POLÍTICA

El alto comisionado para la paz, Otty Patiño, se destapa en SEMANA: “Hace rato le perdí la fe al ELN”. Revela que Gustavo Petro le pidió en su momento tener “paciencia”

El alto comisionado para la paz, Otty Patiño, se destapó con SEMANA. Dijo que no renunciará al cargo, afirmó que el comando central del ELN dio la orden para la incursión en el Catatumbo y reconoció que faltó un tratamiento más duro con los elenos. 

25 de enero de 2025, 8:50 a. m.
El alto comisionado para la paz, Otty Patiño, reveló detalles inéditos de cómo les empezó a perder la fe a los jefes del ELN. Además, le respondió al Coce, que lo ha señalado de fraccionar a ese grupo armado.
El alto comisionado para la paz, Otty Patiño, reveló detalles inéditos de cómo les empezó a perder la fe a los jefes del ELN. Además, le respondió al Coce, que lo ha señalado de fraccionar a ese grupo armado. | Foto: PRESIDENCIA

SEMANA: ¿Qué concluye de las actuaciones del ELN en el Catatumbo?

OTTY PATIÑO: Los integrantes del ELN se traicionaron a sí mismos en su ideario, en su definición de ser una organización política. Y, desde luego, dejaron al presidente Gustavo Petro diciendo: “Qué hago con la sotana de Camilo Torres”.

SEMANA: ¿En qué momento pasó todo esto? El Gobierno estaba pendiente de dialogar, de una reunión para enderezar el rumbo de las conversaciones.

O.P.: Eso ya venía ocurriendo desde sus definiciones en el VI congreso. Allá definieron cosas que no se las comentaron a la opinión pública. Definieron que su camino era el de la guerra. Y, mientras tanto, les tomaron el pelo o les mamaron gallo al país, al Gobierno y a sus propias bases. Después adelantaron su operación en el Catatumbo. Claro, yo lo había percibido por su comportamiento frente a la negociación con el frente Comuneros del Sur, pues, en lugar de ayudar a dirimir ese proceso con ellos, los condenaron como si fueran enemigos y condenaron a muerte a Álvaro Jiménez, mi asesor, y me señalaron a mí como agente de la CIA.

SEMANA: Si sabían la intención de guerra del ELN, ¿por qué no les pusieron punto final a las conversaciones en ese momento?

O.P.: No sabíamos cuáles eran las conclusiones del VI congreso. Es más, todavía no las han revelado, aunque las han develado estos días a través de los hechos en el Catatumbo: le declararon la guerra a este país y al Gobierno. Teníamos algunas noticias de que no habían reconsiderado las conclusiones del V congreso, sino que profundizaron la guerra y lo que allá llaman resistencia armada. Posteriormente, algunos de sus miembros lanzaron frases sueltas; por ejemplo, cuando dijeron que con este Gobierno de Gustavo Petro no iban a negociar y que su ideario era no sé qué cosa del poscapitalismo.

Otty Patiño le reconoció a SEMANA que creyó en los jefes del ELN, pero hacían todo lo contrario a lo que hablaban en la mesa de negociación con el Gobierno de Gustavo Petro.
Otty Patiño le reconoció a SEMANA que creyó en los jefes del ELN, pero hacían todo lo contrario a lo que hablaban en la mesa de negociación con el Gobierno de Gustavo Petro. | Foto: afp

SEMANA: ¿Las negociaciones con el ELN están suspendidas o se puede hablar de una ruptura?

O.P.: Es una suspensión indefinida y, por supuesto, siempre hay la esperanza de que el ELN, a través de un mecanismo interno, se transforme, lo cual significa una revolución interna. De todas maneras, estaremos pendientes de que ocurra ese milagro, como decimos los creyentes, porque yo también creo en los milagros.

SEMANA: Después de lo que está pasando en el Catatumbo, casi 100 muertos y más de 30.000 desplazados, ¿no es hora de romper definitivamente con el ELN?

