ENTREVISTA
El papel definitivo del Banco de la República en el nuevo sistema de pensiones, según Leonardo Villar, gerente del Emisor
Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, explica el papel que tendrá la entidad tras lo aprobado en la reforma pensional. Precisa por qué no han bajado más rápido las tasas de interés y dice que la falta de claridad en la ley de financiamiento genera incertidumbre.
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SEMANA: El gobierno y el sector privado están pidiendo que las tasas bajen más rápido. ¿Qué es lo que ha primado en las decisiones de la Junta del Banco de la República, para que lo que algunos llaman siga siendo tan conservadora?
LEONARDO VILLAR: En la Junta del Banco hay consenso en que sería deseable tener las tasas más bajas y estamos moviéndonos en esa dirección. La gran discusión es si movernos más rápido de lo que lo hemos hecho puede conducir a un mejor resultado o no.
El riesgo de avanzar demasiado rápido es que podríamos tropezarnos. La tasa de interés se ha venido bajando sistemáticamente medio punto porcentual en cada una de las últimas cuatro sesiones. La expectativa de que el proceso de reducción de la inflación continúe en el futuro y de que eso nos permita seguir bajando la tasa de interés de política ha permitido que el sistema financiero baje sus tasas de interés a plazo de una manera mucho más fuerte. Así, por ejemplo, las tasas de los CDT que a mediados de 2023 llegaron a ubicarse por encima de 15 % se encuentran actualmente en los alrededores del 10%.
Eso demuestra que hay credibilidad y confianza en que la inflación va a seguir bajando y en que el Banco de la República podrá seguir bajando la tasa de interés de política, hacia futuro.
SEMANA: ¿Cuál es el riesgo de bajar más rápido la tasa?
L.V.: El gran riesgo de hacer una reducción más rápida de la tasa de interés del Banco de la República es que podría disminuir esa confianza en la caída de la inflación y hacer que las tasas de interés del mercado para los CDT, para los créditos, para los títulos de deuda pública, no se redujeran tan rápido o incluso tuvieran una reversión hacia el alza.
SEMANA: ¿Cómo va la inflación? En junio asustó a varios por el repunte que tuvo, pero en julio volvió a retomar la senda bajista...
L.V.: La inflación va bien. Está reduciéndose de manera sistemática. Tuvo un par de meses en que el proceso de reducción no se dio o fue muy leve, pero en julio se retomó ese proceso. La expectativa generalizada entre los analistas es que la inflación va a seguir bajando. A finales del año 2024 estaremos alrededor del 5,5 % y en 2025 la inflación seguirá convergiendo hacia la meta del 3 por ciento, dentro del rango de +/- un punto porcentual.
SEMANA: ¿Cuáles son los peligros que usted ve para que la inflación no baje más rápido? ¿Cuáles son esas presiones que se están ejerciendo?
L.V.: Siempre hay riesgos y tenemos que ser muy cautelosos ante la incertidumbre. Entre ellos, por supuesto, un cambio en las condiciones financieras internacionales, que hoy aparecen muy favorables con la perspectiva de que el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) va a empezar pronto la reducción de la tasa de interés. Sin embargo, las circunstancias del mercado financiero global pueden cambiar por factores muy difíciles de predecir. Otra fuente de incertidumbre se relaciona con los precios de los alimentos. La inflación de alimentos que venía decreciendo de manera importante desde mediados del año pasado, tuvo un repunte entre mayo y junio de este año que esperamos sea temporal y leve.
Además, hay factores de inercia de la inflación que son complejos en Colombia debido a los mecanismos de indexación de precios que están muy entronizados en nuestra economía. Un caso particular es el de los arrendamientos que siguen creciendo a ritmos superiores al 8 % en promedio, según los datos del Dane. La expectativa es que empiecen a desacelerarse de manera significativa en el futuro cercano, pero tenemos que esperar a que eso se materialice.
SEMANA: Dos temas en materia de presiones a la inflación: las tarifas de energía y el gas. ¿Qué tanto le están pegando a la inflación?
