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Lady Di fue, durante algún tiempo, amiga de Camilla. Carlos y Camilla se conocieron en 1971, él se enamoró locamente, pero nunca se lo confesó. Ella lo usaba para darle celos a Andrew Parker Bowles.
Lady Di fue, durante algún tiempo, amiga de Camila. Carlos y Camilla se conocieron en 1971, él se enamoró locamente, pero nunca se lo confesó. Ella lo usaba para darle celos a Andrew Parker Bowles. | Foto: getty images

Realeza

En libro de Harry, Camila lleva de las peores partes: así describe a su “madrastra malvada” y cuenta cómo le rogó al rey Carlos que no se casaran

El ahora rey había tratado en vano de ganarse a sus hijos antes de pedirle al público británico que aceptara a Camila, afirma el libro ‘Spare’. Harry dice que conocerla por primera vez fue como ponerse una inyección: “Cierra los ojos y ni siquiera lo sentirás”.

6 de enero de 2023

La infidelidad del ahora rey Carlos III con Camila Parker fue el elemento que más hizo sufrir a Lady Di en su vida de princesa, llena de dolores y desdichas. Y eso es algo que su hijo menor Harry nunca superará. En su libro Spare, Harry se despacha contra la hoy reina consorte.

En su explosiva autobiografía, el duque de Sussex confiesa que, aunque él y su hermano no se interpusieron en la relación del entonces príncipe de Gales, sí le habían pedido que no caminara por el altar por segunda vez con la que llamaban la “otra mujer”, lo que finalmente ocurrió en abril de 2005. Agregó que le dijeron eso temiendo que ella fuera una “madrastra malvada”.

El ahora rey había tratado en vano de ganarse a sus hijos antes de pedirle al público británico que aceptara a Camila, afirma el libro. Harry dice que conocerla por primera vez fue como ponerse una inyección: “Cierra los ojos y ni siquiera lo sentirás”.

El autor cuenta en el libro cómo su padre le dijo a la princesa Diana, el día del nacimiento de Harry: “¡Maravilloso! Ahora que me has dado un heredero y un repuesto, mi trabajo está hecho”.
El autor cuenta en el libro cómo su padre le dijo a la princesa Diana, el día del nacimiento de Harry: “¡Maravilloso! Ahora que me has dado un heredero y un repuesto, mi trabajo está hecho”. | Foto: getty images

Además, el duque recuerda haberse preguntado “si ella sería cruel conmigo; si sería como todas las madrastras malvadas de los cuentos”.

En su libro bomba, que ya fue lanzado en España, Harry también llama a su hermano William su “archienemigo” y su “polo opuesto”; describe el momento en que a él le dijeron que su madre, la princesa Diana, estaba muerta, y el príncipe relata también detalles escabrosos de su vida, por ejemplo cuando mató a 25 personas en sus años de servicio en Afganistán.

Pero la relación con Camila era uno de los temas más esperados. Harry tenía razones para no quererla. Camila fue siempre una sombra maligna en la vida de su adorada mamá. La infidelidad era evidente y los medios se encargaron en su momento de dejarla clara.

Entierro reina Isabel II
Queen Elizabeth 
Funeral
En el funeral de la reina Isabel, Camila llegó con Kate y los niños de William. Adam Gerrard/Pool via REUTERS | Foto: via REUTERS

El episodio más escabroso fue cuando se filtraron unos audios en los que dos tórtolos se expresaban su pasión sin reservas. “No puedo soportar un domingo por la noche sin ti (…). No puedo comenzar la semana sin ti”, le decía Camila y el ahora rey le respondía: “¿Y qué pasa conmigo? El problema es que te necesito toda la semana, todo el tiempo. ¡Dios mío! ¡Si pudiera vivir metido en tus pantalones sería mucho más fácil!”.

Y la conversación subía aún más de tono: “¿En qué te vas a convertir? ¿En unas bragas? Vaya, ¿así que te vas a convertir en unas bragas?”, respondió Camila entre risas, a lo que Carlos agregó: “Dios no lo quiera, en un tampón. ¡Eso estaría bueno!”. En medio de esa conversación, varias veces se dijeron ‘te amo’.

Para esas épocas, Camila Parker era la gran villana del cuento. “Voy a mandar a alguien para que te mate”. Así eran los mensajes que le dejaba Lady Di a Camila, en medio de su siniestra disputa por Carlos y cuando el mundo estaba convencido de que ella era la “puta, rompematrimonios y adúltera” (palabras de amigos de Camila), culpable de la desdicha de la princesa.

