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ANÁLISIS

Colombia y la era castrista: Más de medio siglo de historia

Las relaciones de Colombia con el régimen castrista han tenido muchas incidencias durante esos años. El ex canciller Julio Londoño Paredes analiza lo que puede venir con el retiro de Raúl Castro y las implicaciones que esto tendrá para el país.

31 de diciembre de 2017

Por Julio Londoño Paredes (*)

Raúl Castro había anunciado que el próximo 20 de enero se retiraría de la presidencia de Cuba. El retiro al parecer se ha postergado hasta abril.

Fidel y Raúl Castro estuvieron juntos desde el comienzo, cuando participaron en el fallido asalto al Cuartel Moncada, en 1953, que los llevó al calabozo por 22 meses. Medio siglo después Raúl asumió la Presidencia de Cuba, pero siempre reconoció el liderazgo de su hermano mayor. Foto: AP

Hace 59 años, el 1° de enero de 1959 a los dos de la mañana, el general Fulgencio Batista gobernante de facto de Cuba, su segunda esposa, uno de sus hijos y un grupo de colaboradores, salieron discretamente por la puerta de atrás del palacio presidencial en La Habana, donde se celebraba un elegante baile para recibir el año nuevo. Las señoras ataviadas aún con “vestidos largos”, como se denominaban en ese entonces; oficiales del ejército con uniformes de gala; y, dignatarios con smokingtropical abordaron apresuradamente cuatro aviones DC-4 de la Fuerza Aérea Cubana y salieron hacia Ciudad Trujillo, como se denominaba en ese entonces la capital de la República Dominicana.

Ni siquiera el embajador dominicano en La Habana, el playboy Porfirio Rubirosa, yerno del “Generalísimo”, sabía de la fuga de Batista y siguió en la fiesta danzando, no precisamente con su esposa, al compás de una de las mejores orquestas de Cuba.

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Esperaba a Batista el “Generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo, Benefactor y Padre de la Patria Nueva” que también había sido anfitrión en 1957 del general Rojas Pinilla y en 1958 de los generales Pérez Jiménez de Venezuela y Perón de Argentina.

En Colombia la caída de Batista se recibió con euforia y el mismo 8 de enero, cuando Fidel y su hermano Raúl ingresaron triunfalmente a La Habana, nuestro país reconoció al gobierno revolucionario. No se imaginaron el presidente Alberto Lleras y el canciller Turbay Ayala, las vicisitudes que afrontarían con Cuba.

Esta foto de archivo tomada el 8 de enero de 1959 muestra a los líderes rebeldes cubanos Fidel Castro (R) y Camilo Cienfuegos (L) entrando en La Habana tras la victoria sobre las fuerzas del dictador cubano Fulgencio Batista. Foto: AFP

El primer incidente se produjo casi inmediatamente,cuando revolucionarios armados irrumpieron en la casa del embajador de Colombia en La Habana Juan A. Calvo, en busca de “contrarrevolucionarios”. El gobierno cubano posteriormente “dio explicaciones” por el hecho.

Cuando Cuba comenzó a mostrar afinidades con la Unión Soviética, los Estados Unidos suspendieron la compra de azúcar cubana y las relaciones entre los dos países llegaron a un punto crítico. En agosto de 1960 se celebró en Costa Rica, una reunión de cancilleres de la OEA en la que se censuró, sin nombrarlo, al régimen cubano. El canciller colombiano fue el líder de la reunión.

Después de la frustrada invasión a Bahía Cochinos organizada por los Estados Unidos, en diciembre de 1961 Colombia, por insinuación de Washington, convocó a una nueva reunión de cancilleres de la OEA en Punta del Este, Uruguay, para excluir a Cuba de la Organización. El 6 de diciembre Fidel Castro pronunció un fuerte discurso contra Colombia y tres días después el presidente Lleras rompió relaciones.

