Perú
“Boluarte ha hecho bien en quedarse, espero que todo esto pueda concluir con algo de estabilidad”: Pedro Pablo Kuzcinsky habla en SEMANA de la crisis en Perú
En uno de los momentos más tensos de la crisis actual de Perú, SEMANA habló con Pedro Pablo Kuczynski, expresidente de ese país, quien se refirió al drama político y social que están viviendo, a la presunta injerencia del boliviano Evo Morales y al papel de la OEA en el conflicto interno.
Desde el pasado 7 de diciembre, cuando el entonces presidente peruano, Pedro Castillo, decidió disolver el Congreso, sin éxito, y fue detenido, las manifestaciones han azotado gran parte del país, dejando más de 40 muertos y cientos de heridos en enfrentamientos entre la Policía y manifestantes.
Pese a que la actual presidenta, Dina Boluarte, ha llamado al diálogo al grupo que lidera las protestas y varias misiones de organizaciones internacionales visitaron Perú para evaluar “la situación de derechos humanos”, las movilizaciones continúan con la exigencia de la renuncia inmediata de la mandataria y el llamado urgente a nuevas elecciones, que hasta ahora están previstas para 2024.
En medio de la crisis y con pocas voces oficiales del Gobierno dispuestas a dar la cara, el expresidente Pedro Pablo Kuczynski, quien renunció en 2018 por un presunto escándalo de corrupción relacionado con el caso Lava Jato y hoy se encuentra bajo restricción de movilidad en su residencia en Lima, habló con SEMANA sobre la situación política en Perú y dio detalles de la problemática que vive su país.
SEMANA: ¿Qué pensó el día en el que el presidente Pedro castillo decide disolver el Congreso?
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PEDRO PABLO KUCZYNSKI: Creo que el expresidente Castillo estaba contra la pared e hizo una jugada que él pensó que podría librarlo de sus problemas, y no fue así, porque él básicamente ideó un golpe de Estado. Eso motivó a que el Congreso, que ya tenía muchas ganas de sacarlo, terminara haciéndolo. Ahora, eso generó una rebelión de las masas, si se quiere usar la frase de Ortega y Gasset, porque él se presentó como el defensor del pueblo y mucha gente, sobre todo en La Sierra, las zonas que se sienten apartadas en el Perú, entraron en una gran rebelión.
SEMANA: Para usted, ¿cuál fue el error en la administración de Pedro Castillo? ¿Cuál cree que fue el detonante dentro del Gobierno para que no hubiera un entendimiento del gabinete con el presidente?
P.K.: Creo que el señor Castillo no estaba preparado para gobernar, nunca había ejercido ningún cargo público y hasta había falsificado su grado magisterial. Incluso, según muchas pesquisas en los medios, en su Gobierno había demasiada corrupción, no corrupción inmensa ni tampoco pequeña, pero sí de sumas considerables.
De esta manera, el panorama era el de un Gobierno muy poco competente, que nombraba ministros que no tenían ningún calificativo para el cargo, lo que hizo que fueran cambiando con frecuencia. No fue tanto que el Congreso lo sacara, aunque el Congreso sacó a varios, fue más bien que el Gobierno implosionó porque no tenía la capacidad de manejar las cosas.
El otro problema que ocurrió es que poblaron el Gobierno de gente muy partidaria, pero sin capacidad alguna. Eso hizo que la exigencia del Gobierno ya no fuera tan alta, bajó muchísimo (...). El señor Castillo fue mal aconsejado al pedir cerrar el Congreso, cerrar los organismos judiciales, y eso detonó inmediatamente una reacción muy fuerte.
SEMANA: ¿Cree que por lealtad la vicepresidenta Dina Boluarte tuvo que haber renunciado junto con el presidente Castillo?
P.K.: Mire, yo he vivido eso porque cuando la señora (Keiko) Fujimori me quiso sacar, yo les pedí a mis dos vicepresidentes que renunciaran y uno de ellos no lo quiso hacer, la otra sí lo hizo. Pero, en realidad, yo creo que la señora Boluarte ha hecho bien en quedarse, espero que todo esto pueda concluir con algo de estabilidad.
SEMANA: ¿Cuál es su opinión sobre la posibilidad de que se adelanten las elecciones presidenciales? ¿Cree que este será el camino, finalmente, para terminar con la ola de violencia en Perú?
P.K.: En realidad hay mucha presión para adelantar las elecciones, pero no tenemos nada listo para eso. Hay que buscar un término intermedio para que las elecciones sean en dos años, en tres, cosas por el estilo, pero aquí no hay reglas del juego. O sea, las reglas del juego democrático en el Perú están muy verdes, muy jóvenes, muy tiernas.
No hay suficiente experiencia y hay muchas opiniones y no hay un norte claro de a dónde queremos ir; es una situación muy muy compleja. La única solución es que se aclaren bien las reglas y esperar un tiempo para hacer una elección bien hecha.
SEMANA: ¿Qué cree usted que necesita el Perú para que pueda salir de esta problemática política, con tantos presidentes destituidos que no logran cumplir todo su mandato? Y no es solo el caso de Castillo, sino de los presidentes anteriores. ¿Qué cree usted que está pasando en la política peruana hoy?
P.K.: Creo que lo que está pasando es algo que tiene raíces profundas, que vienen desde la época de (Alberto) Fujimori, es la desinstitucionalización de la política peruana. La Fiscalía está desbocada en deshacer líderes políticos con acusaciones muy forzadas de corrupción que nunca han sido demostradas. Un presidente que se suicidó, en vez de ir a ser interrogado por la fuerza, me refiero al caso de Alan García. Otro presidente tuvo que renunciar por las acusaciones absolutamente sin fundamento alguno de la señora Fujimori, de ahí vienen muchos males.
