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Astrofísico lanzó contundentes detalles sobre el origen del cometa 3I/ATLAS: “Viene de otra parte de la galaxia”
Investigadores de todo el mundo analizan minuciosamente cada variación en su trayectoria, sus rasgos físicos y su pasado del cometa interestelar.
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Desde su descubrimiento el 1 de julio de 2025, el cometa interestelar 3I/ATLAS ha dado lugar a una serie de hallazgos que aportan nuevas piezas al complejo rompecabezas que representa este objeto, considerado uno de los más antiguos y estudiados en la historia de la ciencia.
Investigadores de todo el mundo analizan minuciosamente cada variación en su trayectoria, sus rasgos físicos y su pasado, conscientes de que cualquier hallazgo podría tener consecuencias valiosas para la astronomía y, en un sentido más amplio, para la comprensión del lugar de la humanidad en el universo.
Uno de los astrofísicos que profundizó el estudio del cometa interestelar 3I/ATLAS fue el astrofísico de Maxon Australia, Carlos Bacigalupo, en entrevista con el medio SBS Español, ofreciendo una mirada técnica que permite poner en contexto la llegada de este viajero interestelar.
El especialista recordó que 3I/ATLAS —también identificado como C/2025 N1— es apenas el tercer objeto proveniente de fuera del Sistema Solar que se ha confirmado en tránsito por las cercanías de la Tierra. Su órbita hiperbólica, sumada a la velocidad inusualmente elevada con la que atraviesa el espacio, refuerza la conclusión de que no se formó en las inmediaciones del Sol.
“Esto no es un cometa local (...) Viene de otra parte de la galaxia, y eso lo hace valiosísimo: nos permite ampliar la definición misma de lo que consideramos un cometa”, precisó el astrofísico.

Aunque su procedencia resulte extraordinaria, Bacigalupo subraya un punto esencial: pese a sus rarezas, sigue siendo un cometa en toda regla. Posee un núcleo helado, emite gases al acercarse a fuentes de calor, forma la característica coma y desarrolla una cola perceptible en las observaciones.
Lo que lo distingue, explica, es la escala de sus estructuras, la naturaleza de sus materiales y ciertos parámetros físicos que se apartan de los patrones habituales, factores que lo convierten en un objeto científico de excepcional valor.

Además, su inusual “polarización negativa” es casi el doble de profunda que la observada en la mayoría de los cometas. En términos simples, la manera en que la luz solar interactúa con su superficie y es registrada por los instrumentos no se ajusta a los patrones tradicionales.
A esto se suma un hallazgo del telescopio espacial James Webb: una concentración de dióxido de carbono significativamente elevada, posiblemente resultado de su prolongado viaje por el espacio interestelar, donde la radiación extrema podría haber modificado gradualmente las capas externas del cometa.
Otro punto que ha generado debate es la posible abundancia relativa de níquel en su composición, una hipótesis que algunos investigadores consideran llamativa. Sin embargo, Bacigalupo insiste en mantener la prudencia y recuerda que estas estimaciones se encuentran todavía en una fase preliminar.
Según explica, solo estudios extensos y consistentes permitirán determinar si se trata realmente de una anomalía. Sobre las teorías que sugieren un origen artificial del objeto, el especialista es contundente: “Estas mediciones siguen en fase especulativa. Para afirmar algo tan grande necesitamos estudios largos y consistentes”.
“No hemos visto nada que sugiera diseño, intencionalidad o comportamiento inteligente. Más allá de las ideas de algunos investigadores, el consenso científico es claro: es un cometa natural, aunque no uno típico”, agregó en conversación con el medio.

