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| Foto: Semana.com

JUDICIAL

Capturan a Ramsés Vargas, exrector de Uniautónoma conocido como el "decano de la ambición"

El exrector de la Uniautónoma cayó en Cartagena tras cuatro días de operativos que llegaron hasta Barranquilla. Vargas no solo lleva a cuestas un pasado opaco, también habría intentado extender su brazo a la U. Metropolitana y a la CAR de Atlántico.

25 de noviembre de 2018

Desde el miércoles pasado el exrector de la Universidad Autónoma del Caribe Ramsés Vargas Lamadrid huía de la Justicia, luego de que un juez ordenara su captura por el presunto desvío de recursos de la institucion a su patrimonio personal. Las investigaciones ya dejaron nueve detenciones de funcionarios que le eran cercanos en la universidad.

Luego de varios operativos en Barranquilla (incluyendo el apartamento de sus padres) y Cartagena, Vargas fue capturado en un sencillo hotel del barrio Crespo llamado El Paisita, y hasta donde llegó el CTI a las 8:30 de la noche, tocaron en la habitación número 9, donde estaba hospedado. Ramsés abrió con una camándula en el cuello y ya en ropa de dormir, despeinado y sin gafas. 

Según reveló el diario local El Heraldo, el exrector había llegado a El Paisita esa tarde en un carro particular, solo con una pequeña maleta, pagó 60.000 por la habitación con aire y aseguró que no se quedaría más de dos noches.

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La administración de Vargas Lamadrid, al decir de las investigaciones divulgadas por la Fiscalìa, cambió los reglamentos de la universidad en complicidad con los órganos de dirección para recibir directamente y en efectivo los pagos por matrículas y otros servicios, recursos “a los cuales se les dio presuntamente una administración desleal, incumpliendo del objeto social de la institución” en un monto de 16.000 millones de pesos.

A los indiciados, según su eventual responsabilidad, un fiscal especializado les imputará cargos ante un juez de control de garantías de Barranquilla, por los delitos de enriquecimiento ilícito, corrupción privada, administración desleal, falsedad en documentos, concierto para delinquir con fines de enriquecimiento ilícito y estafa.

La llegada de Vargas a la rectoría en mayo de 2013, en apariencia, cerraba una década de inestabilidad académica, administrativa y financiera en cabeza de la exrectora Silvia Gette, viuda del fundador de la universidad, Mario Ceballos Araújo y condenada por intentar sobornar a un testigo en el oscuro caso del asesinato de Fernando Cepeda, esposo de su hijastra María Paulina Ceballos. Ahora se le juzga por un autopréstamo de unos 2.400 millones de pesos que buscaba pagar en condiciones lesivas a las finanzas de la universidad.

En contexto: Silvia Gette, la decana del mal

Justo antes de que reventara la crisis de la institución de puertas para afuera, en agosto de 2017, se hizo famoso el rifirrafe entre el entonces directivo académico y el futbolista Carlos ‘el Pibe‘ Valderrama. “El deportista colombiano para el gobierno no sirve para un culo”, dijo entonces el exseleccionado nacional, expresión recogida en un artículo de SEMANA sobre el recorte a los recursos a las actividades deportivas y que le valió un reclamo en Twitter de Vargas: “Ojalá la plata que bien merece el deporte ayude a mejorar el lenguaje y la urbanidad de algunos deportistas”.


“Pero no soy RATA, te dolió por algo sera (sic)”, respondió secamente el exnúmero 10. Para ese entonces, Vargas Lamadrid -quien optó por disculparse con el jugador- llevaba cuatro años al frente de la Uniautónoma y empezaban a conocerse en medios nacionales las denuncias de profesores y personal administrativo sobre el no pago de sus salarios.

Pasado opaco

Para aquel momento, el rector venía de tocar el cielo, pero iniciaba su camino cuesta abajo. La universidad cumplía 50 años y recibía por doquier reconocimientos, incluso de la Presidencia de la República y del Congreso, pero las denuncias de manejos oscuros empezaban a perseguirlo. Lo cierto es que este tipo de problemas no le eran extraños dos décadas atrás, en su polémico paso como director del Área Metropolitana de Barranquilla (AMB) entre 1996 y 1997, durante la alcaldía de Edgar George.

El principal señalamiento que recibió fue por cuenta de un empréstito que la AMB contrató el 27 de noviembre de 1997 con la entonces Caja Agraria por 2.000 millones de pesos sin que la entidad pagara cumplidamente las cuotas. No tenían soportes de los recursos, que terminaron de pagar los barranquilleros a un alto costo en intereses moratorios y reestructuraciones en 2010, tras un laudo arbitral de por medio en 2004.

