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Que Rubén Darío Restrepo niegue que no existe el conflicto armado ha sido motivo de controversia porque ese centro se dedica a explicarlo.

MEMORIA

Acevedo, ¿dirigirá el Centro de Memoria Histórica con revanchismo o con rigurosidad?

A pesar de las olas de críticas, todo indica que Rubén Darío Acevedo tomará las riendas del Centro Nacional de Memoria Histórica. Algunos consideran que será su oportunidad para demostrar su rigor académico.

16 de febrero de 2019

La elección del nuevo director del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha ido de tropiezo en tropiezo. La primera apuesta del presidente Iván Duque fue Mario Pacheco, pero se le acusó de homofobia. El segundo, Vicente Torrijos, perdió credibilidad por haber agregado a su experiencia laboral un doctorado que todavía no tiene. Y por último está Rubén Darío Acevedo cuyo inconveniente, para algunos, podría ser mayor que el de los dos anteriores. El internacionalista afirmó que el “conflicto armado en Colombia no existe”, una frase que le ha costado serios cuestionamientos pues el CNMH existe precisamente para explicarlo.

“Si nombras a alguien que niegue el conflicto armado estás restando la importancia a la construcción de paz. Es una lógica macabra y una cachetada para las miles de personas que nos han hablado de secuestro, desaparición forzada, asesinatos, tortura, etc.”, dijo a SEMANA Mauricio Builes, quien trabajó en el centro desde el 2011 y renunció hace poco.

El director de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco de Roux, ha dicho en varias oportunidades que desconocer la existencia del conflicto “desbarata la legitimidad del procedimiento de paz que se llevó a cabo en La Habana y desbarata la legitimidad de los organismos que hicieron la paz con las Farc”. Pero además, quedarían sin piso sentencias de altas cortes con respecto al conflicto, leyes, estatutos y decretos.  

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El nombre de Acevedo como director de este centro ha hecho que muchos piensen que Duque es más radical que el mismo Uribe en cuanto a la construcción de la memoria. En 2005, en el gobierno de Álvaro Uribe, se creó la Ley de Justicia y Paz, bajo la cual se desmovilizaron los paramilitares. Bajo este marco, se creó la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, entre cuyas funciones estaba construir un informe que diera cuenta del conflicto. El entonces director de la Comisión, Eduardo Pizarro, formó el Grupo de Memoria y llegó Gonzalo Sánchez a dirigirlo con la condición de que el gobierno no incluyera o quitara ningún párrafo. Y, al parecer, así fue.

“Tengo que reconocer que fue sorprendente el respeto de Uribe hacia el grupo de Memoria —dijo a SEMANA Eduardo Pizarro—.  Hubo garantías de autonomía de nuestro trabajo y Gonzalo pudo nombrar un equipo que estaba lejos de ser partidario de Uribe, estaban personas como Rodrigo Uprimny, León Valencia y María Emma Wills”.  Pizarro explicó además que aunque había una orden del gobierno nacional para hablar de amenaza terrorista en vez de conflicto armado, el centro se negó y su decisión fue respetada.

En 2011, Juan Manuel Santos promovió la Ley de Víctimas de la que nació el Centro Nacional de Memoria Histórica, que reemplazó al Grupo de Memoria, pero que también estuvo bajo la dirección de Gonzalo Sánchez. Hay quienes piensan que en su momento el gobierno de Uribe le dio esa libertad a la Comisión porque la memoria y la construcción del relato no eran relevantes y porque para ese entonces no se había hecho un proceso de paz con las Farc.

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Tener un solo discurso puede ser problemático para el CNMH porque dejaría de construir memoria a partir de las múltiples versiones de las víctimas, para ser un relato oficial, con la línea del gobierno. Como en Colombia las víctimas han sufrido por cuenta de los paramilitares, de las Farc y en algunos casos también han sido víctimas del Ejército Nacional y de otros grupos armados, la imparcialidad es clave.

De hecho, algunos trabajadores del Centro que se negaron a revelar su identidad, le dijeron a SEMANA que los postulados de Duque para director del CNMH ya empiezan a tener consecuencias. “Algunas personas nos están pidiendo que les devolvamos los archivos porque desconfían de la imparcialidad en el tratamiento que se le dé”.

No obstante, en una entrevista con la emisora Radio Nacional de Colombia, Acevedo defendió que le estaban montando una campaña de desprestigio y que sus críticos nunca se remitían a su trayectoria académica. Acevedo es historiador de la Universidad Nacional. Tiene una maestría en Historia de la misma universidad y un doctorado en esta disciplina, de la Universidad de Huelva, España. Ha sido profesor emérito y tiene varios ensayos publicados además de seis libros de historia.

“Es como si uno estuviera inhabilitado para trabajar con el Estado por tener una opinión. Eso es cerrar la discusión en torno a un tema que nos divide. La controversia es deseable en el mundo académico”, dijo.  Agregó que el hecho de que en su opinión personal no exista el conflicto no significa que se vaya a negar la existencia de las víctimas. Según él, el proyecto político de las Farc entró en decadencia desde los años 80 y con el narcotráfico su sentido ideológico se perdió. Sin embargo, según explicó, eso no significa que no existan las víctimas de las Farc ni de otros grupos como los paramilitares. También dijo que tiene claro que como historiador no hará una versión oficial y que de eso nunca se ha tratado su carrera.

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Expertos consultados por SEMANA aseguran que esta es una oportunidad para que Acevedo demuestre su rigor académico. “Un historiador tiene que reponerse a sus opiniones para contar la verdad. No entiendo por qué no lo dejan que dirija el centro. Es un académico, claro, de derecha, pero qué esperaban. Ganó Duque, ganó el No en el plebiscito por la paz, es apenas obvio que elijan a alguien de su línea ideológica”, dijo una de las fuentes que pidió no ser mencionada.  

El propio Pizarro agregó que Acevedo tiene todo el bagaje para ser un buen director, si no marca una línea ideológica y logra imparcialidad. Explicó que lo que se esperará de él como historiador es que se pueda construir memoria a partir de todas las voces de las víctimas, incluso a aquellas que acusan a sectores con las que Acevedo pueda tener una afinidad ideológica.

Según la Ley 1448 de 2011, quedan tan solo 3 años de vida al centro de memoria antes de que sus funciones pasen al Museo de la Memoria, que también tendría que construirse en estos años. Pero en esos 3 años queda mucho por hacer y quien esté dirigiendo el CNMH jugará un papel fundamental en la forma como el país continúe construyendo la memoria.

La guerra en Colombia todavía no ha desaparecido por completo. Las noticias sobre los asesinatos de líderes sociales no han cesado, todavía hay otros grupos armados y sigue habiendo víctimas. Es más, cuando se construya el Museo de la Memoria, el relato sobre la guerra seguirá en construcción. A diferencia de otros museos de la memoria en Chile o en Argentina, el de Colombia seguirá narrando la guerra hasta que la paz sea una realidad.    

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Después de años de trabajo las exigencias al Centro de Memoria son mayores. Todavía hace falta trabajar con los sindicalistas, indígenas, mineros, desmovilizados de los paramilitares. Y todavía hay regiones a las que hace falta llegar. En el caso de los Llanos, Tolima, Huila hasta ahora se están dando los primeros informes y hay que seguir avanzando en el Pacífico y en el Caribe.

A pesar de las críticas, Acevedo aseguró que su nombramiento es un hecho, que ya está viviendo en Bogotá y está listo para dirigir el centro. De concretarse su nombramiento, no le faltarán ojos críticos para saber si decide construir memoria desde la academia o con un ánimo revanchista e incendiario.