Salud
Los desayunos de las personas que más viven no incluyen cereales azucarados ni panceta grasa, asegura especialista en longevidad
Especialistas en nutrición aseguran que los productos que comemos condicionan el desarrollo físico.
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El investigador estadounidense Dan Buettner, famoso por estudiar las denominadas Zonas Azules, regiones del mundo con alta longevidad, acaba de hacer una advertencia clara: los desayunos de las personas que más viven no incluyen cereales azucarados ni tocino (panceta) grasiento.
Los hábitos matutinos alimentarios, lejos de ser triviales, parecen tener un impacto real en la calidad y la duración de la vida, por lo que se convierten en un aspecto fundamental para el desarrollo de las personas.
¿Por qué tiene sentido desde la ciencia nutricional?
El argumento de Buettner no es solo para que lo pongan en práctica las personas mayores. Lo ideal es que, sin importar la edad, todas las personas comiencen a ponerlo en práctica, por las siguientes razones:
- La fibra vegetal mejora la salud digestiva y metabólica, ayuda a estabilizar la glucosa sanguínea, reduce colesterol y prolonga la sensación de saciedad.
- Evitar alimentos ultraprocesados, azúcares añadidos y grasas saturadas intensas contribuye a menor riesgo de enfermedades crónicas (diabetes tipo 2 o enfermedad
- Dietas basadas en plantas (legumbres, granos integrales, vegetales) están asociadas con mejor salud global en diversos estudios epidemiológicos.
Si se busca sumar años con salud, el desayuno es una pieza clave: el mensaje de Buettner es contundente: “si quiere vivir hasta los 100, elimine cereales azucarados y panceta del desayuno, enfóquese en fibra, plantas y simplicidad”.
Además, ponga especial atención en la fibra, siendo un elemento esencial para cuidar de la digestión y del metabolismo.
Siendo una fuente de energía verdaderamente completa, también estabiliza los niveles de glucosa de nuestra sangre, reduce el colesterol y genera una sensación de saciedad que evita picar entre horas. Un agente imprescindible en nuestra dieta saludable.
Además, Buettner subraya un aspecto que suele pasarse por alto: la conexión emocional y social con la comida. En las Zonas Azules, el desayuno no es una carrera contra el reloj ni se toma frente al celular, sino un momento compartido o tranquilo. Comer despacio y con gratitud, según el experto, activa respuestas hormonales que mejoran la digestión y reducen el estrés, dos factores que influyen directamente en la longevidad.
Este componente “cultural” del desayuno, el cómo, no solo el qué, puede ser tan determinante como los propios ingredientes del plato.

El desayuno marca el envejecimiento saludable
Por otra parte, los científicos que estudian el envejecimiento saludable coinciden en que la primera comida del día marca el tono metabólico de las siguientes horas.
Un desayuno basado en plantas estabiliza la energía, mejora el rendimiento cognitivo y previene los picos de insulina asociados con la fatiga o la ansiedad por comer.
En palabras de Buettner, “cada mañana es una oportunidad para cuidar tu cuerpo como si quisieras que te dure cien años más”.
Esa es la filosofía que, más allá de las modas dietéticas, está convirtiendo al desayuno sencillo y vegetal en un símbolo moderno de longevidad consciente.