Hoy, está sucediendo lo impensable entonces: la supuesta mala de la película está sentada en el trono donde todos querían ver a la fallecida Diana.

El camino hasta aquí ha sido una novela sobre sexo y monarquía, que habría tenido un desarrollo quizá menos trágico de no ser porque Carlos no fue decidido hace 51 años, cuando se enamoró locamente de Camila, tras ser presentados por su amiga Lucía Santacruz. Se conectaron al instante porque compartían el gusto por la caza.

La boda, el 9 de abril de 2005. La reina estuvo por escasos diez minutos en la recepción.
La boda del ahora rey y su esposa ocurrió el 9 de abril de 2005. La reina Isabel II estuvo por escasos diez minutos en la recepción. | Foto: getty images

Según la biógrafa Penny Junor, al príncipe lo cautivó que ella reía con ganas, y de las mismas tonterías que él, y que no lo trataba como al hijo de la reina, sino como a cualquier otro joven. Su tío favorito y mentor, lord Mountbatten, le había recomendado a Carlos que tuviera todas las amantes, pero que para casarse eligiera a una joven de la alta nobleza, virgen y dócil.

Camilla no era nada de eso, pero el príncipe abrigaba la ilusión de que convencería a su familia de aceptarla. A todas estas, no le había revelado a Camila lo ‘tragado’ que estaba de ella, quien, por su parte, lo usaba para darle celos a su novio, Andrew Parker Bowles.

Estaba ciega de amor por este rubio que era lo que se conocía como un deb’s delight, o delicia de las debutantes, por ser el más guapo y arrollador. Además, su familia tenía las mejores conexiones con la realeza, a tal punto que fue paje de la reina en su coronación y preferido de la reina madre.

Empero, el fogoso Andrew Parker Bowles le rompió mil veces el corazón a Camila, pues se acostó con todas sus amigas. De otro lado, tenía un romance con la princesa Ana, hermana de Carlos. Aun así, seguía empeñada en casarse con él, de manera que es dudoso que le hubiera dado el ‘sí' al príncipe.

En últimas, Andrew y Camila y fueron al altar en 1973, en una boda a la que asistieron la reina madre, Ana y otros parientes de la reina. Carlos no la olvidó, así que se hizo amigo de su esposo, no salía de su mansión medieval de Bolehyde Manor y apadrinó a su hijo mayor, Tom.

Para 1978, harta de las infidelidades del marido, ella se hizo amante de Carlos. Parker Bowles estaba orgulloso de que su esposa fuera la querida del futuro rey. Cuando sus deberes con la corona lo obligaron a comprometerse con Lady Di, Carlos la presentó a los Parker Bowles y los cuatro hacían planes juntos.

Alice Keppel, bisabuela de Camilla, fue la amante preferida del rey Eduardo VII, tatarabuelo de Carlos, con la aceptación de su esposa, Alexandra de Dinamarca.
Alice Keppel, bisabuela de Camila, fue la amante preferida del rey Eduardo VII, tatarabuelo de Carlos, con la aceptación de su esposa, Alexandra de Dinamarca. | Foto: getty images

En principio, Diana apreció la amistad de Camila. Sin embargo, cuando él le confesó que habían sido amantes, hubo en ella un cambio brutal, se obsesionó para siempre con su rival y así arrancó el infierno por todos conocido.

Camila, mediante la biógrafa Junor, se quejó de que jamás nadie ha querido su versión. Para ella, Diana se casó por interés, “le coqueteó al príncipe e hizo hasta lo imposible para ser lo que él quería que fuera”. Ella y Carlos también aprobaron que en el libro se dijera que Diana era “deshonesta, loca, paranoica y mala madre, porque no les ocultaba sus amantes a sus hijos, William y Harry”.

Camila también lamenta el infierno que vivió tras la muerte de Diana, que la apodó ‘la Rottweiler’, cuando la saña pública se exacerbó y afectó su salud. Por eso, el día de su boda, en 2005, no quería levantarse, convencida de que la iban a abuchear. No fue así, pero no se vio exenta de gestos como el de la reina, quien solo estuvo en la recepción diez minutos.

