, de 62 años, reafirmó su apuesta por continuar con el legado de su predecesor, tanto en sus éxitos como en los puntos más criticados, a la vez que enfatizó el simbolismo del momento y acentuó el papel de las mujeres como líderes. Ahora llegan al poder y todas pueden soñar “sin que nuestro sexo determine nuestro destino”.
A partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, soy la Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Gobernaré para todas y para todos, tengan la certeza de que pondré mi conocimiento, fuerza, historia y mi vida al servicio del pueblo y de la patria. pic.twitter.com/GoKchFD0GT
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) October 1, 2024
“Soy madre, abuela, científica y mujer de fe y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”, afirmó tras recibir la banda presidencial de manos de Ifigenia Martínez —histórica luchadora de la izquierda mexicana y presidenta de la Cámara de Diputados de 94 años— y ofrecer su primer discurso a la nación.
Las primeras palabras de Sheinbaum fueron de agradecimiento a su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, el gobernante más popular de historia reciente de México. Muchos de sus postulados y frases célebres fueron repetidos no solo por nueva mandataria, también fueron coreadas por parte de los diputados oficialistas que la escuchaban.
Si hace seis años López Obrador simbolizaba el cambio y la apuesta por dejar atrás un país marcado por la corrupción y la violencia poniendo siempre por delante a los más desfavorecidos, su sucesora sostuvo la continuidad tanto en los exitosos programas sociales como en los controvertidos cambios constitucionales. Estos podrían profundizar la militarización del país o poner en peligro el Estado de derecho o la independencia de la justicia, según dicen sus críticos y muchas organizaciones internacionales.
“Quien crea que la Guardia Nacional, estando en la Secretaría de la Defensa, es militarización, está totalmente equivocado”, señaló en referencia a una de esas reformas de la Carta Magna.
“Habrá Estado de derecho” y “más autonomía e independencia” del poder Judicial, subrayó sobre el polémico cambio a la Constitución que hará que todos los jueces sean elegidos por voto popular.
Subrayó que garantizará “todas las libertades” y los derechos humanos. Enfatizó que las inversiones públicas y privadas “estarán seguras en nuestro país”, en un intento de apaciguar las intranquilidades en los mercados.
También hizo una larga lista de promesas: desde limitar los precios de la gasolina y los alimentos a ampliar los programas sociales para mujeres, menores y los más desfavorecidos, así como la construcción de viviendas y más trenes de pasajeros.
Pero no ofreció nuevas alternativas para uno de los temas que más preocupa en muchas regiones del país: la violencia de los cárteles.
“No regresará la irresponsable guerra contra el narco de (expresidente Felipe) Calderón”, dijo tras apostar por la atención a las causas, la inteligencia, la investigación y el fortalecimiento de la Guardia Nacional como estrategia contra la violencia.
A pesar de su promesa de continuidad, Sheinbaum es una personalidad muy diferente a la de López Obrador: una científica prudente y una universitaria ideológicamente más a la izquierda que su predecesor.
*Con información de AP.