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| Foto: Guillermo Torres

SEGURIDAD

Peñalosa y motociclistas, el pulso continúa

La prohibición del parrillero hombre en las motos de más de 125 centímetros cúbicos provocó una manifestación de más de 3.000 personas y sacó a relucir otros problemas de la ciudad.

26 de enero de 2018

Tal como se temía, la movilidad de este viernes en Bogotá fue un auténtico dolor de cabeza. Los motociclistas habían amenazado con bloquear las principales avenidas de la ciudad con un plan tortuga, con el propósito de dejar sentir su rechazo a la prohibición del parrillero hombre en las motos de más de 125 centímetros cúbicos. La mañana avanzaba y los policías se preparaban para contener la protesta, sin embargo, los ‘moteros’, como se autodenominan, cambiaron los sitios de salida, y empezaron a improvisar el punto de encuentro general. Así fue como se contaban de a cientos o de a miles, dependiendo del sector donde se iban concentrando.

Se calcula que salieron a las calle más de 3.000 motociclistas. La atención, y la tensión, se concentró en la calle 26, la principal vpía de acceso al aeropuerto El Dorado. A la altura de la avenida ciudad de Cali se presentaron disturbios. Como si se tratara de una neblina, los gases lacrimógenos cubrían el sector.

Foto: Sergio Acero

La Secretaría de Movilidad fue clara. Sancionaría a los motociclistas que perturbaran el orden público y la movilidad en protestas. Así fue, se impusieron 160 comparendos y se inmovilizaron 70 vehículos. Las autoridades argumentaban obstrucción a la vía pública, y los motociclistas reclamaban su derecho a protestar.

Al finalizar la protesta la Personería y 10 líderes de los motociclistas acordaron discutir la situación en una mesa el próximo 29 de enero. “El día lunes expondrán a la personera todas sus inquietudes, quejas y reclamos con el deseo de llegar a una solución pacífica. De no haber acuerdo indican que seguirán con las movilizaciones. Representantes de Personería se desplazaran a los puntos que indican en redes sociales donde informan actos vandálicos para verificación”, aseguró el ente de control por medio de un comunicado.

Un enfermero fue herido en medio de las protestas e interpuso la queja ante la Personería. Foto: Guillermo Torres

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Para muchos, el diálogo con los afectados se debió hacer antes de emitir el decreto de la restricción, así se evitarían las protestas y el caos. El Distrito justifica la medida en el aumento de hurtos cometidos por personas que andaban en motocicletas, pasó del 3,3 en 2016 al 5,7 por ciento en el 2017. Del otro lado los moteros reclaman soluciones de fondo a la inseguridad y acusan de “discriminatoria” la norma.

“Entiendo la urgencia de tener medidas de choque para frenar la inseguridad, pero hay que tener espacios de concentración con los actores involucrados para mitigar los efectos y poder anticiparnos a lo que se podría dar”, dijo Ómar Oróstegui Restrepo, director del programa Bogotá Cómo Vamos.

Hay que recordar que cuando el alcalde Enrique Peñalosa anunció la medida dijo que la iba a aplicar en todas las zonas de Bogotá, las 24 horas del día. Después de las protestas de miles de motociclistas revaluaron la decisión, y finalmente el Distrito dispuso la restricción para una zona determinada, la comprendida entre la calle 100 y la avenida Primero de Mayo, entre la carrera 68 y los cerros orientales. Además, la disposición fue temporal. Tres meses, después de los cuales se analizaría su vigencia.  

“A mí me parece que soltar una bomba de estas y después regular un poquito con decir que son unas zonas, muestra improvisación”, aseguró Plinio Bernal, quien se desempeñó como director de Gestión Urbana y Movilidad de la Cámara de Comercio de Bogotá.

Los motociclistas planean mantenerse con el pie en el acelerador. Sienten que el puslo lo van a ganar. Pese a la fuerza con la que se emitió el decreto, a la final la Alcaldía terminó cediendo en varios puntos. Falta ver si logran reversarla completamente.

“Si nos dejamos aplicar esta nos van a imponer el otro proyecto con el pico y placa y el peaje”, explicó Omar Melo, uno de los líderes de los motociclistas.

Por su parte, Peñalosa ha intentado mantener una actitud diplomática ante la situación, resaltando que lo hace por el bienestar de la “mayoría”. “He dicho que preferiría no prohibir el parrillero a nadie. Pero además de haber triplicado recursos para la seguridad y haber multiplicado las cámaras y numerosas medidas adicionales, necesitamos explorar este medio para mejorar la seguridad”, aseguró el mandatario tras las protestas desde su cuenta de Twitter.

Lo que salió a flote

La restricción deja ver varios problemas de fondo. El primero es la inseguridad, que es la que se intenta combatir, los analistas coinciden en que definitivamente la prohibición del parrillero no es la solución de fondo, aunque podría ser un paso. La discusión pasa por la efectividad del sistema de justicia, el propio secretario de Seguridad, Daniel Mejía, ha dicho que de nada sirve que la Policía capture a los delincuentes si estos quedan libres en pocas horas.

También sale a colación el aumento del pie de fuerza en la ciudad. Los 500 policías que llegarán a la capital no solucionan el déficit que existe. En el caso de la Policía Metropolitana de Bogotá (Mebog), que debe velar por los intereses de 8 millones de personas, hay un promedio de 238 policías por cada 100.000 habitantes.

“El hecho de fondo es mejorar el transporte público para que muchas familias se suban, o no piensen en la moto como una opción. Además, con la restricción las personas pueden estar tentadas a comprar una nueva moto, para que otro miembro de la familia se pueda movilizar”, explicó Bernal a SEMANA.

Por eso, cabe recordar que en los últimos 10 años incrementó en un 308 por ciento el parque automotor. “Habrá que tomar medidas de política pública en el parque automotor. Sigue creciendo. Tarde o temprano habrá que tomar medidas y pensar en políticas públicas. Hay que adelantarse a la situación”, recalcó Oróstegui.

En cuanto a la aplicación del decreto varias cosas quedan en el aire. La primera de ellas es el método de evaluación de la medida. Según el secretario de Seguridad, Daniel Mejía, la restricción del parrillero hombre es solo una medida entre otras más para combatir la delincuencia en la ciudad, valga decir que en 2017 se registraron 5.288 denuncias por robo en motocicleta. Entonces a la hora de evaluar si la medida sirve o no habría que tener en cuenta las demás variables para dar resultados más confiables.

“Evaluar una sola medida, dentro de otras acciones en el territorio, es un poco difícil. Se puede hacer pero es un tema casi de investigación (…) En Cali uno encuentra que la medida sí sirve, en Medellín las evaluaciones que ha hecho la propia administración a través del Sistema de Información de Violencia y Delincuencia muestra que no hay certeza, por las variables que han investigado no logrado demostrar que la medida del parrillero realmente contribuya a reducir los hurtos”, explicó a SEMANA Hugo Acero, experto en seguridad y convivencia.

Al tratarse de una zona y no de toda la ciudad el impacto en reducción de hurtos puede que no sea tan alto. El director del programa Bogotá Cómo Vamos asegura que la medida no va a ser tan contundente porque si bien en la zona de aplicación se concentra el 40 por ciento del delito, quedarán otras áreas en las que se podría incrementar el hurto con parrillero.

El debate no ha terminado aún. Los 471.500 motociclistas que están registrados en la ciudad no están del todo conformes. Del otro lado el Distrito debe garantizar la seguridad de los ciudadanos.