O.P.: Ellos han roto con su historia, con sus ideales; esas actuaciones que han tenido son más propias de una organización paramilitar. Pero nosotros, con las organizaciones que tienen esa estirpe paramilitar, estamos hablando. Lo que pasa es que es muy difícil dialogar con una organización que tiene un discurso aparentemente revolucionario, pero una práctica totalmente contraria.

SEMANA: ¿El Gobierno ha pensado hablar con Pablo Beltrán?

O.P.: Pero ¿para qué? Hay que comunicarles oficialmente que están suspendidas las negociaciones con el ELN. Allí vimos en televisión a una señora Silvana Guerrero (Luz Amanda Pallares), que estaba en la mesa de negociación y ya está vestida de camuflado, armada hasta los dientes en el Catatumbo, acusando a los de las disidencias de las Farc, que sí están sentados en la mesa, de paramilitares.

SEMANA: ¿Pero los guerrilleros del comando central han buscado al Gobierno?

O.P.: Pero ¿para qué? Ellos están hablando por sus hechos. ¿Para qué nos van a dar más explicaciones? Yo, por ejemplo, había perdido la fe en ellos, yo había perdido la credibilidad en que ellos querían la paz por muchas cosas, pero les hacían creer a sectores de gobierno y a nuestra delegación que sí iban a meterse por el camino de la paz.

Otty Patiño dijo que creía que el ELN era una organización revolucionaria nacional, no binacional. | Foto: afp

SEMANA: Entonces, ¿no le tiene fe al ELN?

O.P.: Les perdí la fe. Un proceso es un acto de fe. Creí que era una organización revolucionaria, una organización nacional y no binacional, que era una organización decente y no de narcos, creí que su objetivo político era noble, les creí, a pesar de que hubiesen cometido muchos errores, que cuando daban su palabra la cumplían, creí que no acudían a la perfidia. Hoy perdí la fe, porque los hechos han demostrado lo contrario.

SEMANA: ¿Fue desde esta escalada terrorista en el Catatumbo que le perdió la fe al ELN?

O.P.: Ya la venía perdiendo. La pérdida de fe generalmente no se produce de un momento a otro. Yo les venía perdiendo la fe desde hace rato. A mí no me causó mucho dolor, porque fue un proceso en el que fui perdiendo esa fe.

SEMANA: Lo escucho como si ya hubiera botado la llave de la paz con el ELN.

O.P.: No. Ellos tienen que asumirse como lo que son ahora o cambiar, porque en el interior del ELN, nos consta con el proceso de Comuneros del Sur, hay gente muy buena que quiere la paz, que, equivocados o no, andaban armados sintiéndose parte de un movimiento revolucionario, pero que supieron a tiempo que en este Gobierno había oportunidad de desarmarse e incorporarse al cambio de manera pacífica. Seguramente, hay más de ese tipo de gente, que le da miedo manifestarse dentro del ELN.

SEMANA: El ELN también perdió la confianza en usted. Antonio García dijo que parecía más un comando militar y que había ordenado dar de baja al comando central.

O.P.: Eso es paja, es mentira. Yo no estoy en esa tónica. Estoy en la tónica de ser gestor de paz, comisionado y consejero de paz. Los únicos consejos que le doy al Gobierno son de paz y no de guerra.

SEMANA: ¿Ha pensado en renunciar?

O.P.: ¿Por qué? No entiendo.

SEMANA: Por todo lo que está ocurriendo.

O.P.: Mi renuncia, mi puesto, mi cargo está en la decisión del presidente Gustavo Petro, y cuando él considere que ya di todo lo que tenía que dar, o que me estoy equivocando demasiado, decidirá. Él sabe que soy una persona de libre nombramiento y remoción, y no tengo ningún problema en ese sentido. Sí creo que lo que estamos haciendo en otros procesos va bien, avanzamos, no con la velocidad que uno quisiera, pero avanzamos. Incluso con el ELN avanzamos; esto que pasó con el ELN fue un avance, en el sentido de que por fin nos damos cuenta de que hay un mando de esa guerrilla que no quiere la paz. Eso nos permite ir descubriendo quiénes, realmente, quieren la paz. Eso es un avance. Uno no avanza cuando está engañado. Y ese desengaño de creer que estábamos hablando con una dirección revolucionaria ya pasó. No lloremos sobre la leche derramada. Lo que pasó con Comuneros del Sur fue un avance muy importante, en el que descubrimos que había gente de ellos que no le comía cuento al Coce, y nosotros, consecuentes de la paz, le tendimos la mano a ese frente y el comando central lo está cobrando todavía; por eso dice que soy un hombre que está más entregado a lo militar. Al contrario, esa es la demostración más palpable de que yo estoy más en la paz que en la guerra.

