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La muerte de Juan Camilo Arboleda y el tiempo extra de la Maratón Medellín

De la Urbe, el laboratorio de periodismo de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, investigó el caso del docente que falleció en la competencia. Los hallazgos son impresionantes. SEMANA reproduce la historia.

Redacción De la Urbe
5 de octubre de 2018

Edwin Henao conserva un video del momento en que Juan Camilo Arboleda Alzate se aproxima a la meta de la prueba de 21 kilómetros de la Maratón Medellín 2018. Según el registro de su celular, eran las 8:21 de la mañana de ese domingo 16 de septiembre. Edwin recuerda que estaba ubicado detrás de las vallas que separaban al público de los atletas, aproximadamente a 50 metros del lugar de llegada de la carrera en el Parque de las Luces. Esperaba a los corredores a quienes entrena en su gimnasio ubicado en el Alto de Las Palmas. Juan Camilo era uno de ellos.

Dato: Transcurrieron 6 minutos para la llegada de los primeros socorristas de la organización y entre 10 minutos y 10 minutos con 30 segundos, para la llegada de la ambulancia.

En el audio del video se escuchan las palabras de Edwin cuando ve a Juan Camilo unos metros antes del sitio donde estaba ubicado, justo en el cruce de la Calle San Juan con la carrera Carabobo, frente a la antigua estación principal del Ferrocarril de Antioquia. “Ahí viene ‘Milo’ (…) huy, viene encalambrado, ‘Milo’ viene encalambrado”. Edwin lo anima, le dice que tome agua. Juan Camilo avanza unos metros más, pasa frente a su entrenador, se tambalea y más adelante se detiene casi por completo. Cuando casi se desploma sobre las vallas del lado opuesto, dos corredores se acercan y lo sostienen para ayudarle a terminar el recorrido. Al final del video, de 47 segundos, se escucha al animador de la carrera pedir ayuda de paramédicos en la meta.minutos posteriores, De la Urbe los reconstruyó con base en los tiempos oficiales de la carrera, en los testimonios de siete testigos y en las fotografías de Andrew Marín y de otros dos fotógrafos de medios de comunicación que solicitaron la reserva de sus identidades. Aunque conocimos las imágenes, nos abstenemos de publicarlas, igual que el video del entrenador, por respeto a la privacidad de Juan Camilo y de su familia.

Con base en las horas registradas en las secuencias fotográficas y en el video, y al triangular esos datos con los registros de la competencia, es posible afirmar que luego del paso de Juan Camilo por la meta, transcurrieron seis minutos para la llegada de los primeros socorristas de la organización y entre 10 minutos y 10 minutos con 30 segundos para la llegada de la ambulancia.

Esos tiempos contrastan con lo afirmado en las horas posteriores por Gustavo Orozco, director de la Maratón Medellín. Ese mismo domingo le dijo a Teleantioquia Noticias que el deportista fue atendido “inmediatamente”. Al día siguiente respondió en una entrevista para Caracol Radio: “Nosotros cumplimos toda la normatividad, hay un plan de contingencia que se tiene que aprobar y todo fue aprobado, inclusive en algunas partes nos excedimos en los recursos”.

Precisamente ese, el de los recursos para la atención, es un elemento clave. Vigías Antioquia es uno de los seis grupos de socorristas registrado ante el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Medellín (DAGRD) y prestó los servicios de “prevención y primeros auxilios” en la Maratón Medellín. El convenio entre esa entidad y MCM Operador de Eventos Deportivos y Recreativos, organizador de la competencia, tuvo un valor de 10 millones 164 mil pesos. El servicio incluyó cuatro ambulancias para traslado asistencial básico (TAB), tres ambulancias medicalizadas (TAM), siete motos para atención prehospitalaria (APH), dos carpas hospital básicas y tres medicalizadas. Finalmente, dos equipos de avanzada conformados por dos tecnólogos o técnicos en atención prehospitalaria y seis socorristas.  