Otra denuncia en contra del entonces funcionario fue la compra de lujosas propiedades en Miami, por lo que fue denunciado ante la Fiscalía, investigación que no avanzó porque desde 1998 lo que siguió para Vargas Lamadrid fue un exilio autoimpuesto, posiblemente a la espera de la preclusión de cualquier eventual acción penal.

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En paradójico paralelo con el presente, La W develó que en julio de 2017 justo antes de que la universidad suspendiera pagos a administrativos, docentes y proveedores, Vargas adquirió una mansión. Según portales de finca raíz en EE. UU., la compra en esa época se hizo por 3,1 millones de dólares por una ostentosa propiedad de seis habitaciones y nueve baños, piscina, jacuzzi, gimnasio, BBQ y sala de video, entre otras excentricidades, con un área de 730,5 m2 construida en un terreno de 6.000 m2 y que recientemente, sin éxito, intentó ser vendida en 3,5 millones de dólares y luego por 400.000 dólares menos.

Aliados cercanos

De los años en los que el exdirector de la AMB vivió por fuera del país no hay muchas huellas, aparte de unos pocos escritos en la web sobre su experiencia cerca al conflicto de Oriente Medio por cuenta de sus labores en entidades multilaterales. Una vez regresó en mayo de 2013 a hacerse cargo de los destinos de la Uniautónoma (aparentemente con la bendición de Gette, de quien luego renegó) la institución lo recibió con un comunicado en el que destacó los últimos 15 años de “su carrera en organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las Naciones Unidas y el gobierno británico”.

Sin embargo, al interior de la Uniautónoma siempre hubo una constante a favor de Vargas Lamadrid, se trataba de la presencia de su padre, Eduardo Vargas Osorio, antiguo empleado del rector Ceballos y quien luego recibió —gracias a su hijo— beneficios como un salario por encima de los 10 millones de pesos y el servicio de escoltas por ser uno de los fundadores de la institución, aunque ejercía como asesor de la Rectoría. Su madre, Sonia Lamadrid de Vargas, fue hasta abril miembro de la Sala General de la Uniautónoma. 

Vargas no cumplía con los requisitos estipulados en la reglamentación interna de la universidad para ser rector y entre sus primeras decisiones estuvo modificar dichas reglas. Entre ellas, desapareció la de haber ejercido los cargos de rector o decano universitario y la de haber ejercido con excelente reputación moral y buen crédito su profesión.

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El exrector renunció en marzo pasado, luego de meses de presiones, a través de un video que subió a YouTube: “Nuestra angustia económica prefabricada delincuencialmente desde un micrófono llevó a nuestros empleados a ejercer sus justas protestas que a la postre llevaron a la parálisis institucional”, acusó. 

Sombra larga

Pero eso no es todo. Según conoció SEMANA, Vargas Lamadrid habría la incursionado en la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) en la que hizo nombrar a una ficha suya como representante de las universidades. Se trata de Boris Fabricio Rodríguez (hijo del exconcejal Orlando Rodríguez), amigo y socio de negocios de Ramsés de larga data, y quien lo recibió en su casa tras la larga temporada en el exterior (ver documento).

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Es él quien después le abriría las puertas de otra institución de educación superior en conflicto, la Universidad Metropolitana, donde el rector de la Uniautónoma buscó una cuota de poder en la administración del clan Acosta Osío, que se contrapone al de Ivonne Acosta, heredera del fundador de esa casa de estudios, Gabriel Acosta Bedeck.

Allí Vargas habría logrado que se le entregara la contratación para impartir la instrucción del idioma inglés a los estudiantes de la Unimetro, como punta de lanza para entrar a reorganizar la estructura administrativa de esa universidad (ver documento).

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De hecho, Arturo González Peña, nombrado en septiembre de 2016 vicerrector de la Metropolitana, tiene en su haber su paso por la Autónoma como secretario general. Otro cercano aliado de Vargas es Héctor Manuel Esmeral, quien es abogado de los Acosta Osío en varias causas y además aparece como dueño de al menos uno de los predios que pertenecían a la Uniautónoma y que la Fiscalía investiga por su venta a un valor muy por debajo de lo que se hubiera transado en el mercado.

Una sucesión de decisiones judiciales han cambiado varias veces el panorama en la Metropolitana y mantienen la incertidumbre sobre la posesión del claustro. A esto ahora se le suma la captura Ramsés Vargas, pretendido salvador de la Uniautónoma, a quien le llegó la hora de responder ante la justicia.