Dolor de estomago (Getty)
Para poder frenar los nervios que generan dolor de estómago, se debe acudir a un especialista de salud mental. | Foto: Getty Images

Vida Moderna

Personas nerviosas y con ansiedad son más propensas a sufrir dolor de estómago, ¿por qué?

Una crisis de nervios puede generar acidez estomacal, gases explosivos, náuseas y sensación de tener el estómago cerrado.

5 de julio de 2022

En ocasiones, las personas se deben enfrentar a situaciones difíciles o retadoras que los ponen nerviosos, por lo general, estas vivencias son estresantes y hacen que el cuerpo se bloquee de momento. Muchas personas logran controlar esta sensación, pero otras deben enfrentarse a una crisis nerviosa.

De acuerdo con el portal web especializado en salud de la institución Mayo Clinic, los signos de una crisis nerviosa pueden variar de una persona a otra y sus comportamientos tienden a cambiar, pues evitan con mayor frecuencia los compromisos sociales y tienen problemas para conciliar el sueño y alimentarse.

A pesar de que los nervios pueden ser temporales, estos pueden llegar a afectar distintas partes del cuerpo, entre ellas, el estómago. Cuando se está en un estado de ansiedad, los nervios invaden dicho órgano y comienza a manifestarse de diferentes formas.

Por lo general, se siente dolor en la boca del estómago en forma de punzadas y también, los intestinos comienzan a movilizarse más rápido para eliminar las toxinas del organismo.

Según señala el portal web Mundo Psicólogos, varios expertos señalan que las personas cuentan con un segundo cerebro que hace referencia al sistema nervioso entérico, que se encuentra en el aparato digestivo. Este sistema lo componen cien millones de neuronas que tienen la capacidad de enviar y recibir impulsos y registrar emociones.

En este sentido, las emociones y el estado de los órganos del cuerpo tienen mucha relación entre sí, pues cuando se está nervioso se nota un nudo o acidez en el estómago y cuando se está enamorado, se tiende a sentir ‘pequeñas mariposas’.

Ahora bien, los principales síntomas que tiene una persona cuando está nerviosa y que afectan directamente el estómago son acidez estomacal, gases explosivos, náuseas y sensación de tener el estómago cerrado. A su vez, la ansiedad en el estómago puede hacer que el organismo no se sienta saciado, por lo cual se tiende a iniciar hábitos alimenticios poco saludables.

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Una crisis de nervios puede generar acidez estomacal, gases explosivos, náuseas y sensación de tener el estómago cerrado. | Foto: Getty Images

¿Cómo trabaja el cuerpo cuando se siente nervioso y ansioso?

  • El corazón late más fuerte y rápido: con ello aumenta el riego sanguíneo para que el cuerpo tenga más oxígeno y más energía para enfrentarse la situación que lo puso nervioso o ansioso. La sangre se reparte en las extremidades para poder huir más rápido y los músculos tienden a estar tensionados.
  • Respiración acelerada: cuando se está en una situación incómoda, los músculos requieren de oxígeno para tener mayor fuerza y energía, por lo cual se respira de forma agitada. Adicional a ello, se puede presenciar una sensación de hormigueo en las manos y pies.
  • Sudoración excesiva: el sudor hace que el cuerpo se enfríe más rápido y evita que sufra de alguna elevación de temperatura en el momento.
  • Pupilas dilatadas: cuando esto pasa, se puede correr el riesgo de generar una sensación de visión borrosa.
  • Disminuye la actividad del sistema digestivo: al repartirse la sangre en las extremidades, la sangre se deja de bombear hacia el aparato digestivo y es por ello que se produce una sensación de náuseas, pesadez estomacal e incluso estreñimiento.

¿Cómo gestionar adecuadamente los nervios?

Como lo señala el portal web Mundo Psicólogos, para poder frenar los nervios que generan dolor de estómago, se debe acudir a un especialista de salud mental, para que le ayude a detectar los mecanismos que activan los nervios y la ansiedad, y cómo gestionar dichas emociones.

Adicionalmente, varios expertos aconsejan disminuir los niveles de estrés del día a día mediante técnicas de relajación como la meditación o el yoga. Y lo más importante, llevar una dieta equilibrada y saludable en la que se evite el consumo de café y otras bebidas estimulantes.