Lady Di fue, durante algún tiempo, amiga de Camilla. Carlos y Camilla se conocieron en 1971, él se enamoró locamente, pero nunca se lo confesó. Ella lo usaba para darle celos a Andrew Parker Bowles.
Lady Di fue, durante algún tiempo, amiga de Camila. Carlos y Camila se conocieron en 1971, él se enamoró locamente, pero nunca se lo confesó. Ella lo usaba para darle celos a Andrew Parker Bowles. | Foto: getty images

Camila Rosemary Shand, el nombre de pila de la ahora reina consorte, nació el 17 de julio de 1947 en East Sussex, en el seno de una familia de clase alta, que se preciaba de que su bisabuela, Alice Keppel, había sido amante, de 1898 a 1910, de Eduardo VII, tatarabuelo de Carlos.

Su padre, Bruce Shand, era un oficial del Royal Army, en tanto que su madre era hija del barón Ashcombe y la que aportó la fortuna.

Educada en su patria, en Suiza y en Francia, muy pronto tuvo claro que lo suyo era convertirse en una señora bien y de campo. Ahí donde se le ve, fue la debutante más apetecida, en pleno swinging de Londres. En 1989, al ver lo deprimido que Carlos estaba por su matrimonio con Diana, sus amigos, los Van Cutsem, hicieron que se volviera a ver con Camila.

El entorno del príncipe afirma que fueron las infidelidades de la princesa las que lo devolvieron a sus brazos. Se ha dicho que en ella Carlos encontró lo que Diana no le dio, pero hay otra verdad y es que Camila le brindó el amor y la atención que la reina Isabel y su esposo Felipe, fríos y distantes, nunca le mostraron.

Al contrario de él, Camila creció querida y mimada, en especial por su padre, por cuya influencia se volvió una devoradora de libros. Tal es la clave de la salud emocional que ella le ha aportado al rey.

En un principio, Diana apreció la amistad de Camila. | Foto: getty images

Tras la boda hace 17 años, Carlos contrató a un asesor de prensa, Mark Bolland, para mejorar la imagen de Camila. Ella, astutamente, hizo amigos en la prensa, comenzando por los que más habían contribuido a su mala fama, como el Daily Mail.

También se ayudó, dijo Bolland, no buscando protagonismo. En 2006, solo el 21 % de los británicos deseaban que fuera nombrada reina consorte. A los dos días de la muerte de Isabel, el 53 % pensaba que sería una buena reina.

El cambio se operó, asegura The Times, porque los súbditos empezaron a conocer a la verdadera Camila. Si tuvo una estrategia, fue ser ella misma: una señora simpática, que saluda desde el ministro hasta el aseador, y el único miembro de la familia real que no se niega si le piden un selfi en la calle. “¿Por qué no?”, responde.

Camilla se casó con Andrew Parker Bowles en 1973. Él era un infiel sin remedio y se enorgullecía de que su esposa fuera la amante del futuro rey Carlos. Tuvieron dos hijos, Laura y Tom, y hoy son buenos amigos.
Camilla se casó con Andrew Parker Bowles en 1973. Él era un infiel sin remedio y se enorgullecía de que su esposa fuera la amante del futuro rey Carlos. Tuvieron dos hijos, Laura y Tom, y hoy son buenos amigos. | Foto: getty images

Quienes la conocen aseguran que es la mejor persona para tener en una crisis, porque anima a no exagerar las reacciones. Es tan calmada que no se atemorizaba con el fantasma que acechaba en su mansión.

La que alguna vez fue considerada “la mujer más perezosa de Inglaterra” se volvió una activista muy ocupada contra la violencia intrafamiliar y sexual. Eso le sumó puntos ante el público, lo mismo que su exitoso club de lectura.

Es en casa, no obstante, donde ha hecho su mejor labor, afirman los cronistas de realeza, pues se le atribuye “haber hecho de Carlos un ser semifuncional”. En otras palabras, él depende absolutamente de Camila, la única con el poder de frenar sus frecuentes furias. Si ella no está, él no oculta su aburrimiento y molestia.

Quienes conocen a Camila aseguran que es la mejor persona para tener en una crisis, porque anima a no exagerar las reacciones. | Foto: getty images

Asimismo, confía en su criterio para todo y compensa con su ayuda la ingenuidad que se le achaca al nuevo rey. Sus allegados afirman que está contenta de asumir su trabajo a los 75 años y con aceptación entre la gente, pero sabe también que los rescoldos de desprecio jamás se extinguirán.