Al ser consultado por De la Urbe, el director de la carrera dijo que no es experto en el tema, que la entidad que puede responder por los tiempos de atención es Vigías Antioquia y aseguró que la Maratón Medellín cumplió con las exigencias: “Hemos contratado con una firma especializada en el tema y hemos cumplido con la normatividad que exige la municipalidad de Medellín. Hasta ahí me puedo referir al tema. Quien debe referirse a tiempos y atenciones adecuadas u oportunas es Vigías. No soy experto para considerar si fueron tres minutos, 10 minutos, cinco minutos; si ese tiempo fue prudente o no fue prudente o si está dentro de los estándares que se manejan en ese campo”.

Orozco agregó que fue “un caso fortuito, totalmente salido de la organización, puesto que los atletas o participantes son los que, voluntaria y soberanamente, toman la decisión de participar y en toda la literatura nuestra siempre sacamos tips y recomendaciones para tener en cuenta. Concretamente solicitamos o recomendamos que el participante se haga un examen médico previo al sentir algunas anomalías en su organismo y, cuando reclaman el kit, firman una exoneración donde consta que los riesgos los toman personalmente y liberan de toda responsabilidad a las organizaciones que están preparando el tema”.

"Cuando reclaman el kit, firman una exoneración donde consta que los riesgos los toman personalmente y liberan de toda responsabilidad a las organizaciones que están preparando el tema”: Gustavo Orozco, director de la Maratón de Medellín.

Martha Henao es desde 2005 la directora de Vigías Antioquia y afirma que ellos mismos determinan el despliegue necesario para la atención. En esta oportunidad, según Henao, fue definido en dos recorridos previos por las rutas de la competencia.

Diego Moreno, director encargado del DAGRD, asegura que ese plan de contingencia, en particular en lo referido a la ubicación de ambulancias y puntos de atención médica, hace parte de la documentación que esa entidad, en conjunto con la Secretaría de Salud, exigió para dar el visto bueno a la realización del evento. 

La directora de Vigías Antioquia asegura que en la meta había dos equipos de intervención conformados por ocho personas: “Esos ocho muchachos tienen que atender todo: el que viene agotado, el que viene con un calambre, el que viene con una deshidratación (…) Visualmente uno ve una persona así y es muy difícil saber que está sufriendo un paro. La única forma es con una valoración primaria, entonces en ese momento todos los atletas tienen prioridad en la atención”.

Según su relato, para el momento de la llegada de Juan Camilo a la meta, el equipo estaba dividido entre la zona donde calentaban los corredores de las categorías que partían a las 8:30 de la mañana y el lugar donde terminaba la media maratón. Estos últimos, sin embargo, atendían a otras personas que habían llegado con dolencias. “Ellos [el equipo de intervención] presenciaron el paro de Camilo, pero ¿sabían que era un paro? No, ellos estaban atendiendo a otras personas”.

En el instructivo entregado a los corredores, hay un mapa que precisa la ubicación de los puntos de interés en la zona de partida y llegada de todas las categorías. Según ese documento, el personal de primeros auxilios estaba ubicado justo después del cruce de la calle San Juan con la Carrera Cúcuta. Ese lugar está ubicado a aproximadamente 180 metros de la meta.

Yamid Hernández corrió en la misma categoría de Juan Camilo y fue la primera persona que le ayudó a mantenerse en pie cuando estuvo a punto de desplomarse antes de cruzar la meta. En una de las primeras fotografías de ese momento publicadas en medios de comunicación, Yamid aparece sosteniendo a Juan Camilo con la ayuda de otro atleta. Recuerda que ambos pedían ayuda y que una mujer, quien también corría la prueba y dijo ser enfermera, fue la primera persona en atender ese llamado.

Según su relato, que coincide con el de los otros testigos, la ambulancia estaba ubicada cerca de la Biblioteca EPM y, para llegar al lugar, tuvo que hacer varias maniobras, esquivar carpas y vallas de los patrocinadores, y a los corredores que llegaban a la meta. Yamid permaneció en el sitio hasta que la ambulancia partió hacia el Hospital General.

