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RESTAURANTES Y COVID

¡Ojo! Estudio revela la forma en que se puede propagar rápidamente la covid-19 en un restaurante

La actividad en las distintas ramas de la economía debe reanudarse, pero no se puede desconocer que el riesgo de contagio cuando se quita el tapabocas para comer, existe. En zonas cálidas, el aire acondicionado puede ser factor de propagación.

16 de diciembre de 2020

La temporada de fin de año es propicia para las aglomeraciones y la euforia de la época muchas veces hace olvidar que la pandemia sigue vigente y que el riesgo de contagio es aún mayor en sitios que ya han sido habilitados para la reapertura, como los restaurantes.

Si bien es cierto que, por el empleo y la necesidad de evitar esa otra pandemia (la del desempleo, el hambre y la pobreza), hay que volver a la actividad en medio de una ‘nueva normalidad’ y no se puede desconocer que hay lugares más propicios para aumentar el riesgo de contagio con el virus.

En Colombia, por ejemplo, donde el martes 15 de diciembre –según el reporte más reciente del Ministerio de Salud– se volvieron a disparar los casos, con 10.130 nuevos en un solo día, ya se observa un ambiente de aglomeraciones en ciertos sitios, como si los ciudadanos hubieran olvidado que lo peor todavía no ha pasado.

De ahí que sea oportuna la investigación que se realizó en Corea del Sur, publicada en el “Journal of Korean Medical Science” y retomada este miércoles por la revista “Forbes”.

En el estudio se destaca lo arriesgado que puede ser comer dentro de los restaurantes durante la pandemia de covid-19, especialmente “si está sentado en la mesa equivocada”, dice la publicación.

Una de las estrategias en distintos países ha sido la de implementar restaurantes a cielo abierto, y cuando la atención se presta en los habituales sitios cerrados, se marcan las mesas que no se pueden utilizar. También se aplica la medida de controlar la afluencia de público a través de la reservación, lo que da un mayor margen para saber quién pasa por el lugar, además de que los trabajadores cuentan con el tiempo suficiente para desinfectar los sitios que van siendo ocupados por los clientes. Pero, para comer hay que quitarse el tapabocas.

Muchas veces, las personas permanecen tranquilas, sin el uso del tapabocas por largo tiempo en el restaurante, confiados en que están guardado la distancia entre mesa y mesa. Pero el estudio sugiere que “el coronavirus puede viajar más lejos que el radio de distancia social típico de dos metros en muy poco tiempo, si hay flujo de aire directo”.

De acuerdo con la publicación de Forbes, los investigadores establecieron que “el virus puede propagarse más de tres veces el rango de dos metros en solo cinco minutos, ritmo mucho más rápido en comparación con el tiempo que la mayoría de comensales permanece sin máscara en la mesa de un restaurante mientras consumen su comida”.

Distancia insuficiente

Una de las conclusiones que señalan los científicos coreanos, según publica Forbes, es que “dos metros de distancia entre las mesas no son suficientes para proteger a los comensales de la infección”.

Para llegar a los resultados, el estudio analizó un pequeño brote a principios de este año en un restaurante de Corea del Sur. Dos comensales se infectaron con covid-19 de un tercer comensal asintomático que se sentó a 21 pies de distancia. El ‘culpable’, dicen los investigadores en la publicación, fue el aire acondicionado del techo del restaurante, que proporcionaba un flujo de aire directo del comensal infectado a los otros dos comensales.

¿Cómo abrir restaurantes y tener segura a la gente?

Claro está, no se trata de promover de nuevo el cierre de la economía, sino de tener en la mira todos los riesgos, pues ambos escenarios son nefastos: la inactividad productiva y el peligro sanitario.

Con la protección en restaurantes nada parece suficiente.

Es así como otros estudios han sugerido formas de mantener a los comensales más seguros sin cerrar los restaurantes. Por ejemplo, cita la publicación de Forbes, algunos investigadores de las universidades de Stanford y Northwestern argumentaron que era posible permitir cenas en restaurantes interiores sin temer un pico de covid-19.

La solución fue reducir la ocupación máxima en cada establecimiento interior en función de factores como los metros cuadrados del establecimiento.

Es evidente que las festividades que suponen aglomeraciones, pues son altamente atractivas para los ciudadanos, son fuente de contagio inevitable. En Estados Unidos, por ejemplo, a dos semanas de la realización del Día de Acción de Gracias, en prácticamente todos los estados se ha establecido la categoría de “alto riesgo” de propagación comunitaria de covid-19, según el mapa de evaluación de riesgos del Instituto de Salud Global de Harvard y la Escuela de Salud Pública Brown.

En Colombia, los incrementos recientes de casos tienen conexión con eventos comerciales, como el día sin IVA y las aglomeraciones que se han presentado en zonas de alta afluencia de público, como es San Victorino en el centro de Bogotá.

Todo esto hace que sea más difícil comer en un restaurante de manera segura, según los expertos en salud pública que opinaron en la publicación de Forbes.

Autodisciplina, el único camino

De esa manera, para evitar que el hecho de disfrutar un poco en el fin de año, de la compañía de amigos y familiares, pierda el encanto por un contagio con el virus, el único camino posible es la autodisciplina.

Las autoridades mundiales enfatizan en el uso de tapabocas, ahora recomendando desde los 2 años en adelante. Aunque la sugerencia era para sitios públicos, ahora los expertos en salud pública hablan también de reuniones familiares con personas que no viven en su hogar.

Es decir, no es necesario dejar de salir a almorzar o cenar en un sitio público, sino que los ciudadanos no se relajen. Que “tomen precauciones, como usar una máscara tanto como sea posible cuando no estén comiendo y mantener una distancia social adecuada”.