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Comisión Segunda del Senado | Foto: Ángela María Robledo ?

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Tres ausentes opacaron el debate de control político a la paz

Aunque el canciller y el ministro de Defensa capotearon las críticas ante "la falta de una política pública de paz", las dos partes terminaron perdiendo. Ni el Gobierno pudo desterrar los rumores de desinterés en materia de implementación del acuerdo, ni la oposición pudo demostrar que tenía la razón.

26 de marzo de 2019

El debate de control político a la paz que se llevó a cabo este martes en la Comisión II del Senado no tuvo interlocutor directo. Ni el consejero para la Estabilización Emilio Archila; ni el alto comisionado de paz, Miguel Ceballos ni la ministra del Interior Nancy Patricia Gutiérrez llegaron al encuentro al que habían sido citados. Si bien el canciller Holmes Trujillo y el ministro de defensa Guillermo Botero capotearon la lluvia de críticas, no se pudo llevar a cabo el control político, en el estricto sentido de la palabra. 

"La paz deja de ser una política de Estado. No se no implementa una política de paz sino de retorno a la guerra. Se promueve una política negacionista del conflicto armado y también de la paz. Se promueve la reforma del Acuerdo Final al punto de ponerlo en riesgo", arrancó diciendo el senador Iván Cepeda, uno de los cuatro citantes. En seguida, tomaron la palabra Antonio Sanguino, Feliciano Valencia y Juan Diego Gómez. El problema, sin embargo, es que no había quien respondiera en detalle cada una de las críticas. 

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Todas las objeciones que se escucharon en el recinto apuntaron a la misma dirección: el presidente no tiene una política pública de paz. "Duque se parece cada vez menos a Duque y más a Fernando Londoño ", dijo el senador de la Alianza Verde antes de enumerar los incumplimientos que hay frente al acuerdo. En ese sentido aseguró, basado en el informe de la Secretaría Técnica del Componente de Verificación Internacional, que "a paso lento y con palos en la rueda avanza la implementación del acuerdo con las Farc".

Hay tres temas, según dijo, que presentan incumplimientos en su totalidad como los relacionados con la reforma rural integral; nueve que presentan retrasos como los vinculados con justicia, garantías de seguridad y reincorporación a la vida civil de los excombatientes; y cinco que avanzan como la Comisión de la Verdad, la acción integral contra las minas y la dejación de armas que cerró su ciclo en el gobierno de Juan Manuel Santos. 

Pero no solo en materia de métricas se enfocaron las críticas, sino también en el perfil de quienes hoy ocupan los cargos de la institucionalidad de la paz. "El Gobierno nombró a Darío Acevedo como director del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) a pesar que niega la existencia del conflicto. A Claudia Ortiz en la Agencia de Desarrollo Rural sin acreditar la experiencia y también está el posible nombramiento del general Guatibonza, en la Dirección Nacional de Inteligencia", señaló durante su intervención Sanguino. 

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Si bien los dos ministros respondieron sacaron adelante lo que tenía que ver con sus correspondientes carteras, lo grueso de la discusión no tuvo respuesta. "De 23 grupos de erradicación manual de cultivos ilícitos, este gobierno ha puesto en marcha 100 grupos apoyados", aseguró Guillermo Botero. El problema, sin embargo, es que esas cifras no tienen mucho que ver con el acuerdo sino con los ajustes que el gobierno le ha introducido al mismo. 

Agregó: "Gracias a implementación del plan El que la hace la paga, se han capturado 136.000 sujetos de los cuales 22 han sido cabecillas, desde el inicio de este Gobierno. La seguridad es una labor de todos los colombianos". El canciller Trujillo, a su turno, hizo lo propio. Aunque no tenía como defender en detalle la gestión del gabinete ausente, dejó claro "que el fin de la negociación con el ELN se dio por los incumplimientos de la guerrilla y su resistencia a cumplir unos mínimos como dejar el secuestro. Les dijo, además, a los asistentes "que hay que dejar atrás la idea de que hay amigos y enemigos de la paz"

Comenzó la agitada semana para la implementación del acuerdo en el Congreso. El primer balance, por lo pronto, no es muy prometedor. La baja participación en el primer round, no fue suficiente para que la oposición demostrara si tiene razón cuando dice que el presidente Iván Duque no tiene una política de paz definida. Pero el gobierno tampoco salió bien librado. El ausentismo de quienes lideran la política de legalidad y estabilización en los territorios llegó a alimentar "la teoría del desinterés" en materia de paz.