De la Urbe también tuvo acceso al video oficial que la carrera ofrece a los participantes con el seguimiento de su paso por algunos puntos del recorrido. En esas imágenes se ve con claridad el momento en que ambos corredores piden auxilio y llevan a Juan Camilo soportado en sus hombros hasta la meta. Se ve también el momento en que es el mismo Yamid, con ayuda de un fotógrafo de la organización, quien mueve los conos que separaban los carriles en la llegada para desviar a los demás atletas mientras llegaba la atención médica. Por la crudeza del resto de la secuencia, publicamos solo ese apartado del video.

Martha Henao, la directora de Vigías Antioquia, responde que la congestión impedía a su equipo definir con certeza las necesidades de la atención. “Nos informaron que había gente gritando y pidiendo auxilio, pero hay que tener en cuenta los gritos de los demás competidores, la música de la tarima y además había un animador. Con todo ese bullicio no se escucha claramente un llamado”. El animador, sin embargo, es la persona que en el video de Edwin Henao se escucha pidiendo por los altavoces la atención de un paramédico para Juan Camilo, incluso antes de que cruzara la meta.

Sobre los procedimientos que siguió su equipo, Henao dice que la primera persona en desplazarse hasta el sitio donde otros atletas ayudaban a Juan Camilo fue una tecnóloga en atención prehospitalaria. Ella fue la encargada de activar el “código azul”, lo que indica que alguien sufre un paro. “Cuando los dos médicos llegan, uno hace la respiración y el otro las maniobras cardiacas. En la ambulancia se le aplicó el desfibrilador porque hay cosas que, por protocolos, no podemos hacer en el mismo lugar. Había dos desfibriladores ahí, pero hay que hacer la evaluación, se toman signos vitales, y según lo que se obtenga se decide si se desfibrila o no. Bajo los protocolos de los médicos, ellos son los que deciden”.

En su diálogo con De la Urbe, Henao reiteró lo que le dijo a El Colombiano en un nota publicada el 18 de septiembre, dos días después de la carrera. Según dijo, desde la activación del “código azul”, la ambulancia se tardó 42 segundos en llegar al sitio. Sin embargo, reconoció que es difícil calcular el tiempo en ese tipo de eventos. Al conocer las conclusiones que ofrece el análisis de las fotos y el video, respondió: “Yo ese horario que tú tienes yo te lo respeto”.

Con la intención de contrastar los costos y los recursos dispuestos para la atención en salud, el lunes primero de octubre De la Urbe solicitó a Vigías Antioquia la información correspondiente al servicio que la misma entidad prestó a la Maratón Medellín en 2017. El 2 de octubre la entidad remitió una cotización en la que llamaba la atención que la fecha era de ese mismo 2 de octubre de 2018. Al preguntar por las razones, enviaron otro documento con la misma información, pero esta vez con fecha del primero de junio de 2017.  

Más allá de esa inconsistencia, entre el dispositivo de 2017 y 2018 la única diferencia radica en que el año anterior Vigías Antioquia dispuso un solo equipo de avanzada, mientras este año fueron dos. No obstante, el costo del servicio el año pasado fue superior en 566 mil pesos. 

Diego Velásquez Meisel es cardiólogo intervencionista y afirma que eventualidades como la que sufrió Juan Camilo, en personas jóvenes, sanas y bien entrenadas, son extremadamente raras, pero frecuentemente catastróficas si la atención no es “oportuna y adecuada”.

"Ellos [el equipo de intervención] presenciaron el paro de Camilo, pero ¿sabían que era un paro? No, ellos estaban atendiendo a otras personas”. Martha Henao, directora Vigías de Antioquia.

Una investigación publicada en 2016 en la revista European Heart Journal, indica que “la tasa de sobrevivencia después de paros cardíacos, durante actividad deportiva es usualmente menor al 20 por ciento”. Ese análisis hizo seguimiento a los eventos mortales o potencialmente mortales en los eventos de Race de París entre septiembre de 2006 y abril de 2012. Entre 17 casos seleccionados, 13 estuvieron relacionados con eventos cardiovasculares. El estudio concluye que dos de esos pacientes murieron y que la reanimación cardiopulmonar y la desfibrilación fueron los métodos más efectivos para salvar la vida de los pacientes. 

