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Después de superar varias veces las 2.000 muertes diarias entre principios de abril y mayo, Estados Unidos no ha cruzado esta barrera desde hace diez. | Foto: Foto: AP

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Trump insiste en "normalización" mientras el coronavirus se expande en América

El optimismo del mandatario estadounidense contrasta con la situación en su país, el más afectado en el mundo en número de contagiados y muertes.

AFP
21 de mayo de 2020

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insiste en volver a la normalidad y abogó por una cumbre del G7 presencial, mientras en el continente no paran de aumentar los muertos por el coronavirus, especialmente en Brasil.

Criticado por su gestión de la crisis y por su empecinamiento en reabrir la economía de su país meses antes de las elecciones presidenciales, Trump sugirió el miércoles que la cumbre del G7 prevista en junio en Camp David, al norte de Washington, se haga presencialmente en lugar de por videoconferencia, tal y como estaba programada.

"Sería un símbolo maravilloso para todo el mundo. ¡Normalización¡", tuiteó.

Las palabras de Trump provocaron reacciones de cautela de varios líderes del G7, en la que supeditaban su presencia a las condiciones sanitarias y a las recomendaciones de los expertos.

La Universidad Johns Hopkins anunció el miércoles por la noche más de 1.500 nuevas muertes en 24 horas, lo que eleva el total a más de 93.400 fallecidos y 1,55 millones de infectados.

Después de superar varias veces las 2.000 muertes diarias entre principios de abril y mayo, Estados Unidos no ha cruzado esta barrera desde hace diez.

Récord de contagios diarios

La Organización Mundial de la Salud dijo el miércoles -después de un nuevo récord de contagios diarios con 106.000 nuevos casos- que la pandemia estaba lejos de ser contenida.

Brasil es el país en el que la pandemia crece más de prisa, pero el presidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro, continúa minimizando el peligro del virus y criticando las medidas de confinamiento.

Bajo presión de Bolsonaro, el Ministerio de Salud recomendó el miércoles el uso de cloroquina y su derivado, hidroxicloroquina, para pacientes leves de la covid-19.

El uso de este antipalúdico y su derivado se debate porque no está demostrada su efectividad contra la covid-19. Trump anunció el lunes que toma hidroxicloroquina como precaución.

Pero a falta de una vacuna, una rayo de esperanza se abrió después de que investigadores demostraran que los monos infectados por el nuevo coronavirus desarrollaron anticuerpos que les permitían protegerse de un nuevo contagio.

"Victoria" en China

Ecuador, uno de los países más afectados de América Latina, en particular la ciudad portuaria de Guayaquil, que comenzó el miércoles su desconfinamiento, se enfrenta a un nuevo problema: dos tercios de los presos de una prisión en el centro del país están contagiados.

En una prisión del municipio andino de Ambato, "420 personas" de los 610 reclusos dieron positivo, dos de las cuales murieron, dijo el miércoles un funcionario de la administración de la prisión.

El ministro de Salud de Bolivia, Marcelo Navajas, sospechoso de corrupción por la compra de respiradores para pacientes de la covid-19, fue detenido el miércoles y luego cesado por la presidenta interina, Jeanine Áñez.

El país, con fuertes medidas de confinamiento desde el 17 de marzo, ha registrado 4.500 casos y 190 muertes, según fuentes oficiales.

En contraste con la situación de América, la cuna de la pandemia, China, se prepara para proclamar su "victoria" sobre el coronavirus durante la reunión del Congreso Nacional del Pueblo del viernes.

Europa, aunque sin poder cantar victoria, vuelve a la vida poco a poco, pero con extrema precaución y muchas medidas para evitar una segunda ola de contagios.

En España, uno de los países más golpeados con casi 28.000 muertos, Barcelona reabrió sus playas y parques el miércoles, incluido el famoso Park Güell.

"Escuchar el sonido de las olas, pasear un poco por la playa, teníamos muchas ganas", dijo Helena Prades, una española de 43 años.

Aun así, el gobierno de Madrid extendió el estado de alarma hasta el 6 de junio y desde el jueves hizo obligatorio el uso de la mascarilla en los lugares públicos en los que no es posible mantener la distancia física de seguridad, incluso en la calle.