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Ernesto Samper y Enrique Peñalosa se enfrentaron por el metro. | Foto: Semana

POLÍTICA

La pelea sobre el metro de Peñalosa y Samper en Twitter: ¿Quién tiene la razón?

El alcalde de Bogotá y el exmandatario colombiano cruzaron un par de trinos en los que se culparon mutuamente de que en Bogotá todavía no exista metro. ¿Qué pasó en ese entonces?

19 de julio de 2019

Este jueves Claudia López acompañó al Polo Democrático al Consejo de Estado para que revise la legalidad del proyecto del metro elevado, que aunque ha superado 4 demandas, todavía tiene 2 en contra. Los argumentos del Polo son que el proyecto no está concebido dentro del POT vigente, que hay presuntas irregularidades en la declaratoria de importancia estratégica y que no habría estudios de factibilidad en el momento en que la iniciativa fue aprobada por el Concejo de Bogotá y por lo tanto “habría ilegalidades en el proceso”.

A propósito el alcalde Enrique Peñalosa publicó un trino en el que se fue lanza en ristre contra el expresidente Ernesto Samper: "Una mentira muy generalizada entre los consuetudinarios mentirosos, incluyendo el narcofinanciado sin visa, es que en mi pasada alcaldía preferí TransMilenio al Metro. Falso. Íbamos a hacer ambos. Pero el gobierno Samper le hizo conejo a Bogotá y no dio los recursos".

A esto el exmandatario contestó: "El impopular por ineficiente alcalde Peñalosa recurre al insulto para esconder el conejo que le puso a Bogotá cuando desconoció el compromiso firmado en Monserrate para el Metro subterraneo y convenció al también impopular por ineficiente Pastrana de pasar la plata al Transmilenio".

SEMANA consultó a Dario Hidalgo experto en movilidad y entonces gerente del proyecto del metro que nunca vio la luz. Explicó que tanto Samper como Peñalosa tienen imprecisiones. Es cierto que Samper hizo dos acuerdos para aprobar los recursos para el metro, el Pacto de Monserrate en 1998 y la firma del acuerdo entre la Nación y el Distrito en julio del mismo año. El problema es que esos recursos serían aprobados solo si se cumplian un número importante de condiciones impuestas por el Departamento Nacional de Planeación que en ese momento estaba en cabeza de Cecilia López. Entre esas condiciones estaban: Hacer la empresa metro, estudios adicionales alrededor del proyecto que tenían que ver con las redes de servicios públicos, medio ambiente y paisajismo. Debía haber una validación de los recursos por parte del Estados y además se debía presentar la estructuración técnica para hacer la licitación. Todo esto sin contar con los recursos del Estado. 

En los dos años siguientes, según relata Hidalgo, se cumplieron con todos esos requisitos, pero cuando se llegó el momento de recibir los recursos en el año 2000 Andrés Pastrana dijo que no había plata para el metro. Algunos le achacan falta de voluntad política tanto a Samper como a Pastrana. No obstante, sí es cierto que para ese entonces el país atravesaba por una fuerte crisis financiera: Pastrana había tenido su fallido proceso de paz, había sucedido el trágico terremoto en Amenia, los bancos necesitaban la ayuda del gobierno porque estaban al borde de la quiebra y hubo una bomba pensional. 

El enfrentamiento entre Samper y Peñalosa tiene que ver con la pelea que hay detrás entre petrismo y peñalosismo en torno a cuál metro hacer para la ciudad. Para Petro hacer el metro subterráneo es un innegociable y ha condicionado su participación en una coalición de centro izquierda a la posibilidad de que su idea tenga eco. Hasta el momento el único que no hará el metro a toda costa en ese sector es Hollman Morris. Claudia López había defendido la idea de dejar andando en la ciudad las cosas que ya estuvieran avanzando para evitar cualquier detrimento patrimonial. Sin embargo, también se ha referido al metro como el "metrico" o el "medio metro" planteando que su trazado debería ser otro. 

Más allá de los trinos y de lo que estos representan, es evidente que la discusión sobre cuál debe ser el modelo de movilidad de la ciudad no cesará con la salida de Peñalosa, y será aún más álgida en los meses que quedan de campaña.