Y eso hizo que en la elección de 2021 mucha gente votara por alguien que no fuese Fujimori y hubo un voto inicialmente pequeño para el señor Castillo, que luego, en la segunda vuelta, se transformó en un voto mayoritario por fracción. Aquí lo que tenemos que hacer es rearmar la vida partidaria institucional del Perú, que siempre ha sido precaria, que tuvo un momento de recuperación con el regreso de (Fernando) Belaúnde, cuando yo incluso fui ministro varios años.
Pero si seguimos sin partidos, sin organizaciones de base, vamos a estar en una situación muy débil. Y no hay que olvidar una cosa muy importante y es que Cuba, Bolivia e Irán son parte de un grupo que quiere cambiar dramáticamente las cosas en América Latina, y en este momento lo que estamos viviendo en el sur del Perú es un poco un reflejo de eso.
SEMANA: Usted toca un tema muy importante: Bolivia. A Evo Morales se le prohíbe la entrada al país por presunta injerencia en las manifestaciones. ¿Usted cree que Evo Morales tiene algo que ver con la situación que está viviendo el sur de Perú?
P.K.: No dudo de que Evo Morales está sembrando en un terreno fértil en el sur del Perú, porque ciudades como Juliaca, que es la ciudad más grande del altiplano peruano, es una ciudad que ha sido abandonada por el sector público. No hay agua potable, no hay desagüe, no hay gas, no hay calles pavimentadas, hay mucha pobreza, pero también una inmensa actividad económica en medio del abandono. En mi Gobierno traté de revertir eso, pero no tuve suficiente tiempo para lograrlo.
Creo que Evo y la gente aliada con él, incluya a Venezuela, incluya a Irán, incluya a Cuba, ven en el Perú un lugar central en Suramérica, que, si lo logran poner de su lado, cambiaría mucho el juego en toda la zona. Entonces, aquí hay factores locales, así como factores regionales, que están influenciando la situación.
SEMANA: La OEA envió un equipo a Perú. ¿Sirvió de algo? ¿Cómo ve el papel de esta organización?
P.K.: La OEA es un organismo sumamente débil porque no tiene fuerza para hacer cumplir sus decisiones. El señor Almagro indudablemente tiene un sesgo hacia la izquierda muy claro, él mandó aquí una misión cuyo objetivo era apoyar al señor Castillo, y está bien que lo haga, pero al final no era relevante y esa misión no tuvo éxito. La OEA es una buena idea, pero que actualmente no está siendo bien ejecutada. Está pasando por un momento muy muy difícil. Y hay gente que dice también que la OEA no es representativa, porque, obviamente, Cuba no es miembro de la OEA, entonces es un organismo parcial.
SEMANA: ¿Cree que se están violando los derechos humanos?
P.K.: Creo que la Policía y la fuerza armada, que no ha estado en estas manifestaciones, se han portado lo mejor que han podido. Lo que no está claro es si los más de 40 muertos que ha habido son de balas de la Policía o son otras causas, incluso balas de los propios manifestantes. Esto requiere una gran investigación porque no está claro (...). Ahora, la Policía en Perú trata de portarse de manera respetuosa, pero el asesinato de un policía ayer, quien fue incendiado en un auto, es un acto realmente indefendible.
Necesitamos apoyar a la policía que está en la primera plana, pero los manifestantes que están organizados van a lugares estratégicos, como aeropuertos o sedes judiciales y, obviamente, hay toda una organización detrás de esto. No son manifestantes espontáneos que simplemente van para protestar, hay mucho más que eso ahí.
O sea que esto realmente es un problema muy complejo. La solución al final es desarrollo, estabilidad y legalidad. Son zonas que han progresado mucho económicamente en los últimos 20 a 30 años, pero que sienten que están atrasadas, que están muy desconectadas de Lima, que centraliza demasiado las decisiones. Son una serie de elementos que se han conjugado para crear esta situación, pero no hay que subestimar el papel de fuerzas externas, que han sido muy importantes en esto.
SEMANA: ¿Y el diálogo?
P.K.: Diálogo es una linda palabra si uno sabe con quién va a hablar, porque, en realidad, más que el diálogo, yo diría que primero es tener reglas claras del juego y después debe haber programas de desarrollo que sean claros. Aquí la covid ha generado muchos estragos, más que en Colombia; por ejemplo, mucha gente se ha quedado atrasada, hay que recuperar el tiempo perdido. Eso requiere un plan masivo en salud, educación e infraestructura, que no puede esperar.
SEMANA: ¿Cómo está su situación legal, su situación judicial?
P.K.: No estoy acusado de nada, llevo cinco años impedido de salir de Lima o del país y no tengo ninguna acusación. Es una situación muy injusta y, obviamente, yo debería apelar a instancias internacionales, como, por ejemplo, la OEA, pero como no hay mucha confianza en ellas me encuentro solo, muy apoyado por mucha gente, pero solo legalmente. Económicamente, arruinado por los inmensos costos legales que se me han incurrido y la incautación de propiedades, que han sido destruidas con saña y mala voluntad, no es una situación ideal. Ahora, a pesar de mis años, soy una persona de coraje, voy a resistir y siempre voy a decir la verdad.
SEMANA: ¿Y de salud cómo está?
P.K.: He tenido unos problemas cardíacos, pero me defiendo y como ahora es verano bonito aquí, eso ayuda, el sol siempre ayuda.