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Colombiano relata abandono tras ser detenido por ICE. Estuvo dos meses sin respuesta del Gobierno de Gustavo Petro
El hombre pidió al gobierno de Gustavo Petro enviar más vuelos o dejar que Estados Unidos controle las deportaciones de colombianos.
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Después de más de dos meses en un centro de detención de inmigrantes en Texas, Edgar Mauricio Gil regresó a Colombia con una mezcla de alivio y frustración. Su historia, contada en entrevista con el periodista Luis Carlos Vélez en Vélez por la mañana, refleja lo que muchos migrantes colombianos han denunciado: el abandono por parte del Gobierno nacional durante sus procesos de deportación.
Gil, quien fue detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) el pasado 28 de mayo, relató que su paso por el centro de detención de Carnes City, cercano a San Antonio, duró más de dos meses. “Estuve casi dos meses, una semana. En mi caso solo estuve en un centro, y gracias a Dios las condiciones eran buenas, teníamos acceso a aseo diario. Pero otros compañeros me contaban que en sus centros no podían ni bañarse durante semanas”, explicó.
A pesar de que su audiencia con el juez migratorio fue programada con relativa rapidez, Gil tomó la decisión de no continuar su solicitud de asilo. “Ya uno hablaba con los demás y se daba cuenta de que nadie estaba ganando el asilo. Está bastante complejo. Por eso solicité la deportación voluntaria”, aseguró.
Sin embargo, lo que debería haber sido un proceso de repatriación ágil, terminó por convertirse en una experiencia de incertidumbre y desinformación. Según Gil, la jueza le aseguró que su deportación tardaría entre cinco y siete días, “pero en mi caso, por ser colombiano, me advirtieron que se podía demorar un mes”. Aun así, el plazo se extendió casi al doble.

El 30 de junio, junto con un grupo de colombianos, Gil fue trasladado esposado desde Texas hacia Luisiana, donde esperaban abordar un vuelo de regreso al país. Allí comenzó una cadena de frustraciones. “Nos dijeron que el avión de la Fuerza Aérea Colombiana tenía una avería y que llevaba tres semanas sin volar. Ahí empezó el calvario. Nos devolvieron al centro de detención, luego nos llevaron por varias ciudades, hasta que finalmente nos regresaron a Kansas City”.
Frente a este panorama, Gil critica el papel de las autoridades colombianas. “Las personas de otros países firman su deportación y en cinco días ya están en casa. Nosotros tuvimos que esperar meses por negligencia del Gobierno colombiano. Yo no entré ilegalmente. ICE me dio ingreso al país mientras se verificaba mi caso. Nunca me salté una cita”, subrayó.
El vuelo de regreso tampoco estuvo libre de irregularidades. “El avión tenía capacidad para 120 personas, pero llegamos 180. Mucha gente se quedó llorando porque no alcanzó a subirse”, denunció. La prioridad la tuvieron familias con niños y mujeres, mientras que los hombres fueron seleccionados por orden de llegada y disponibilidad de espacio.

Al ser preguntado por lo que le diría al presidente Gustavo Petro, impulsor del plan de vuelos humanitarios de repatriación, Gil fue tajante. “Si es por dignidad, que manden más vuelos. Pero si es por costos, que permitan que Estados Unidos haga la deportación directamente. Ellos tienen más capacidad y flujo”, manifestó.
Finalmente, lanzó una advertencia a quienes contemplan migrar sin documentos: “En infraestructura y oportunidades económicas, Estados Unidos es excelente, pero no hay felicidad. Desde que llegó Trump se nota el odio hacia los migrantes. Es mejor estar en el país de uno que tener que bajarle la cabeza a todo el mundo allá”, dijo.
“Yo le agradezco a Dios porque lo mío no fue tan duro como lo de otros. Pero mi prima también está detenida y apenas empieza el proceso. Ojalá todo esto se haga más rápido para ella y para tantos colombianos más”, cerró el colombiano.