Velásquez afirma que se debe considerar no solamente el tiempo que se tardó la atención. Lo ideal en esos casos, afirma, es usar un desfibrilador para tratar de restituir el ritmo normal de los latidos del corazón del paciente en los primeros tres a cinco minutos. Pasados 10 minutos, la posibilidad de que se recupere el ritmo cardiaco normal se acerca a 0%. Con esa idea coincide Carlos Rojas, médico internista y cardiólogo: “Si se deja pasar el tiempo, hay menos probabilidades de supervivencia porque puede haber muerte cerebral. A nosotros el cerebro nos ayuda sin oxígeno hasta tres minutos”.

En el caso de Juan Camilo, con base en los tiempos de atención y en la versión de la directora del grupo Vigías Antioquia, existe la certeza de que la desfibrilación no se realizó antes de 10 minutos desde su llegada a la meta.

La historia clínica, que conoció De la Urbe, indica que Juan Camilo llegó al Hospital General sin signos vitales: no tenía frecuencia cardiaca ni respiración. Las labores de reanimación se suspendieron después de 45 minutos. “La única oportunidad de supervivencia que habría tenido era que hubiera recibido una atención oportuna y adecuada; porque no es que llegue alguien rápido sino que llegue alguien rápido y con los recursos mínimos”, dice Velásquez.

El especialista agrega que, con base en la información de las personas que presenciaron la atención, no se cumplieron esas condiciones. “Es que cuando la ayuda llega a los 42 segundos, nadie va a decir que pasaron 10 o 12 minutos, que es el común denominador de lo que dicen los testigos. Ese es un tiempo excesivo y más en la meta. Me parece inaceptable que en una carrera como la Maratón Medellín, supuestamente en la ciudad más innovadora del mundo, la ayuda se haya demorado ese tiempo. Uno no sabe si Camilo hubiera sobrevivido, pero era la única oportunidad que tenía”.

Un deportista entrenado y las señales del reloj

Carolina Mejía es la esposa de Juan Camilo, es artista plástica, profesora universitaria y corre de manera competitiva desde 2013. Fue ella quien un día de finales de 2015 conoció por casualidad el gimnasio de Edwin Henao e invitó a su esposo a que entrenaran juntos.

Edwin se graduó en 2010 como profesional en Deporte del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid. Fue Selección Colombia de Taekwondo y empezó en el running en 2013, el mismo año en que inauguró su gimnasio. En 2015 conformó el grupo de trail running con el que Camilo participó de su primera competencia oficial a principios de 2016.

Entre Carolina y Edwin calculan que, contando esa primera carrera, Camilo pudo haber participado en por lo menos 15 carreras de running y trail running entre 2016 y 2018. Entre ellas, además de las dos últimas ediciones de la Maratón Medellín, se encuentra la Media Maratón de Bogotá que se realizó el 29 de julio pasado, las carreras Chicamocha Canyon Race en Santander y Del Mar a la Cima en la Sierra Nevada de Santa Marta.

Sus rutinas de entrenamiento incluían las actividades personalizadas de fuerza que realizaba una vez a la semana en el gimnasio, las rutinas de running que el entrenador preparaba para otras tres jornadas semanales y, con frecuencia, los fines de semana salían de la ciudad para hacer entrenamiento en montaña. Juan Camilo, a sus 38 años, alternaba el deporte con su actividad académica. Era profesor del programa de Periodismo de la Universidad de Antioquia, coordinador digital del Laboratorio De la Urbe y estudiaba un doctorado en Humanidades en la Universidad Eafit.

En los entrenamientos y las competencias, monitoreaba su actividad con un reloj Garmin Fenix 2. Los datos registrados por ese equipo en la carrera del 16 de septiembre muestran un comportamiento anormal en su frecuencia cardiaca. Mientras el promedio durante toda la carrera es de 150 pulsaciones por minuto (ppm), entre los kilómetros 12.5 y 15 se reduce a 85 ppm, pese a que su velocidad se mantiene constante.

El médico Rojas utiliza un monitor similar en sus propios entrenamientos. Explica que a él mismo le ha pasado que su reloj marque frecuencias erróneas. Pero dice que “desde el punto de vista fisiológico no es normal” que la frecuencia cardiaca baje al 50%.