L.V.: Ese rubro puede tener algún impacto, y en términos generales está incorporado en las proyecciones del equipo técnico del Banco. Lo mismo que el aumento previsto en el precio del ACPM. Son factores que tienen un impacto de corto plazo que puede dificultar el proceso de reducción de la inflación, pero por razones fiscales es indispensable avanzar en los ajustes correspondientes.
SEMANA: Y en el tema del diésel, ¿usted sí está tranquilo en el sentido de que eso ya está incorporado dentro de los cálculos que tienen frente al proceso de inflación que viene hacia adelante y el impacto que podría tener efectivamente en las tasas?
L.V.: Está incorporado en las proyecciones. Diría que el impacto más fuerte sobre el comportamiento de los precios y la inflación fue el que tuvo el aumento del precio de la gasolina, que fue muy fuerte el año pasado y que iba directamente al Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Lo que es destacable es que en ese contexto de un aumento de casi 70 % en el precio de la gasolina, por razones muy justificables para la sanidad fiscal, fue viable que la inflación se redujera: estuvo en 13,4 % y ha bajado más de 6,5 puntos porcentuales.
SEMANA: Usted mencionó que volveremos al rango en 2025. ¿Cuánto lleva la inflación por fuera del rango-meta? ¿La tarea del Banco en la política monetaria ha venido funcionando?
L.V.: Este año la inflación completaría cuatro años por fuera de ese rango, algo que habíamos predicho desde el año pasado. Se dio en un contexto global que afectó a muchísimos países del mundo. En Colombia ha sido particularmente difícil el proceso de retorno a la meta por varias razones.
SEMANA: ¿Cómo cuáles?
L.V.: Primero, que hasta mediados del 2023 tuvimos un aumento de precios relativos de los alimentos muy fuerte. Segundo, durante 2021 y 2022 tuvimos una depreciación muy fuerte de la tasa de cambio que tiene impactos rezagados sobre los precios.
Esa depreciación afortunadamente se revirtió a partir de octubre de 2022. Tercero, que Colombia tiene unos mecanismos de indexación de precios muy fuertes en temas como el que ya mencioné de arrendamientos: se fijan con ajustes basados en la inflación del año anterior, y cuando la inflación se sube, bajarla en el periodo subsiguiente es muy difícil.
También pasa con el mecanismo de fijación de salario mínimo, que en los últimos tres años se ha aumentado no solamente con base en la inflación del pasado, sino en una magnitud significativamente más alta frente a esa inflación de lo que era tradicional.
El elemento más importante de todos es el impacto de exceso de demanda que tuvo Colombia, muy particularmente acentuado en 2022. Fue una demanda que creció en términos reales a doble dígito, que generó un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de dimensiones muy cercanas al máximo histórico y que afectó de manera grave el equilibrio macroeconómico de la economía colombiana. Todos estos elementos se reflejaron en la inflación y obligaron a que el Banco de la República adoptara una política bastante contractiva con un aumento de la tasa de interés que ya está teniendo efectos, pero con un rezago un poco más largo que el observado en otros países de la región que ya están más cerca de sus metas de inflación.
SEMANA. Hay mucha volatilidad en el dólar. ¿Qué tanto le pega a la inflación y cuál es el escenario?
L.V.: Los movimientos en el precio del dólar son normales en el mercado. Los que hemos visto en el periodo reciente no son muy distintos a los de otros países de América Latina e incluso, en los que se ven en las fluctuaciones del dólar frente al euro o frente al yen. Permitir que la tasa de cambio fluctúe es parte de la estrategia de política del Banco de la República.
En 2021 y 2022 ciertamente tuvimos una depreciación del peso colombiano frente al dólar de magnitudes superiores a las observadas para otras monedas de la región. Ello sucedió en un contexto en que Colombia estaba perdiendo su calificación de grado de inversión y contribuyó a acentuar las presiones inflacionarias en su momento. Afortunadamente la situación ha cambiado de manera importante y la tasa de cambio, que llegó a ubicarse por encima de 5.100 pesos por dólar, se ha estabilizado en los alrededores de 4.000 pesos.
SEMANA: ¿Qué tanto va a pesar la decisión de la Reserva Federal con respecto a las tasas en Colombia?
