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ENTREVISTA

"Lo que celebramos distanciados, le dará valor a lo que podremos hacer juntos"

La propagación del coronavirus no solo cambió la forma en que nos relacionamos con el mundo sino que tocó históricas costumbres. SEMANA habló Monseñor Elkin Fernando Álvarez sobre como la iglesia enfrenta este momento.

8 de abril de 2020

SEMANA.: ¿Cuál fue el primer coletazo del coronavirus en la iglesia?

Monseñor Elkin Fernando.: Una vez se empezaron a conocer los casos de contagio, lo primero que se hizo fue quitar de la liturgia el acto de darnos la paz. No debía haber contacto físico.

SEMANA.: ¿Tiene algún efecto todo este cambio de tradiciones?

M. E. F.: Pongo el anterior ejemplo porque hace unos días estaba escribiendo un artículo para un medio arquidiocesano y de repente me llegó una carta de un obispo italiano. Allá la situación es muy dura. En ella, él le dice a sus fieles que no celebren esta Semana Santa dolidos por lo que no podemos hacer, sino pensando en el verdadero sentido de lo que celebramos si tuviéramos la oportunidad de hacerlo.

SEMANA.: Explíquese...

M. E. F.: Es decir, va a llegar el momento en el que lo que ahora tenemos que celebrar distanciados le de valor a lo que después de esta crisis podemos hacer juntos.

SEMANA.: Con todos los cambios que se precipitaron, ¿qué tan representan las ceremonias presenciales?

M. E. F.: Para la vida de un cristiano son muy importantes. Reunirnos es fundamental. Sin embargo, ahora que no tenemos la oportunidad lo que podemos hacer es hacerlo en casa. La idea es tratar de descubrir verdadero sentido, por ejemplo, de la Semana Santa. Así cuando podamos recuperar esa celebración comunitaria se haga con toda la fe y devoción.

SEMANA.: ¿Estaba la iglesia preparada para este salto al mundo virtual?

M. E. F.: Los medios digitales son herramientas válidas y en este momento muchas instancias pastorales de la iglesia católica han innovado e incursionado en ese campo con éxito. Sin duda, la parte pastoral cambiará haciendo más uso de estos medios. Jamás reemplazará el encuentro personal pero este es un momento en el que debemos usarlas. Esto va a cambiar al mundo y muchas cosas en todos los ámbitos.

SEMANA.: A lo largo de la historia colombiana, ¿se habían enfrentado a un escenario similar?

M. E. F.: Alguna vez hubo fenómenos semejantes. Especialmente relacionados con la violencia. También hay que recordar que hubo una época en la que a la iglesia se le impidió el desarrollo de sus actividades y fueron expulsadas algunas comunidades religiosas. Sin embargo, con estas características, es completamente nuevo.

SEMANA.: ¿Cuál es la estrategia en medio de la emergencia?

M. E. F.: Desde que se empezó a hablar de una eventual cuarentena la iglesia comenzó a trabajar para continuar con su tarea evangelizadora en medio de la emergencia sanitaria. Al final, se puede decir que logramos perfilar cuatro grandes frentes.

SEMANA.: ¿Cuál es el primero?

M. E. F.: Las indicaciones del papa y la Santa Sede. Entre ellas hay algunas medidas de orden espiritual. Por ejemplo, sobre el sacramento de la confesión y la indulgencia plenaria que nos llegaron desde allá para todos los fieles católicos del mundo se les permitía seguir teniendo posibilidades del encuentro con Dios y recibir su gracia, aun estando desde sus casas y sin poder acudir a los sacramentos.

SEMANA.: Y... ¿en el caso de la Semana Santa?

M. E. F.: El propósito de las medidas que se han tomado las entendemos entorno a la necesidad de no suscitar la reunión de personas en cantidades, algo que sucedería normalmente en estas fechas. Lo que estamos haciendo es buscar formas para que todo continúe su curso y lleguemos a las familias.

SEMANA.: Entonces, ¿cuál es la segunda estrategia?

M. E. F.: Lo que están haciendo las diócesis para que las celebraciones eucarísticas incluidas las de Semana Santa, lleguen hasta los hogares. Se trabajó muy fuerte para poder tener medios y posibilidades de trasmisión desde las parroquias. Los sacerdotes podemos seguir celebrándolas solos sin la presencia de los fieles. Sin embargo, la mayoría de diócesis se organizaron para poder transmitir y que los fieles puedan unirse espiritualmente a ellas desde casa.

SEMANA.: ¿Esta semana hay una estrategia especial?

M. E. F.: Las transmisiones van a continuar pero se van a concentrar más. Desde la diócesis se tratará de mantener en estos días la unidad diocesana. De esta forma, no vamos a tener miles de trasmisiones sino una centralizada en la cabeza de cada iglesia que es el obispo en cada sede. Esto no es mandato, pero la mayoría de obispos lo va a implementar.

SEMANA.: ¿Hay un plan de atención más allá de las celebraciones eucarísticas?

M. E. F.: Precisamente el tercero tiene que ver con algunas formas novedosas de seguir atendiendo a los fieles sobre todo entorno a dirección espiritual y consejería. Esto es muy importante porque algunas diócesis han establecido una línea telefónica donde se puede llamar especialmente para atender en materia de consejería familiar.

Adicionalmente, se han dado algunas ayudas particulares que permite el decreto. Como ministros de culto seguimos con asistencia humanitaria y espiritual. En medio de esta crisis la ayuda espiritual es muy importante para sostener a las personas anímicamente y con la confianza en Dios, en el caso de la iglesia católica. Se prepararon ayudas que se envían por internet. Son como unas guías de trabajo para las familias. Esto nosotros lo llamamos subsidios pastorales para que puedan seguir las celebraciones o hacer la parte que pueden en su reunión familiar. Sería como una celebración de la palabra, un término técnico en el ámbito católico, para poder vivir como familia la celebración.

SEMANA.: ¿Tienen una estrategia para atender a los más vulnerables?

M. E. F.: Claro, ese es el último capítulo, el de las ayudas humanitarias y los programas de asistencia social. Se han desarrollado muchos, algunos en cooperación con alcaldías locales. Se ha buscado que todo sea lo más organizado posible y respete las normas establecidas. Por ejemplo, para la entrega de mercados en muchas parroquias se está haciendo puerta a puerta o buscando personas individualmente. Esto, con las obras propias de la iglesia como los comedores comunitarios. Se han desplegado muchas cosas pero también hemos recibido la ayuda de donantes especiales, o personas particulares, que nos piden administrar la entrega de los donativos.

SEMANA.: Finalmente, ¿tienen una estrategia elaborada para llevar a cabo las exequias de los fallecidos por coronavirus?

M. E. F.: En este momento no hay unos términos de referencia comunes para todo el país. Sin embargo, las diócesis vienen tomando decisiones en torno a esto, de la mano con quienes son responsables de las casas funerarias y los servicios de exequias. Pero como principio, los sacerdotes siguen atentos acompañar a las familias de los fallecidos, escucharlos y ofrecerles las posibilidades que tengan para poder vivir con ellos ese momento de dolor.

En este momento, las exequias se celebran de acuerdo a lo que permite la ley. Es decir, se llevan a cabo con un número reducidísimo de personas. Incluso, en algunas diócesis se pide que esa celebración se haga directamente en el cementerio. Estamos esperamos la normativa del gobierno en cuanto a los que fallezcan directamente por coronavirus. Si esto se incrementa, Dios no lo quiera, de manera alarmante, seguramente habrá algún instructivo especial por parte de las autoridades.