Juan Camilo Correa es médico deportólogo y dice que las causas de un descenso de la frecuencia cardiaca pueden ser diversas: “Sobre todo unas que se llaman bradiarritmias y otras que se llaman bloqueos cardiacos. Pero la única forma de uno diagnosticar eso y saber qué está ocurriendo es con una evaluación previa”.

Por tanto, Correa dice que la gráfica “no tiene mayor validez médica”, pues un pulsómetro solamente muestra cómo es la frecuencia cardiaca en momentos específicos, a diferencia de los latidos exactos que refleja un electrocardiograma.

Mauricio Ladino es licenciado en Educación Física, entrenador de atletismo y miembro del Colegio Colombiano de Educadores Físicos (Colef). Aunque reconoce que los equipos de monitoreo pueden presentar fallas, desde su punto de vista, el registro del reloj de Juan Camilo fue una señal de que algo andaba mal en su cuerpo.

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Dato: pasados 10 minutos la posibilidad de que se recupere el ritmo cardiaco normal se acerca al 0%.

“Normalmente no pasa eso de que tú estés en 140 o 160 pulsaciones, te bajes a 80 y luego vuelvas a subir. Es que resultó con la frecuencia cardíaca de una persona casi en reposo. Es una decisión del deportista decir ‘me detengo por mi salud’, pero eso es lo que menos sucede porque él siente que debe esforzarse, intentarlo, superar esa crisis que está teniendo. Creo que pudo haberle pasado eso a él”, dice Ladino. 

Por su parte, Libardo Hoyos, entrenador de la Liga de Atletismo de Antioquia, explica que en las medias maratones es normal que los deportistas presenten una crisis cerca de la mitad de la carrera. Aunque esto no explica la caída en la frecuencia cardiaca de Juan Camilo, Hoyos asegura que entre los kilómetros 12 y 14 los niveles “se merman y a medida que nos vamos preparando vamos aprendiendo a que esas crisis no lleguen tan rápido. De pronto, a partir de ese kilómetro 12 hubo una mayor exigencia de él y superó sus límites de trabajo”.

Y es que al conocer sus rutinas de entrenamiento, para los expertos pierde fuerza la idea que circuló en algunos medios de comunicación de que Juan Camilo no contaba con la preparación para correr una media maratón. También la idea de que se había excedido en sus entrenamientos. 

En la emisión de 6AM Hoy por hoy de Caracol Radio el 17 de septiembre, Darío Arizmendi, director de ese programa, afirmó que “hay decenas de personajes que se meten a correr este tipo de competencias sin la debida precaución, sin la debida preparación; sin saber si tienen o no condiciones, si han entrenado, si no han entrenado, si han hecho deporte durante los últimos meses, si han hecho algún control de corazón”. En el mismo programa, la periodista Patricia Pardo expresó: “Usted lo que tiene es que hacer deporte de manera responsable, usted no puede una semana o dos semanas antes irse a preparar para una maratón”.

En su celular, Juan Camilo registraba sus actividades con la aplicación Runtastic. En 2017 estableció la meta de correr durante ese año 1.000 kilómetros y corrió 1.022. Para 2018 su meta subió a 1.200 y llevaba 1.114, el 92% de ese objetivo. Para Ladino, esa cifra es razonable: “Son cerca de 25 kilómetros semanales. Realmente no es mucho como objetivo para un atleta amateur. Él, en la carrera de 21k, en un solo día, casi estaba cumpliendo el objetivo de la semana. Claro, eso para una persona sedentaria es muchísimo, pero para una persona que ya llevaba tres años de entrenamiento no era demasiado”.

Las cuentas pendientes de la Maratón Medellín

Dos días después de la carrera, en una entrevista para Vivir en El Poblado,el director de la Maratón Medellín, Gustavo Orozco, lamentó la muerte de Juan Camilo, el atropellamiento del atleta keniata Joseph Kiprono (quien lideraba la media maratón) y el accidente cerebrovascular de la corredora de la categoría 10K María del Carmen Ramírez, pero dijo sobre la carrera que “el resultado es muy bueno, es excelente”.