El 31 de enero de 1962 la reunión de cancilleres adoptó una resolución presentada por Colombia, expulsando a Cuba de la OEA. Fue aprobada con 14 votos afirmativos, el número mínimo requerido: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y México se abstuvieron. Se selló así el apoyo cubano a la guerrilla, primero a las Farc, luego al ELN y más tarde al M-19.

Aunque durante la administración López Michelsen se restablecieron las relaciones, nuevamente, el presidente Turbay las interrumpió cuando se verificó que guerrilleros del M-19 estaban siendo entrenados en Cuba.

En 1982 el presidente Belisario Betancur resolvió el ingreso de Colombia al Movimiento de los Países No Alineados, del que Cuba era adalid. Acompañé al canciller colombiano, Rodrigo Lloreda Caicedo a New Delhi a la cumbre en la que nuestro país fue aceptado en el Movimiento. Se inicia así una nueva relación con Cuba.

En imágenes: el estrechón de manos de Fidel con los expresidentes colombianos

Simultáneamente, Colombia conformó con México, Panamá y Venezuela el Grupo de Contadora para mediar en el conflicto armado en Centroamérica que estaba al borde de una crisis de grandes proporciones. Nuestra relación con Cuba, uno de los actores del conflicto, se hizo más frecuente y fluida.

Poco después, acompañé al canciller Augusto Ramírez Ocampo a un discreto viaje a La Habana. En el aeropuerto nos esperaba Fidel Castro. Dialogamos con él, o mejor “lo oímos”, entre las cinco de la tarde y las cuatro de la mañana. Aunque el tema fundamental fue Centroamérica, se habló también de la situación de Colombia, que Castro conocía perfectamente, así como de los esfuerzos del presidente Betancur para lograr la paz.

Durante la administración Barco, la relación con Cuba se fortaleció. Se hicieron consultas con los jefes de los partidos liberal y conservador sobre la conveniencia del restablecimiento de relaciones: ninguno estuvo de acuerdo. Sin embargo, la tradicional posición anti cubana de Colombia en la ONU se modificó y el canciller cubano visitó oficialmente a nuestro país.

Cuando Álvaro Gómez Hurtado fue secuestrado por el M-19, viajé a La Habana y sostuve en la casa de Gabo una dilatada entrevista con Fidel Castro para solicitarle sus buenos oficios para la liberación del político conservador.

Fue el presidente Gaviria el que, a pesar de la reacción de algunos sectores en Colombia y de “la molestia de los Estados Unidos” (¡?) estableció relaciones con Cuba. Posteriormente en Naciones Unidas, Colombia como presidente del Movimiento No Alineado, trabajó coordinadamente con Cuba en la agenda de la ONU y Ernesto Samper, en su condición de presidente del Movimiento, viajó a Cuba: ningún mandatario colombiano lo había hecho.

El presidente Andrés Pastrana, visitó oficialmente a Cuba al poco tiempo de haber asumido la presidencia y solicitó a Castro su colaboración para adelantar el proceso de paz con la guerrilla. Cuba fue sede de las negociaciones con el ELN durante muchos años.

Durante las dos administraciones de Álvaro Uribe, las relaciones bilaterales siguieron siendo excelentes. Las negociaciones con el ELN continuaron en La Habana y el mandatario colombiano dialogaba frecuentemente con Fidel Castro. A raíz del ataque al campamento de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, cuando la mayor parte de los países latinoamericanos censuraron la acción colombiana, Cuba no se pronunció. Ecuador protestó por la actitud cubana.

Juan Manuel Santos continuó con la cordial relación con Cuba y es bien conocida la participación cubana en la celebración del acuerdo con las Farc. Incluso, a pesar de las informaciones aparecidas en la prensa colombiana sobre los supuestos nexos de un conocido exfuncionario cubano con algunos sindicados del atentado contra el Centro Andino, las relaciones no se deterioraron.

Con el retiro de Raúl Castro, se inicia una nueva etapa que no va a traer cambios fundamentales en el futuro inmediato de Cuba: su eventual sucesor, nació bajo la era castrista…

(*) Profesor de la facultad de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario. Ex canciller y ex embajador.