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Recomendados de la semana: cine en el cine, sobre el cine y para el cine

Manuel Kalmanovitz reseña tres películas de ficción y un documental que exploran varias facetas de la industria audiovisual.

Manuel Kalmanovitz G.
7 de noviembre de 2020


Me amarán cuando esté muerto - muy buena

Director: Morgan Neville * Año: 2018 * País: Estados Unidos* Duración: 98 min. * Disponible en Netflix

Alguien que sufrió con especial intensidad esa tensión entre arte y comercio de la que hablaba en la recomendación anterior fue Orson Welles, quien, tras dirigir a los 25 años la que durante décadas fue considerada por críticos la mejor cinta en la historia (Ciudadano Kane, de 1941), terminó rechazado por los grandes estudios y obligado a rebuscarse la financiación de sus filmes. Este documental hace un recorrido rápido por su carrera antes de mirar en detalle cómo esos problemas afectaron Al otro lado del viento, una película que grabó entre 1970 y 1976 y quedó inconclusa con su muerte en 1985 (Netflix estrenó en 2018 una versión con las imágenes que rodó, editada siguiendo sus anotaciones). Eso deja ver tanto el talento de Welles como el funcionamiento de un sistema de productores y financiadores que ayudaban a hacer digeribles sus impulsos megalómanos.


Fan - buena

Director: Maneesh Sharma * Año: 2016 * País: India* Duración: 138 min. *Disponible en Amazon Prime Video

Este drama no se centra en el proceso de realización de una película, sino en algo más general: el fenómeno del estrellato y, en particular, las expectativas emocionales que despierta en los seguidores. La estrella en cuestión hace parte de Bollywood, la gran industria cinematográfica con sede en Bombay, y el fan es un muchacho de Nueva Delhi que lo imita en concursos de talento locales (ambos interpretados por el llamado ‘rey de Bollywood’, Shah Rukh Khan). Tras hacer un viaje para desearle feliz cumpleaños, la estrella rechaza bruscamente al seguidor, que jura vengarse y destruir la carrera de su ídolo. Como todo el cine popular indio, hay una mezcla inesperada de géneros, y el melodrama paterno-filial, el cine de acción y el thriller se combinan extrañamente para hacerse preguntas sobre la relación entre estos seres, que, a medida que aumenta su popularidad, resultan cada vez más alejados de sus seguidores.


Porno para principiantes - buena

Director: Carlos Ameglio * Año: 2018 * País: Uruguay * Duración: 93 min. * Disponible en Netflix

Esta película ofrece un homenaje inocente al cine de los autores apasionados pero ineptos –tipo Ed Wood–, que resultan figuras tan llamativas en la historia de un arte tan costoso de hacer. Todo comienza con un muchacho que visita a un cura en Italia para que le cuente cómo, veintitantos años atrás y antes de vestir la sotana, había dirigido una cinta porno con ínfulas artísticas en Montevideo. El sentido del humor no es muy sofisticado y, de hecho, tiene algo infantil, pero aun así hay una mirada tierna sobre todas estas figuras esquemáticas, asumidas con buen humor por los actores involucrados: el director primerizo con sueños de grandeza, la actriz porno que sabe de negocios, el mafioso financiador que desestima las posibilidades artísticas del medio. Al entrelazar el rodaje en los ochenta con la confesión del sacerdote, resulta un ejercicio divertido que permite entender las tensiones entre el arte y el comercio en el mundo del cine.

Curtiz - buena

Director: Tamas Yvan Topolanszky * Año: 2018 * País: Hungría * Duración: 98 min. * Disponible en Netflix

El director húngaro Michael Curtiz (Mihály Kertész) filmó más de 100 películas en Hollywood, entre ellas la icónica Casablanca, con Ingrid Bergman y Humphrey Bogart. Este drama sigue el proceso de ese rodaje, en el que coinciden numerosos problemas: las incertidumbres de un guion inconcluso que iban escribiendo en paralelo al rodaje; la intervención de un funcionario encargado de que su mensaje se alineara con la propaganda estatal; los reclamos de una hija con la que no había tenido ningún contacto y que había reaparecido; y la gestión para sacar a una hermana de la Europa ocupada por los nazis. Con una elegante fotografía en blanco y negro, que con sus fuertes contrastes y sombras expresivas recuerda el cine noir y el expresionismo alemán, es el retrato de la clase de pequeños tiranos que hasta el sol de hoy tienen roles sobresalientes en el mundo del cine.