Esos tres episodios, sin embargo, riñen con ese balance. Y es que si bien la totalidad de los expertos consultados para este informe coinciden en que resultaría imposible para la organización del evento prevenir afecciones de salud en los participantes, el despliegue logístico quedó en entredicho.

Aunque Kiprono sufrió solo algunas contusiones y regresó a su país, su caso también deja dudas. El atleta fue arrollado por un vehículo cerca de la estación Exposiciones del metro cuando estaba muy cerca de ganar por segunda vez (la primera fue en 2015) la media maratón de Medellín.

Mario Andrés Ramírez, subsecretario de Seguridad Vial y Control de Medellín, anunció el mismo día de la competencia una investigación para establecer si se cumplieron los protocolos del Plan de Manejo de Tránsito (PMT), otro de los requerimientos que tuvo que presentar la organización de la carrera, que incluye los cerramientos viales. De la Urbe solicitó a la Secretaría de Movilidad de Medellín los avances de esas investigaciones y el 3 de octubre esa dependencia, también por medio del subsecretario Ramírez, explicó que todavía no hay conclusiones, pero que avanzan dos indagaciones en paralelo: por una parte, el proceso contravencional con el conductor involucrado. Por otra parte, la revisión administrativa sobre por qué se presentó ese incidente pese a que el PMT fue avalado por la Secretaría.

Frente a este hecho, Gustavo Orozco, director de la Maratón Medellín, le dijo a De la Urbe que el dispositivo de la carrera incluye vallas, cerramientos, cintas, señales de precaución, pasacalles de alerta al público por cierres viales y todo un plan de comunicación. Sin embargo, reconoció que “con el cúmulo de evidencias que se recogieron se determinó que hay que hacer algunos ajustes a futuro. La Secretaría de Movilidad, en lo que le corresponde, está analizando el tema en profundidad. Igualmente, nuestra organización también ha hecho un análisis muy detallado, no solamente del sitio específico donde ocurrió el incidente sino de todo el recorrido”.

Mireya Paz es médica y corredora aficionada. Trotaba muy cerca del lugar por donde pasaba la carrera cuando vio al atleta keniata que acaba de ser atropellado. Se acercó para prestarle primeros auxilios y terminó acompañando al atleta en la ambulancia que atendió la emergencia. “Estuve en la ambulancia porque no había médico en ese momento y no había alguien que hablara inglés. Ayudé a auscultar al keniata y llegué con él hasta el hospital donde le prestaron toda la atención debida”, recuerda.  

No obstante, al resultado “excelente” del que habló el director de la carrera se suma la publicación que hizo en sus redes sociales el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez el mismo día de la competencia. El alcalde escribió que tenía “sentimientos encontrados”, que le entristecía la muerte de Juan Camilo, que estaba atento a su caso y al del atleta keniata, pero que al mismo tiempo sentía “la alegría y la emoción de llegar a la meta una vez más. Fueron 21K que corrí con el alma. Además nada mejor que mejorar tu propio tiempo. Llegué en 1 hora 48 min 40 seg”.  

En los comentarios a esas publicaciones, varias personas cuestionaron a Gutiérrez por celebrar su tiempo de carrera pese a los incidentes que se presentaron e incluso cuestionaron a la Alcaldía de Medellín por la organización del evento. Sin embargo, la vinculación de la administración municipal con la carrera es con la figura de un convenio de apoyo reglamentado por el decreto 092 de 2017 de la Presidencia de la República.

Andrés Felipe López es el líder de la Oficina de Eventos de Ciudad del Instituto de Deportes y Recreación de Medellín (INDER) de la Alcaldía de Medellín. Explica que un comité de eventos de esa entidad es el encargado de valorar las propuestas de los organizadores de diversas actividades relacionadas con deporte, recreación y actividad física, y definir aportes en especie o con recursos económicos. Fue así como la Maratón Medellín 2018 recibió del INDER 100 millones de pesos.

“Se supone que entonces ellos tienen la estructura de personal, administrativa, logística y el conocimiento para hacer todo este evento y la experiencia lo muestra. Cosa contraria es que fuera una entidad que fue creada hace dos meses y viniera a decir ‘voy a hacer una maratón’, ahí uno dice ‘ni loco’”, afirma López. 

