Cultura
Hasta Bogotá llega lo mejor del tradicional Carnaval de Pasto
Más de 50 artistas participarán en esta muestra cultural que traerá las mejores comparsas, murgas y bandas musicales de Nariño. La entrada será gratuita.
Fernando Arévalo es un músico nariñense de sangre y corazón. Un hombre apasionado por los ritmos tradicionales andinos que, desde 2008, dirige una de las murgas más importantes y aclamadas del Carnaval de Negros y Blancos: Soneros del Galeras. Conformada por 20 músicos y tres acompañantes, esta agrupación ha recorrido durante años las calles de Pasto celebrando la música y la tradición. Sus atuendos estrambóticos y su fervor son sus mayores distintivos.
“Nuestra murga es de instrumentos andinos. Durante cuatro años utilizamos solamente acordeones, y participábamos en la categoría de fuelles. La mayoría somos músicos andinos. Hemos representado al carnaval en lugares que para nosotros antes parecían imposibles de conocer: Estados Unidos, Ecuador. El Carnaval de Negros y Blancos es diverso, al igual que nuestras puestas en escena”, afirmó Arévalo.
La Murga Soneros del Galeras ha participado incontables veces en el carnaval y ha ocupado reiteradamente el primer lugar en las premiaciones. Sus coloridos atuendos y sus composiciones musicales, inspiradas por el bambuco sureño, les han dado el mérito de recibir los premios de la Alcaldía. La vehemencia de Arévalo también ha tenido mucho que ver.
“Mi pasión es el carnaval, lo llevo en la sangre. La murga vive del carnaval y nosotros vivimos de ella. Disfrutamos hacer nuestras puestas en escena e innovar en la música; en cada presentación mostramos una composición nueva. Uno siente un gusto enorme al poder compartir con las personas la música, el vestuario, la región completa. Las personas se asombran y quieren sacarse fotos y eso nos llena de alegría”, apuntó Arévalo.
Tendencias
Esta agrupación llega a Bogotá el próximo 30 de noviembre para transformar las calles capitalinas en una fiesta. Junto con otras murgas, colectivos coreográficos y bandas musicales, Bogotá es antesala del Carnaval de Negros y Blancos 2025. Este espacio, liderado por la Alcaldía de Bogotá y la Alcaldía de Pasto, busca traer lo mejor del carnaval hasta la capital para cautivar con su color a los bogotanos.
“El Carnaval de Negros y Blancos es una locura. La murga comienza a trabajar en junio, a hacer la investigación y luego el trabajo manual. Los elementos, los tocados, las decoraciones, los zapatos, son elaborados por nosotros mismos. A Bogotá llevaremos diferentes vestuarios”, agregó el director.
La ruta del Carnaval de Negros y Blancos en Bogotá recorre la localidad de La Candelaria en su totalidad. La salida es en la Escuela Nacional de Comercio y luego la ruta se despliega por la iglesia del barrio Egipto, la Fundación Gilberto Alzate Avendaño (FUGA), la carrera séptima, el edificio El Tiempo y culminará en la Plazoleta UHeart de CityU.
La creatividad y la efervescencia de la comparsa del carnaval está conformada por dos murgas de veinte personas en total, una comparsa, dos colectivos coreográficos, seis artistas individuales que presentarán sus disfraces y, finalmente, el desfile de la Reina del Carnaval de Negros y Blancos de Pasto, Estefanía Correa.
Una vez que el carnaval culmine su desfile por Bogotá, comienza el concierto de música tradicional a cargo de 11 agrupaciones musicales. Entre ellas Amaru de Colombia Internacional, General Bong, Brisas del Estero, Nuestra Raíz, Grupo Fuego Internacional, Grupo Tizón y Murga Andina Cantares de Urkunina.
Este evento también ofrece una feria con 12 emprendimientos de arte y gastronomía de Nariño, además de talleres, exposiciones y actividades relacionadas con el carnaval. La entrada a todas las actividades es libre.
Nuestra Raíz, conformada por cuatro jóvenes, es una de las agrupaciones musicales que participa en el carnaval en Bogotá.
Este 30 de noviembre, Nuestra Raíz presenta un repertorio repleto de composiciones inéditas, a excepción de una, Quillotocto. Esta canción la presentaron en el Concurso de Música Campesina de Pasto y obtuvieron el primer lugar. Era la primera vez que participaban.
“Desde Nuestra Raíz creemos que la música se puede transformar, ser divergente. Lo que hacemos es una fusión de nuestra herencia con la nueva escena. Estamos muy contentos de llevar esta propuesta a Bogotá y seguir cultivando este sueño. Un sueño que se resume en sostener este carácter tradicional y revivir ese amor por la música”, comentó Satia Meneses, líder de Nuestra Raíz.
De Quillotocto se sabe poco. Meneses y los demás integrantes de la agrupación todavía ultiman detalles en el estudio y preparan un video musical para oficializar su lanzamiento. Aun así, se pueden conjeturar algunas cosas: que la melodía es dulce y pausada, y que las letras se asemejan a poemas nostálgicos. Solo aquel que participe del Carnaval de Negros y Blancos en Bogotá tendrá la primicia.
“Siempre me he llevado por la música. Mi papá es músico empírico y me inculcó profundamente el amor hacia lo nuestro. Fui creciendo y decidí tomar esa música y darle un aire de juventud. Nuestro trabajo musical está muy marcado por las historias de nuestros antepasados. Por eso tocamos el bambuco sureño, ese es nuestro ritmo emblemático”, completó Meneses.
Las entrañas del carnaval
Imaginar un Carnaval de Negros y Blancos sin ninguna expresión musical sería imposible, por no decir ridículo. Desde que comenzó la tradición de este carnaval al sur de Colombia, expresiones musicales como la murga, que tiene sus orígenes en España y que llegó durante la época colonial a América Latina, se transforman en el núcleo de la celebración: los instrumentos de madera y percusión, las trompetas, las quenas y las zampoñas, se apoderan de las calles.
“Esta expresión musical inició en el carnaval como comparsas esporádicas de músicos que recorrían la ciudad entonando melodías típicas como el son sureño o los sanjuanitos. Se empleaban instrumentos como guitarras, violines, maracas y carrascas. Para la década de los años 1940 estas expresiones adquirieron el nombre de murgas”, explicaron desde el Banco de la República.
Desde entonces, las murgas comenzaron a ser sinónimos de la tradición del carnaval. Fernando Arévalo recuerda que desde pequeño su padre lo llevaba todos los 6 de enero a mirar el desfile de la comparsa. Las murgas, con sus atuendos y sus interpretaciones, lo cautivaron.
“Yo iba al carnaval desde pequeño. El 31 de diciembre, que era el desfile de años viejos, veíamos el desfile y quemábamos el año viejo. El 2 de enero íbamos a la misa de la Virgen de Las Mercedes y después el 3 de enero al carnavalito. Pero el 6 de enero era el gran día, salíamos a jugar, a echarnos tinta para quedar negros. Ahora con la murga aspiramos a salir a mostrar nuestro trabajo, que se prepara durante meses”, señaló el director.
Y aunque Arévalo asegura que empezó en “este cuento loco” por las recomendaciones de Luis Pérez, un acordeonero que le inculcó el amor por la música, no es difícil imaginar que desde que vio su primera murga algo cambió. Su destino o su devoción. O ambas cosas.