SEMANA: ¿El Gobierno les abre las puertas a las facciones del ELN que se quieran apartar del Coce y negociar la paz con ustedes, así como ocurrió con Comuneros del Sur?

O.P.: Para todo el que quiera hacer la paz, el ELN, individual o colectivamente, las puertas de este Gobierno están abiertas.

SEMANA: ¿Qué lo hace pensar que el ELN está actuando como si fueran “paramilitares”?

O.P.: Es la definición que le he oído a mucha gente. Eso de llegar a las casas, sacar a las personas y fusilarlas en las plazas de los corregimientos y los pueblos; así han actuado los paramilitares, generando terror y matando a la población. Y no solamente tratando de atacar a quienes consideran sus enemigos armados, que en este caso son con quienes convivían. Los hombres del bloque Gentil Duarte eran hermanos, primos. Por eso se ha pensado que estas columnas o estos grupos que entraron al Catatumbo son una fuerza expedicionaria del ELN.

Miles de personas están siendo desplazadas en el Catatumbo. | Foto: ap

SEMANA: ¿Cómo así?

O.P.: Que no eran de Norte de Santander, del Catatumbo, sino que vinieron de otra parte, de Arauca, arribaron con buena información e hicieron los ataques para ejercer una hegemonía y apoderarse del Catatumbo.

SEMANA: ¿Cómo se explica que el ELN se haya movido desde Arauca hasta Norte de Santander y que nadie se haya dado cuenta?

O.P.: Pues imagínese, mire usted el mapa y piense.

SEMANA: ¿Qué información tiene sobre el movimiento del ELN?

O.P.: En esas cuestiones de inteligencia militar no me meto. Recibo algunas informaciones básicas, pero no profundizo sobre ellas porque mi oficio no es ese.

SEMANA: ¿Faltó inteligencia de las Fuerzas Militares?

O.P.: Cuando se está en la guerra, hay operaciones que se hacen bajo secreto total y, por más fuerte que sea la inteligencia militar, no alcanza a descubrirlo todo. Si no, ya estarían derrotados.

SEMANA: ¿Cuál fue el error en la negociación con el ELN?

O.P.: El error lo cometió el ELN al emprender un proceso de negociación sin un horizonte de paz, engañarse a sí mismo, a la gente, engañar al Gobierno. Yo creo que el error es de ellos y lo van a pagar porque perdieron todo el respeto y toda consideración en la opinión. Por parte nuestra, seguramente, no ha sido perfecto, pero nosotros no nos hemos equivocado.

SEMANA: Dice Juan Manuel Santos que en este proceso de paz con el ELN faltó el garrote y, al contrario, hubo mucha zanahoria.

O.P.: Eso era antes. Ya esa metodología de la zanahoria y el garrote es cuento viejo y a veces mal contado. A las Farc necesitaban propinarles un golpe muy duro para sentarlas en la mesa, porque eran una organización que quería, realmente, la toma del poder. A estas organizaciones que hay ahora lo que les interesa es dominar territorios para chupar bien sea las economías ilegales o chupar de la producción que se mueve en algunas esferas de los Gobiernos locales. Estamos ante un fenómeno distinto en el que no cabe esa metodología que plantea el expresidente Santos. No es una fórmula que sea aplicable totalmente a todos.

SEMANA: Santos dice que faltó táctica, estrategia, que se sentaron a negociar con el ELN sin tener informes de inteligencia, sin saber cómo operaba ese grupo armado.