L.V.: Las decisiones de la Reserva Federal son importantes porque afectan las tasas de interés globales y el apetito de riesgo de los mercados financieros internacionales, pero no significa que la política del Banco de la República dependa de manera mecánica de lo que haga el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos. De hecho, hemos bajado de manera muy importante las tasas a lo largo de este año, sin que el Banco de la Reserva Federal lo haya hecho. Por supuesto, si la política monetaria de Estados Unidos se hace más laxa podría ser más fácil mantener esta política de reducción de tasas en Colombia.
SEMANA: Hay preocupación por las cuentas fiscales en el país. ¿Cuál es la visión que usted tiene?
L.V.: Se puede separar en dos discusiones diferentes. Una, sobre la perspectiva fiscal del año 2024, y destacaría que hubo un ajuste importante en el presupuesto, un recorte muy sustancial que da tranquilidad sobre los resultados para este año, y sobre el cumplimiento de la regla fiscal. Sobre 2025, me remitiría a lo que dije en el Congreso hace pocos días: hay un presupuesto que está parcialmente financiado por una ley de financiamiento cuyos elementos no se conocen, eso genera incertidumbre y riesgos. Destaco sin embargo que el gobierno ha sido sistemáticamente consistente con la idea de cumplir con la regla fiscal. Entonces, si los riesgos se materializan es claro que el Gobierno estaría comprometido a ajustar el presupuesto para que la regla fiscal se pueda cumplir el próximo año.
SEMANA: Algunos analistas consideran que todavía se debe ajustar más el presupuesto y que incluso hay algunos que hablan de recortes hasta de 30 billones de pesos para el presupuesto de 2025. ¿Cuál es su opinión? ¿Ya fue suficiente o todavía hay espacio?
L.V.: Esa es la gran discusión y no quisiera entrar en mayores detalles. Si los riesgos se materializan, pues será necesario que se ajuste el gasto previsto y si los recaudos aumentan el año entrante en una cuantía menor a lo proyectado, también sería indispensable que el gasto presupuestado sea recortado para que se pueda cumplir con la regla fiscal tal como se hizo en 2024.
SEMANA: ¿Cree que en este momento una reforma tributaria ayuda al tema de crecimiento y reactivación?
L.V.: Es una discusión que debe darse entre el Ejecutivo, el Legislativo y la opinión pública, en la que el Banco de la República actúa simplemente para mirar que los balances macroeconómicos estén en niveles adecuados.
SEMANA: En el segundo trimestre de este año se rompió una tendencia que traía el crecimiento de dinámicas menores al 1 por ciento en los trimestres anteriores, incluso uno en terreno negativo. ¿Cuál es el comportamiento de la economía hoy?
L.V.: El cambio más importante se dio desde el tercer trimestre de 2023 que mostró una ligera caída en el PIB y abrió la discusión sobre la posibilidad de una recesión, que no se materializó. Lo que empezamos a ver desde el último trimestre del año pasado es que, con las cifras desestacionalizadas y ajustadas por efectos calendario que divulga el DANE, fue un crecimiento positivo del 0,4 %, que subió en el primer trimestre de 2024 a 1,1 % y que ascendió para el segundo trimestre de este año a 1,8 %. La cifra sin ajustar fue 2,1 %.
Así, desde finales del 2023 venimos en una senda de recuperación y la expectativa es que continúe. La proyección del equipo técnico del Banco para el año 2024 es un crecimiento de 1,8 %, lo cual significaría que el segundo semestre de este año crezca más que el primer semestre. Para el año 2025, la perspectiva es que para el año completo estemos con un crecimiento del 2,6 o 2,7 %.
SEMANA: ¿Qué tanto pesa en este crecimiento el efecto base de comparación?
L.V.: Es importante, como lo fue el año pasado cuando crecimos solo 0,6 % pero el año anterior habíamos crecido 7,3 %, y el año precedente, casi 11 %. Siempre estamos comparando con niveles que tienen peculiaridades. Para destacar, si miramos en perspectiva el Producto Interno Bruto de Colombia estamos hoy en niveles muy parecidos a los que hubiéramos tenido si no se hubiera presentado la pandemia, y la economía hubiera seguido creciendo todos estos años a ritmos similares a los prepandemia.
