El salmo para bendecir a los hijos en nombre de Dios

Para los creyentes, es importante todos los días encomendarse a Dios para agradecer por todas sus bendiciones, agradecer al creador y asimismo para conectar con la fe para orar y clamar a Dios por alguna petición o necesidad en especial que se tenga en mente.

Por este motivo, dentro de la religión católica existe un salmo perfecto para acudir a Dios cuando se le pide ayuda por algún evento en especial, así como también para que la abundancia, para agradecer, para la prosperidad no falten en el hogar y para pedir por la bendición del todo poderoso a los hijos.

Vale la pena destacar que el libro de los salmos es una colección de 150 poemas que buscan alabar a Dios en la fe de la religión. Los cuales se suelen leer tanto en ceremonias como la eucaristía, oraciones grupales o en momentos de soledad de las personas que quieren leer ‘la palabra de Dios’ y sentirse más cerca del creador. Justamente, para las personas que quieren tener esta comunicación con Dios y pedir por la bendición de los hijos, se recomienda la lectura y la oración alrededor del salmo 127.

“Los hijos son herencia de Jehová”, dice textualmente el salmo 127, con una frase que demuestra la importancia de los hijos desde el cristianismo y que se ve reflejada en el día a día de todas las personas. Por este motivo, este saldo es usado muchas veces para poder acercarse a Dios, tener un momento de oración y bendecir tanto a la familia como a los hijos.

En este salmo se habla de que Dios debe estar siempre en el centro de la vida de todas personas y que, si no es así, el resto de las cosas que se hagan no tendrán demasiado valor. Como explica el portal web especializado en el tema Bibliaon, que además menciona que este salmo es el ideal para las personas que buscan una vida con la bendición de Dios en sus familias, sintiendo alegría, seguridad y paz en el día a día.

Este es el Salmo 127 para bendecir a los hijos

Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes. En vano madrugan ustedes, y se acuestan muy tarde, para comer un pan de fatigas, porque Dios concede el sueño a sus amados. Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa.

Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud. Dichosos los que llenan su aljaba con esta clase de flechas. No serán avergonzados por sus enemigos cuando litiguen con ellos en los tribunales.