María Micaela Jiménez es estudiante de enfermería indígena que lucha para que su comunidad tenga información acerca de la pandemia de COVID-19 en su lengua materna. | Foto: ONU

EDUCACIÓN

Indígena estudiante de enfermería protege a su comunidad del coronavirus

La ONU resaltó la labor de Micaela Jiménez, quien traduce a su lengua materna la información para que su pueblo se mantenga libre de coronavirus.

15 de junio de 2020

Esperanza por Venir es el nombre de la comunidad de María Micaela Jiménez, una joven estudiante de sexto semestre de enfermería. Esta comunidad pertenece al municipio de Tumbalá, en Chiapas, al sur de México.

Micaela es la única persona que ha tenido acceso a una formación en salud en esta comunidad que tiene una población de poco más de 500 habitantes, así que ella ha tomado un papel muy activo en esta lucha contra la covid-19: “Nos han pedido desde la escuela, y claro, como parte de nuestra propia vocación, que seamos quienes podamos guiar a la gente enseñándoles las medidas de limpieza y seguridad para evitar contagios”.

Con esa responsabilidad de llevar el bienestar a su comunidad, Micaela comenzó por traducir a su lengua toda la información relacionada con la prevención del coronavirus.

"Hasta ahora no hay información en nuestra lengua en los medios, pero eso no puede ser impedimento para que la gente pueda estar a salvo y cuidar su salud (...) Yo me informo, veo qué dicen las autoridades de salud y a partir de ahí lo traduzco a nuestra lengua, que es el chol, para que todas las personas me entiendan, porque hasta ahora no hay información en nuestra lengua en los medios, pero eso no puede ser impedimento para que la gente pueda estar a salvo y cuidar su salud”, dice Micaela.

Aunque hasta ahora en su comunidad no se ha presentado un solo caso de covid, el miedo en la población indígena es latente dado que en Tumbalá ya se han reportado nueve casos y una muerte.

“Tienen miedo de que venga alguien de la cabecera municipal y nos pueda contagiar, o de que cuando nosotros vamos para abastecernos de cosas básicas podamos contagiarnos. Lamentablemente nuestra comunidad está alejada. Acá no tenemos acceso a muchas cosas como productos para limpieza, gel, algunas cosas de comer y tenemos que ir a la cabecera municipal que está a 50 minutos”.

La gente de Esperanza por Venir se dedica princpalmente a la agricultura, por lo que quedarse en casa para evitar el contagio no es una opción. "Aquí en la comunidad casi toda la gente tiene que salir a trabajar porque va al día. Casi todas las personas son agricultoras, así que tienen que salir a la siembra, a quitar maleza, a cosechar o a ver el riego”, explica Micaela.

Pero Micaela tiene esperanza de lo que está por venir y está orgullosa de su comunidad. “Ser choleros es un gran orgullo, así nos sentimos por ser parte de esta comunidad. Estamos seguros de que podremos salir adelante, cuidando a todas las personas que vivimos aquí, compartiendo lo que tenemos, enseñando a los niños y niñas la importancia de la solidaridad y de la ayuda en las labores de la casa y de la comunidad”.