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| Foto: José Guarnizo

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Guardería del barrio de Yuliana está abandonada hace dos años

Si el espacio funcionara, beneficiaría a 50 niños. Junta de Acción Comunal de Bosque Calderón espera que el Estado o alguna ONG ponga allí los ojos.

21 de diciembre de 2016

Del jardín infantil Mis anhelos del barrio Bosque Calderón, donde vivía la pequeña Yuliana Samboní, sólo quedan los salones vacíos acumulando polvo. Desde hace dos años está inutilizado por falta de recursos, de docentes y personal que pueda hacerse cargo de la educación de 50 niños.

Martha Díaz, la presidente de la Junta de Acción Comunal, dice que si el espacio funcionara adecuadamente, muchas mamás que trabajan como empleadas domésticas no tendrían que bajar todos los días hasta barrios como Pardo Rubio o Juan XXIII para dejar a sus hijos antes de las jornadas laborales.

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El jardín estuvo operando diez años a cargo de una ONG, pero el proyecto se quedó sin fondos. A partir de ese momento, la edificación se convirtió en un guardadero de chatarra, andamios y canecas. “Desde cuando asumí el cargo en la Junta me propuse comenzar a limpiar el lugar, porque nuestro sueño es que esto vuelva a funcionar como la primera vez”, dice Martha mientras sacude el polvo de algunas cortinas.

Al lado de la casa vacía hay una cancha y el salón comunal. En época de vacaciones, se reúnen hasta 40 niños a jugar fútbol. “Este es el único lugar de esparcimiento en todo el barrio. No tenemos un parque ni otro lugar de recreación”, relata.

El barrio cuenta con un colegio de primaria que depende del Distrito: se trata de la Institución Simón Rodríguez, sede A, que acoge 300 niños. Pero hace falta un centro de salud, pavimentar calles y mejorar, por ejemplo, los servicios de recolección de basuras.  

Pese a la falta de equipamentos, hasta antes de que ocurrieran el secuestro y el asesinato de Yuliana, Bosque Calderón siempre fue un lugar seguro para los pequeños. La tragedia nunca se asomó ni por equivocación. “Lo que pasó con Yuliana estremeció al barrio porque nunca había ocurrido nada semejante. Nunca realmente habíamos sentido una pérdida de un niño y de esa forma tan cruel. Tampoco habíamos tenido accidentes con pólvora o incidentes de tránsito. Es un barrio seguro para ellos. Aquí todavía se manda a los niños a la tienda con una listica y sabemos que nos les pasará nada malo”, continúa.

Martha se atreve a decir que los menores en Bosque Calderón, donde conviven unas 550 familias, son felices. “Son niños que aunque no tengan todas sus necesidades abastecidas, conviven en libertad: juegan, corretean, suben por la loma, bajan a la cancha”. Lo que necesitan es que el Estado los voltee a mirar.

O que alguna ONG se interese por la operación de la guardería. Al espacio físico hay que hacerle algunas mejoras. Se necesitan enchapes para los baños, puertas, mejorar los pisos de la primera planta. También hay que comprar materiales didácticos y juegos.

El edificio necesita además una buena mano de pintura. “Si viniera una ONG a apoyar este jardín infantil sería una maravilla. Aquí han venido del Distrito varias veces, pero nunca se ha concretado nada. Esa es una posibilidad muy remota porque el barrio no está legalizado y no tenemos papeles que acrediten la propiedad del terreno”.

Ha sido tanto el empeño de Martha para que el jardín infantil vuelva a funcionar, que hace dos meses, luego de que lo aprobara la Junta de Acción Comunal, pusieron a circular una rifa de tres millones de pesos (un premio mayor de dos millones y dos secos de 500.000 cada uno) para reunir algo de plata para adecuar la casa.

Casi todas las noches, entre las 7 p. m. y las 9 p. m., que era cuando los vecinos regresaban de trabajar, recorrían el barrio para promover la rifa a través de perifoneo y visitas puerta a puerta. Pero la estrategia no tuvo el resultado que esperaban y ahora Martha reza para que lo recaudado al menos alcance para pagar los premios.   

Líderes sociales como Martha y Luis Bernal Moreno, un hombre que permaneció más de 20 años como presidente de la Junta de Acción Comunal, coinciden en decir que Bosque Calderón necesita de un empujón. “Llevamos mucho tiempo tratando de sacar adelante este barrio que tiene 80 años de historia. Si nos ayudan con la legalización, se nos solucionarían muchos problemas. Aquí nadie tiene escrituras de los terrenos”, dice Luis.

Lo mejor de Bosque Calderón, dice Martha, es su gente. Aun sin la presencia del Estado han logrado sacar adelante a varias generaciones de hijos y nietos. Y siempre a punta de trabajo y con la ayuda de vecinos. Que no es poca cosa.

*Lectores que quieran aportar con la causa de la guardería, pueden comunicarse con Martha Díaz, presidenta de la Junta de Acción Comunal. Celular: 3132879182.