SEMANA: ¿Esas tasas de crecimiento son suficientemente satisfactorias?
L.V.: Sería deseable crecer de manera sostenible a ritmos más altos, pero para eso es necesario tener niveles de inversión más fuertes, mejor calidad de la educación, mejor infraestructura, y otra cantidad de elementos que permitan consolidar un crecimiento sostenible en el mediano y largo plazo en la economía colombiana.
Creo que sobre eso hay que trabajar y en particular cuando estamos viendo que hay cambios estructurales importantes, como una aceleración del cambio demográfico. Una población que a juzgar por los últimos datos que ha revelado el Dane podría ya estar cayendo o cercana a empezar a caer en términos absolutos. Y eso obviamente hace que el crecimiento económico total sea más difícil de lograr de una manera sostenible.
Esos factores no dependen de la política monetaria sino de políticas económicas más estructurales.
SEMANA: ¿Qué está pasando con la inversión y con los sectores?
L.V.: Hay preocupación con la fuerte reducción en la inversión que se presentó el año pasado. Este año se ve una recuperación en sectores particulares, en especial en obras civiles, pero las posibilidades de que el crecimiento se recupere de manera sostenible y que tengamos un crecimiento potencial más alto, requiere que la inversión se recupere de manera muy significativa. Es una tarea pendiente y un reto para la política económica colombiana.
SEMANA: En la inversión hay un tema fundamental, la confianza. ¿Qué tanto pesa la incertidumbre y algunos anuncios del gobierno que no están generando ese ambiente de confianza para desarrollar la inversión y los proyectos de inversión del sector privado, particularmente?
L.V.: Es complejo. La caída de la inversión que se ha presentado en el corto plazo en parte es explicable por la política que hemos tenido de tasas de interés altas, y es difícil separar eso de otros factores. Pero cuando se miran países como Brasil o México que también han tenido aumentos en las tasas de interés fuertes, se observa que mantienen la inversión en niveles más altos y no se han presentado caídas tan fuertes como las que tenemos en Colombia. Es una reflexión importante pensar qué factores pueden haber afectado la inversión, hasta qué punto hay elementos de incertidumbre y de confianza, en particular en algunos sectores en los cuales no hay total claridad sobre las reglas de juego y eso puede estar afectando negativamente.
SEMANA: De acuerdo con la aprobación de la reforma pensional, el Banco de la República tendrá que administrar ahora los aportes para pensiones de los trabajadores. ¿Cuál es la tarea del Banco?
L.V.: Lo más importante es aclarar bien qué es lo que va a hacer y lo que no va a hacer el Banco de la República en términos del sistema pensional. El Banco va a actuar como agente fiscal del Gobierno y va a administrar financieramente unos recursos que el Gobierno le va a dar y que mantendrá separados del resto de las cuentas fiscales. El propósito con esos recursos es que se ahorren durante un tiempo para ser utilizados más adelante cuando el sistema público pensional tendrá un déficit importante. ¿De dónde surgen la necesidad y la posibilidad de ese ahorro? Porque la reforma pensional le va a dar mayores recursos a Colpensiones y va a hacer que el Gobierno no tenga que trasladarle a esa entidad los montos muy grandes de recursos que le viene trasladando anualmente. En lugar de trasladárselos a Colpensiones, los manda a un fondo especial que administra el Banco de la República con ayuda de administradores de portafolio especializados.
El Banco de la República administrará ese fondo de la misma forma como hoy administra el Fondo de Ahorro y Estabilización (FAE) que es de propiedad del Gobierno y de los entes territoriales. El Banco de la República tiene una capacidad importante de administrar portafolios, maneja nada menos que las reservas internacionales del país. Aprovechando esa capacidad, puede ayudar cumpliendo con su función constitucional de agente fiscal del Gobierno.
SEMANA: ¿Qué no va a hacer el Banco en materia pensional?
L.V.: En términos de las pensiones no va a recaudar cotizaciones, no va a pagar pensiones, no va a garantizar el pago de las pensiones. Esa garantía es del Gobierno y de Colpensiones. Es muy importante que la población sepa que la función del Banco de la República es restringida a lo que describí y que el respaldo de las pensiones del régimen público hacia futuro es responsabilidad del Gobierno y no del Banco central.