O.P.: Nosotros habíamos escrito un libro sobre el ELN. Hay mucha gente que conoce ese grupo porque estuvo allí y se apartó. Conocimiento sobre esa organización hay harto. A uno no se le puede pegar la aguja y creer que lo que era válido en 2016 lo es ahora.

SEMANA: ¿Cree que Nicolás Maduro tuvo responsabilidad con el accionar del ELN en el Catatumbo?

O.P.: Pues es probable, pero eso pregúntele al señor canciller.

SEMANA: ¿Llegó la hora de modificar la manera en que se adelantan nueve procesos de paz con diferentes grupos armados ilegales?

O.P.: No, hay que tratar de acelerar; los tiempos políticos se van reduciendo. Y si no se mueven, la violencia los va a ir arrasando. Es muy importante acelerar los ritmos.

El alto comisionado para la paz, Otty Patiño, no parece optimista frente a las negociaciones con el ELN.
El alto comisionado para la paz, Otty Patiño, dijo que el gobierno no está interesado en que haya una ruptura total con el ELN. | Foto: AFP

SEMANA: ¿Qué hace falta para romper los diálogos con el ELN?

O.P.: Nosotros no estamos interesados en que haya una ruptura total. Con cualquier hilo que subsista, allí hay que impedir que se rompa porque es de esperanza.

SEMANA: Pero usted ya les perdió la fe…

O.P.: Le perdí la fe a la dirección, a la manera como están conduciendo quienes tienen el poder en el ELN. Eso sí es cierto, pero el ELN tiene una historia y unos ideales que van mucho más allá de quienes están manejando la actual dirección de esa guerrilla.

SEMANA: ¿Qué tan fraccionado está el ELN?

O.P.: No sabemos qué corrientes fluyen en el interior del ELN. El tiempo dirá si todos están aplaudiendo la acción paramilitar que hicieron en el Catatumbo y cuáles, por el contrario, la condenan.

SEMANA: Pero Antonio García justificó la acción terrorista en el Catatumbo.

O.P.: Él formó parte de esa decisión, por supuesto. Cómo no la iba a justificar si él la ordenó, fue una decisión tomada en el VI congreso y él es el comandante general del ELN. Esa fue una decisión de muy alto nivel, no fue algo que se le ocurrió a los de un frente y quien la ejecutó pudo haber sido Pablito. Nadie del Coce condenó esa acción; estuvieron de acuerdo, bien sea por acción o por omisión. Por favor, el comandante general del ELN no es un opinador y tiene responsabilidad de esa masacre en el Catatumbo.

SEMANA: Cuando usted le hacía estos análisis al presidente Petro sobre el ELN, ¿él qué le respondía?

O.P.: Me decía: “No, espere, todavía mantengamos la esperanza”. El presidente es una persona muy generosa que prefiere la esperanza sobre el escepticismo. Yo lo respeto y lo considero mucho.

SEMANA: Si fuera por usted, ¿hace rato habría suspendido las negociaciones?

O.P.: Por lo menos, hubiese sido un poquito más duro en el tratamiento con ellos.

SEMANA: Es decir, ¿le faltó dureza al Gobierno con el ELN?

O.P.: Gustavo Petro es un presidente que está profundamente casado con la paz, pensó que hizo lo que debía hacer y eso lo enaltece.

SEMANA: Preocupa que Iván Mordisco no esté en la mesa de negociación, tampoco Iván Márquez y ahora el ELN.

O.P.: Son cosas distintas. En el caso de Mordisco, un sector de él demostró a través de sus acciones que lo que quería era un cese al fuego para expandirse. Sin embargo, varios frentes siguieron negociando. En el caso de la Segunda Marquetalia, es distinto. No sabemos si Iván Márquez está vivo o muerto y si la figura de él está siendo usada por una gente, pero lo más significativo de ellos es que la gente que está en Nariño y Putumayo, y el negociador designado por Márquez, Walter Mendoza, quieren seguir en el proceso.

Noticias relacionadas