Macroeconomía
‘Las mafias buscaron quedarse con la política y el país entero’: memorias de Luis Carlos Sarmiento Angulo para analizar la economía
El magnate colombiano expresó sus opiniones durante la celebración de los 50 años de Anif. Propuso reactivar la Altillanura como medida de desarrollo y pidió respeto por la labor de los empresarios.
Luis Carlos Sarmiento Angulo, propietario del Grupo Aval y uno de los hombres más ricos de Colombia, hizo este jueves 24 de octubre un balance sobre la actividad financiera en el país, destacando su solidez, pese a los diferentes riesgos que ha enfrentado.
Señaló que el sector ha sido blanco de los delincuentes, pero que ha logrado salir adelante. “Las mafias del narcotráfico buscaron quedarse con la política y el país entero, pero no lo lograron”, aseguró que ni estas amenazas, ni las crisis económicas que ha vivido el país han impedido el desarrollo de la actividad financiera. “No ha sido fácil sobreaguar en estas corrientes, pero se logró hacerlo, salvaguardando el activo más preciado del sector: la confianza y el ahorro de los colombianos”, insistió.
El magnate habló durante la celebración de los 50 años del centro de pensamiento Anif, que nació bajo su sombrilla. Sarmiento no solo destacó la labor investigativa y propositiva de la entidad, sino también su carácter apolítico, pues no ha sido ni gobiernista ni de oposición.
Lo que viene
“Debemos empezar ya a visualizar cómo crecer más en 2025. Este será el año de la verdad en que todos —esperamos— podamos continuar por una senda sostenida de crecimiento. Y no me cansaré de repetirlo, el trabajo armónico y conjunto entre el Estado y el sector privado, mucho puede contribuir en esta causa. Hoy y varias veces en mi vida profesional he mencionado que los empresarios estamos comprometidos con Colombia cuando contamos con seguridad en las reglas de juego y en la situación nacional”, expresó Sarmiento Angulo, al tiempo en que insistió que lo más importante para el desarrollo del país y, en general de cualquier sociedad, es el respeto.
“Podemos pensar diferente, pero el desarrollo de Colombia depende del respeto mutuo entre el sector público y el privado, en especial hacia los empresarios. El rol del sector público es, sin duda, vital para establecer las condiciones que permitan que este desarrollo ocurra. Marcos regulatorios justos, infraestructura, justicia, educación y seguridad, entre otras responsabilidades”, precisó, y agregó que el rol de los empresarios es ser motor de desarrollo económico a través de inversiones, generación de empleo, innovación y competitividad.
Enfatizó en que el respeto implica crear condiciones que favorezcan el diálogo constructivo desde las diferencias. “En un ambiente polarizado como el que vivimos actualmente, hagamos del respeto mutuo una base firme para el desarrollo de Colombia y así ganamos todos: el sector público y el Estado, el empresario, el trabajador y cada ciudadano de este país”, anotó.
Desarrollo agrícola
Sarmiento Angulo aprovechó su discurso para poner en consideración una idea que ha tratado de promover durante muchos años y que consiste en el desarrollo de la Altillanura. “El potencial de Colombia está concentrado en el desarrollo de la zona oriental del país. Sus departamentos representan aproximadamente el 54 % del área de Colombia. Son unas 632 millones de hectáreas” indicó.
Se refirió a Arauca, Casanare, Meta y Putumayo que, con aproximadamente 172 millones de hectáreas, tienen un mayor nivel de desarrollo y una densidad poblacional de 12 personas por kilómetro cuadrado, la cual es baja, pero muy superior a la de Vichada, Guainía, Vaupés, Guaviare, Caquetá y Amazonas, que tienen aproximadamente 460 millones de hectáreas y una densidad poblacional promedio de dos habitantes por kilómetro cuadrado.
“En la Altillanura se concentran unos terrenos extraordinariamente buenos. La topografía es envidiable. La riqueza hidrológica es extraordinaria... Colombia tiene un tesoro aquí, un tesoro inmenso”, reiteró.
Recordó que en el pasado habló con la Universidad de Purdue para crear un plan maestro destinado a esa región. Sin embargo, lamentó no haber encontrado eco en el gobierno de turno. “En Colombia es difícil impulsar un programa que tarde más de cuatro años en desarrollarse, pues los gobiernos prefieren poder mostrar en su mandato los frutos de las inversiones que hacen. Sin embargo, esta idea, que no tiene nada de novedosa, ya fue exitosa en algunos países de Sudamérica”, comentó.
Precisamente en Argentina, desde 1950, se tomó la decisión de desarrollar La Pampa, un área de 1,2 millones de kilómetros cuadrados, que hoy produce aproximadamente el 1,5 % del PIB de ese país. Igualmente, en Brasil, en un área que se llama El Cerrado y que es de aproximadamente dos millones de kilómetros cuadrados, se produce el 2,5 % del PIB brasileño. En ambos países han desarrollado en esas zonas cultivos de soya, maíz, algodón y, en menor medida, caña de azúcar, sorgo, frutas y verduras.
“Estos desarrollos agroindustriales están entre las razones que explican que el ingreso per cápita de Argentina y de Brasil sea muy superior al nuestro. Estos proyectos se implementaron con estímulos importantes, entre otros, una inversión inicial relevante en infraestructura y en compra de tierras que se distribuyeron en forma de parcelas a colonos y agricultores en incentivos como, por ejemplo, préstamos a bajo interés y subsidios para la compra de equipos y tecnologías agrícolas.
“Estas tierras fueron subdivididas y vendidas o arrendadas a colonos que llegaron de diferentes partes de estos países, incluyendo pequeños agricultores y grandes productores. Con el tiempo han generado ingresos sustanciales a través de exportaciones y han impulsado el crecimiento económico regional, así como mayores ingresos fiscales a través de impuestos sobre la producción y exportaciones”, explicó, y concluyó que en Colombia están dadas las condiciones que garantizarían un gran éxito en el desarrollo de la Altillanura.
Anticipó que para concretar esta propuesta probablemente se alegrará falta de recursos, pero dijo estar convencido de que si se elabora un plan maestro que permita unir los esfuerzos del Gobierno nacional, los de la academia y los del sector privado, se puede crear un verdadero pacto por el desarrollo que brinde simultáneamente oportunidades de empleo de calidad a millones de colombianos y un impulso importante al crecimiento de la economía, no solo de estas regiones, sino del país en su conjunto. “Será una gran empresa del país que nos beneficiará a todos”, subrayó.