Sobre la destinación de los recursos, López dice que la Alcaldía de Medellín desembolsó el 50% antes del evento, al firmar el acta del convenio. El 50% restante se entregaría una vez el organizador presente un informe de rendición de cuentas, posterior al desarrollo de la actividad, en que demuestre que el dinero se usó para asuntos logísticos y no, por ejemplo, para rubros como publicidad.

La fecha límite para la presentación del documento por parte de MCM se cumple la primera semana de octubre. Para el momento de esta publicación, el INDER confirmó que no había recibido el informe. Según López, en caso de que no sea presentado, se iniciarían procesos sancionatorios. 

“No estamos ajenos a la situación. Nos dolió porque ese tipo de cosas no deberían pasar. Si fuera organizado por nosotros, ¡ah problema en el que nos hubiéramos metido! porque es la Alcaldía, porque es una entidad pública. Pero estamos hablando de la vida de una persona. Si bien la responsabilidad es de MCM, no nos podemos quedar marginados del tema y decir que aquí no pasó nada. Con eso vamos a tomar los correctivos para los próximos eventos”, agregó López. 

Detrás de MCM, la corporación organizadora de la Maratón, se encuentran dos entidades privadas: Camacol Antioquia y la Liga Antioqueña de Atletismo. El acta de constitución de la entidad precisa que fue creada en junio de 2003. A su vez, de acuerdo con el certificado de existencia y representación legal expedido por la Cámara de Comercio de Medellín, su objetivo principal es “la realización, dirección, apoyo y patrocinio de todo tipo de eventos con carácter deportivo, cultural educativo, social y en general aquellos que propendan por el desarrollo integral de las personas”.

En ese mismo certificado consta que de su junta directiva hacen parte, entre otros, Luis Alfonso Lorduy Valiente, presidente ejecutivo de la Liga de Atletismo de Antioquia; Eduardo Loaiza Posada, presidente de Camacol Antioquia; y Julio Roberto Gómez Gaitán, quien fue director de Indeportes Antioquia durante la administración de Luis Alfredo Ramos, presidente del Deportivo Independiente Medellín y es uno de los más reconocidos dirigentes deportivos del departamento.

Los estados financieros de MCM en 2017 indican que durante ese año la corporación recibió inscripciones por valor de  $739,407,928. Eso, sumado a actividades de operación logística, vinculación publicitaria, patrocinios y stands arrojó ingresos totales por $2,693,223,401. Mientras tanto, los gastos operacionales de la corporación fueron de $2,564,072,283. Así, sus excedentes en ese periodo fueron por $198,611,022.

"Si bien la responsabilidad es de MCM, no nos podemos quedar marginados del tema y decir que aquí no pasó nada. Con eso vamos a tomar los correctivos para los próximos eventos": Andrés Felipe López, líder de eventos de Ciudad del Inder.

Lo que llama la atención es que, según el acta de la última asamblea de MCM, llevada a cabo el 22 de marzo de 2018, esos recursos se destinaron para “realizar donaciones a entidades sin ánimo de lucro que se dediquen a realizar actividades meritorias conforme a lo establecido en el artículo 359 del Estatuto Tributario”.

Sin embargo, el mismo documento indica que “las entidades a las que se les realizará la donación serán a la Liga de Atletismo de Antioquia y a Camacol Antioquia, la primera para el apoyo al deporte aficionado en los términos de la ley 181 de 1995 y a la segunda, para realizar programas de apoyo social referidos a los objetivos globales definidos por las Naciones Unidas. (Obras Escuelas)”. En otras palabras, los excedentes fueron donados a los propios socios fundadores de la corporación. 

Al respecto, Gustavo Orozco, quien además de dirigir la Maratón es el representante legal de MCM, afirma que no existe ninguna irregularidad en la destinación de esos recursos: “Ese dinero que se distribuye a las dos empresas, ellos lo usan para hacer actividades meritorias conforme a la ley”. Tres expertos consultados por De la Urbe sobre el tema coinciden en que haber destinado esos recursos a los socios de la corporación no es ilegal. Sin embargo, uno de ellos, Juan Camilo Herrera, abogado y profesor de derecho económico de la Universidad de Antioquia, afirma que esa decisión por parte de la asamblea de MCM sí genera dudas desde el punto de vista ético.

