Ciencia

Tras descubrir “chorros” en 3I/ATLAS: Loeb definió una prueba definitiva que podría indicar si es tecnología alienígena

Las nuevas imágenes de 3I/ATLAS tras su paso por el Sol despertaron sospechas sobre un posible origen no natural.

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David Alejandro Rojas García

David Alejandro Rojas García

Periodista en Semana

12 de noviembre de 2025, 9:30 p. m.
El astrofísico puso en duda que un cuerpo con esas características pueda comportarse como un cometa común.
Para Loeb, las evidencias observadas hacen tambalear la hipótesis del cometa natural. | Foto: Observation by Michael Buechner, Frank Niebling / Getty / Canva

3I/ATLAS ha mantenido a buena parte del mundo pendiente por una misma razón, descubrir qué es realmente este objeto, pues mientras algunos sostienen que se trata de un cometa con características inusuales, otros lo han vinculado con predicciones e incluso figuras como Elon Musk han expresado su opinión sobre este visitante cósmico.

Sin embargo, el astrofísico Avi Loeb, quien ha seguido de cerca su trayectoria, afirmó que tras una observación realizada después de su paso por el perihelio, se detectó un hallazgo inesperado.

Comentó que las imágenes más recientes muestran “múltiples chorros” de material expulsado desde su superficie, extendiéndose millones de kilómetros en direcciones opuestas.

“~1 millón de kilómetros hacia el Sol y ~3 millones de kilómetros en la dirección opuesta”, señaló en su investigación, Loeb.

Avi Loeb advirtió que la pérdida de masa en 3I/ATLAS es demasiado alta para un cuerpo natural.
Las imágenes recientes revelaron chorros que se extienden millones de kilómetros desde 3I/ATLAS. | Foto: Observation by Michael Buechner, Frank Niebling

De acuerdo con la investigación, este fenómeno supera los patrones esperados en un cometa convencional y plantea nuevas preguntas sobre la verdadera naturaleza del objeto.

Loeb detalló que, de acuerdo con los cálculos, la cantidad de masa perdida y la velocidad de salida del material son demasiado elevadas para un cuerpo natural, lo que sugiere que 3I/ATLAS podría haber sufrido un proceso de fragmentación o incluso una explosión al pasar por el perihelio, el punto más cercano al Sol.

La posibilidad que cambiaría todo: ¿cometa o tecnología avanzada?

En su análisis, Loeb explicó que la superficie requerida para justificar la pérdida de masa observada sería varias veces mayor a la que muestran las imágenes del telescopio Hubble del 21 de julio de 2025, lo que plantea un serio desafío a la hipótesis de que se trate simplemente de un cometa.

“Houston, tenemos un problema con la hipótesis del cometa natural”, escribió Loeb al cuestionar la teoría convencional.
La fotografía del 21 de julio de 2025 evidenció inconsistencias que llevaron a Loeb a cuestionar la hipótesis del cometa. | Foto: Jewitt et al. 2025

“Houston, tenemos un problema con la hipótesis del cometa natural”, escribió el científico en tono irónico al presentar sus resultados.

El investigador también señaló que, si el objeto no se desintegró tras su paso cercano al Sol (algo que se confirmará el 19 de diciembre de 2025, cuando alcance su punto más próximo a la Tierra), podría ser necesario reconsiderar su origen.

“Si las próximas observaciones revelaran que 3I/ATLAS no fue desintegrado por el Sol y mantuvo su integridad como un solo cuerpo, entonces tendríamos que considerar que no se trata de un cometa natural”, advirtió.

Loeb añadió que la velocidad y el comportamiento de los chorros observados podrían ser compatibles con un sistema de propulsión artificial. Los propulsores químicos e iónicos, por ejemplo, logran velocidades de eyección de hasta 50 kilómetros por segundo, muy por encima de las que producen los procesos naturales en cometas.

“Los propulsores de tecnología alienígena podrían emplear velocidades de escape aún mayores, reduciendo la pérdida de masa necesaria en varios órdenes de magnitud y haciendo que el combustible requerido sea una pequeña fracción de la masa de la nave espacial”, afirma.

Las próximas observaciones del telescopio James Webb y el Hubble serán decisivas para medir la velocidad, la composición y el flujo de masa del material expulsado.