SEMANA: ¿Cuál es su responsabilidad en esa operación?
L.V.: El Banco de la República tendrá responsabilidad de medio, pero no de resultado, y no es una responsabilidad sobre las mesadas futuras. Esa responsabilidad es del Gobierno.
SEMANA: ¿Cómo avanza la parte operativa para generar ese manejo de esos fondos?
L.V.: Estamos en el diseño de las modificaciones administrativas que tendremos que hacer. La reglamentación de la Ley, por parte del Gobierno, va a ser importante para definir exactamente cómo tenemos nosotros que ajustar nuestros procesos.
SEMANA: Hay dos caras de la moneda unos dicen que se podría generar un conflicto de interés al Banco porque va a manejar unos portafolios y podría tener alguna información privilegiada, pero otros señalan que quién mejor que el Banco de la República para que maneje esos recursos con transparencia. ¿Qué les dice a las dos posturas?
L.V.: El Banco de la República puede organizar la administración de esos portafolios de una forma que permita la independencia requerida entre quienes están tomando decisiones de portafolio y quienes tomamos las decisiones de política monetaria. La idea que quedó plasmada en la ley es que el Banco no haga la administración en el día a día de esos recursos, sino que la delegue en administradores de portafolio especializados. El Banco también tendrá que darles a esos administradores de portafolio parámetros sobre los criterios con los cuales ellos deben administrar y con los cuales el Banco como responsable de esa administración va a medir la eficiencia de los administradores.
SEMANA: Otro tema sobre la mesa es el de las inversiones forzosas y cómo impacta esto al sector financiero. ¿Cuál es la visión que tienen ustedes desde el Banco de la República?
L.V.: Es un tema que no se ha discutido en el Banco. Es algo que tendría que pasar en una ley por el Congreso. Entiendo que afortunadamente las conversaciones entre el Gobierno y el sistema financiero para llegar a un acuerdo diferente han sido muy provechosas.
SEMANA: ¿Cuál es la situación del empleo?
L.V.: En el último año el empleo ha tenido un comportamiento que refleja los costos del ajuste macroeconómico que se ha tenido que hacer en Colombia para bajar la inflación. Quisiera destacar sin embargo que esos costos en materia de empleo han sido moderados. La tasa de ocupación en Colombia se mantiene en niveles superiores a los previos a la pandemia, lo cual es destacable para un momento en el que estamos atravesando un proceso de ajuste fuerte para poder bajar la inflación. Es relativamente tranquilizador.
Esto no significa que debamos despreocuparnos por el tema porque las tasas de desempleo son hoy y han sido durante muchísimas décadas excesivamente altas. Tenemos tasas de desempleo tradicionalmente más altas que las de nuestros pares en América Latina. Hay temas estructurales que seguir analizando, como atacar el tema de la informalidad laboral. Por eso, el diagnóstico sobre el mercado laboral si se mira desde el punto de vista de la coyuntura es relativamente favorable. Estructuralmente es algo que amerita una revisión muy importante.
SEMANA: ¿En qué va la discusión de criptomonedas en Colombia?
L.V.: Es una discusión compleja. El Gobierno ha estado trabajando en el tema y el Banco ha estado mirándolo con cuidado. La tecnología cripto puede aportar elementos útiles para hacer algunos procesos financieros más eficientes, pero conlleva también riesgos gigantescos. Es muy difícil con la tecnología cripto hacer seguimiento a los recursos que se invierten allí. La regulación tendría que ser muy detallada para que se evite el mal uso de esos mecanismos. La población tiene que conocer muy bien los grandes riesgos que conlleva invertir en ese tipo de activos.
Es algo que tenemos que estudiar y regular, aprovechando las experiencias de otros países. Pero ante todo hay que prevenir a las personas de que si se meten allí sean conscientes de que están incurriendo en riesgos muy grandes y que ninguna entidad pública podría responderles por las pérdidas que lleguen a tener en esos en ese tipo de inversiones.