Otros referentes

La Maratón de Boston es una de las competencias atléticas más importantes del mundo. Para clasificar, los deportistas deben cumplir con tiempos y marcas específicas en otras competencias internacionales . La Maratón Medellín es una de ellas, lo que explica, según según Gustavo Orozco, que a esta versión hayan asistido atletas de 42 países.

Fernando Jamarne es el director de la Federación Internacional de Maratones y Carreras de Distancia (AIMS), entidad que agremia a más de 450 eventos atléticos en todo el mundo, uno de ellos es la Maratón Medellín. Explica que si bien la federación evalúa que las carreras que avala estén medidas y certificadas, “AIMS no impone medidas de seguridad, de organización o logística, ya que éstas sólo le competen a cada carrera en particular conforme a las normas que regulan la actividad en la respectiva jurisdicción”.

La Maratón de Santiago se realizó el 8 de abril y también es clasificatoria a la Maratón de Boston. Según Jamarne, quien también dirige esa competencia, en la más reciente edición, en la que participaron 33 mil corredores, autoridades como los Ministerios de Salud, Interior y Transporte otorgaron los permisos para su realización. Además, “existe un cuerpo médico de 52 profesionales desplegado en toda la ruta del Maratón (42K), tanto en motocicletas, como ambulancias y puestos fijos; todos ellos con equipos desfibriladores; en el sector de meta contamos con diversas carpas con equipos de reanimación, camillas móviles y fijas, equipos de salud de urgencia y personal entrenado en reacción inmediata de atención de urgencia (UCI)”, dice.

En el caso de la Media Maratón de Buenos Aires, realizada el 26 de agosto, los participantes deben firmar un documento de deslinde de responsabilidades, además, se les exige un certificado médico de aptitud física para carrera de calle. Mauro Regal, profesor de Educación Física y entrenador del equipo TerraTraining, que compitió en esa carrera, dice que “tenía muchos puntos de control. Tenía muchos desfibriladores para cualquier emergencia cardiovascular. Cada cinco kilómetros habían puestos de abastecimiento para hidratación. Había más de 20 mil inscritos para la carrera de 21k y una cobertura médica inmensa”.

A pesar de ese despliegue, Osvaldo Norberto Carrizo, un competidor de 55 años, falleció después de sufrir un paro cardiorespiratorio en los primeros kilómetros de la carrera. Sobre este acontecimiento, Mariano Verna, un corredor de la misma categoría, afirma que “si bien no sobrevivió, la atención fue inmediata. Se veía todo un despliegue de médicos y paramédicos con equipos de desfibrilación”. 

Ese caso le pone rostro a lo que afirman los expertos: la atención adecuada y oportuna no garantiza que se hubiera podido salvar la vida de Juan Camilo o de cualquier otro deportista en una situación similar. Pero queda claro que la disposición de los recursos necesarios era la única opción para que esa no fuera su última carrera.

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Nota editorial de De la Urbe: Al final de la mañana del domingo 16 de septiembre nos enteramos en el equipo de De la Urbe que Juan Camilo Arboleda Alzate, nuestro compañero, sufrió un paro cardiorrespiratorio, muy cerca de la meta de la Maratón Medellín, cuando terminaba su participación en la prueba de 21 kilómetros. Fue declarado muerto después en el Hospital General de Medellín. Durante las horas siguientes, circularon versiones contradictorias de testigos y organizadores de la competencia sobre las condiciones de la atención que recibió por parte del personal logístico y de salud contratado para la carrera.

Estas líneas son una declaración —que aunque obvia no es menos importante— sobre nuestra vinculación personal y laboral con una de las partes de esta historia. Son, al mismo tiempo, el medio para expresar que esta investigación pretende ser más que la anécdota de lo sucedido con Juan Camilo; podría ser la historia de cualquiera de los 15 mil participantes de la Maratón Medellín 2018 y de muchos más que estarán en las próximas ediciones de esa competición.